Intramuros y extra muros

A finales del siglo XIX los científicos sabían que los elementos químicos no se podían transmutar. Tenían la certeza de que los elementos químicos descubiertos eran absolutamente estables. Es decir, que el aluminio siempre seria aluminio y que el mercurio siempre seria mercurio. Pero cuando se descubrió que las propiedades químicas del átomo dependen del comportamiento de su núcleo y se entendieron los cambios asociados con la radiactividad, volvió a renacer la antigua idea de la transmutación de los elementos. Rutherford creía firmemente que el núcleo de un átomo podía alterarse si era bombardeado con partículas alfa. Con esta idea, realizo algunos experimentos en los que bombardeo diversos gases con partículas alfa y encontró que algunas veces una partícula alfa se combinaba con un núcleo de nitrógeno.  La combinación resultante emitía instantáneamente un protón y se transformaba en un isotopo de oxígeno. Asi, Rutherford había hecho la primera reacción nuclear generando una transmutación.

En 1939, Otto Hahn y Fritz Strassman descubrieron que al bombardear uranio con neutrones se producían núcleos con aproximadamente la mitad de la masa de la del uranio; es decir, el núcleo del uranio se fragmentaba en dos partes. A este proceso se le llama fisión nuclear. El rompimiento del núcleo puede compararse con lo que ocurre con una gota de agua cuando se le añade un exceso de energía.

A la cantidad de masa con la cual cada evento de fisión es capaz de producir al menos una nueva fisión se le llama masa crítica. En la fisión la energía de enlace de los núcleos producidos es mayor que la del núcleo de uranio. Por tanto, el sistema puede disminuir su energía potencial mediante la fisión liberando la diferencia de energía como energía cinética y radiación electromagnética.

Los reactores de fisión nuclear no son otra cosa que calderas nucleares, es decir, al igual que las calderas convencionales lo que hacen es hervir agua para producir el vapor necesario para impulsar una turbina.

La diferencia está en el hecho de que los reactores nucleares utilizan mucho menor combustible.

Cuando dos núcleos ligeros se combinan para formar un núcleo más pesado al proceso se le llama fusión nuclear.

La reacción de fusión en el sol es un proceso en el que el hidrogeno se transforma en helio: el hidrogeno juega el papel de “combustible” y el helio es la “ceniza”.

La combustión del hidrogeno en el núcleo del sol ocurre desde hace unos 5 mil millones de años y se ha comprobado que existe suficiente hidrogeno para que se siga conservando como hasta ahora otros 5 mil millones de años.

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