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Juventud Y Grupos De Pares - Rogelio Marcial


Enviado por   •  27 de Octubre de 2012  •  2.129 Palabras (9 Páginas)  •  2.367 Visitas

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En la historia del hombre, los grupos humanos han significado la oportunidad de compartir intereses y actividades imposibles de desarrollar de manera individual. Con diversos fines y medios, los grupos se insertan en la interacción social como instancias mediadoras entre el hombre particular y su mundo inmediato, llevando a cabo funciones específicas en la relación entre el individuo y la sociedad mayor. La existencia de grupos humanos ha permeado todos los niveles de la vida de los hombres particulares. El desarrollo que presentan las sociedades modernas, cada vez con más fuerza, ha obligado a que los individuos encuentren en el grupo social este papel de mediación con la sociedad, en lo que respecta a la asimilación de las normas y los usos sociales. El grupo humano se convierte así en un espacio en el cual el particular se apropia de la sociedad, lo que contribuye en gran medida a la formación de la vida cotidiana de los sujetos sociales.

De esta manera, la formación de grupos sociales de diversa índole ha sido una característica histórica en la evolución del hombre, y las especificidades que presentan responden a la forma en que se estructura la interacción de una sociedad en particular; contribuyendo con ello a la construcción de identidades sociales… no puede ya pasarnos desapercibido que durante todo su pasado el hombre ha basado mucho de su identidad en identidades grupales mutuamente excluyentes en la forma de tribus, naciones, castas, religiones, etcétera.

Sin embargo, el inmenso abanico de la existencia de grupos humanos en la sociedad convierte esta temática en algo de suyo complejo, sobre todo cuando se intenta estudiar las dimensiones estructural, funcional y psicológica de las diversas grupalidades sociales. Esta diversificación, y la dificultad de inmiscuirse en la evolución natural de los grupos humanos, han dado por resultado el escaso conocimiento que tiene la propia sociedad sobre los grupos de pares que se organizan en su seno.

De esta forma, es posible comprender que si para la constitución de identidades sociales el grupo humano tiene una importante relevancia, en el caso de los grupos juveniles tal instancia social adquiere mayor significado; debido a que, como vimos, en este período vital la especificación identitaria tiene una primera definición primordial. Es así que la inserción de los jóvenes adolescentes en los diversos grupos de pares, la interacción con compañeros en las mismas condiciones generacionales, educativas, clasistas y/o culturales, contribuyen a que su desarrollo personal se enfoque hacia determinadas características con respecto a su persona, a la idea sobre sí y a la manera en que interpreta la realidad que le rodea.

Si se considera el estatuto de los adolescentes y el hecho de que intentan distanciarse del compromiso familiar sin estar verdaderamente comprometidos ni reconocidos socialmente, es evidente que los grupos de compañeros constituirán un medio de vida privilegiado, necesario para un desarrollo armónico y particularmente cargado desde el punto de vista afectivo.

En cualquier período de la vida del hombre la constitución de grupos humanos puede basarse en diferentes orígenes. Por un lado, los objetivos del grupo pueden ser diversos y ello marcará el grado de solidaridad que se desarrolle en su seno, así como las formas de organización, jerarquización y liderazgo internos. A su vez, por otro lado, el grupo puede ser un medio para alcanzar ciertos objetivos, aunque también puede ser en sí un fin el estar en grupo, el estar juntos. Sin embargo, es evidente que en la adolescencia el primer factor de unión en los grupos de pares son los lazos de amistad que se presentan entre los jóvenes. Debido a ello, el punto de vista psicológico ha establecido una evolución genética de las características intrínsecas en las relaciones de amistad entre los adolescentes

Al principio del período adolescente (de los 11 a los 13 años aproximadamente) los lazos de amistad se encuentran más centrados en las actividades en común que en la interacción misma. Posteriormente (entre los 14 y 16 años) la confianza recíproca en la exigencia en las relaciones de amistad, el aspecto de seguridad toma importancia. Finalmente (de los 17 años en adelante) las relaciones amistosas se tornan menos pasionales, se busca un énfasis en la diferencia personal y la posibilidad de la interacción interpersonal; la diferencia es valorada y enriquece la constitución identitaria del adolescente.

Por encima de este factor evolutivo de la amistad en los grupos juveniles; las variables de semejanza y complementariedad juegan un papel importante en las características grupales y en la construcción de una identidad grupal. En este sentido, un importante estudio que ha revisado diversas investigaciones sobre grupos de pares en la adolescencia. Señala la gran semejanza entre los amigos durante la adolescencia, referido a aspectos como la actitud hacia la escuela, los gustos culturales (música, modo de vestir, diversiones), la misma tendencia, en su caso, a consumir alcohol o drogas, las expectativas e ilusiones, etcétera. Tal semejanza puede resultar de una influencia mutua o puede ser que el vínculo amistoso se base en la elección de compañeros precisamente por esa similitud; y las diferencias que necesariamente subsisten a pesar de esa semejanza, pueden ser el resultado de una decisión deliberada de complementariedad. Lo que se encuentra en el centro de los vínculos grupales y la constitución de identidad entre los jóvenes, ha sido llamado por Erikson “la necesidad de cierta difusión del yo adolescente”, refiriéndose con ello a:

Las experiencias en que son expandidos algunos límites del sí mismo para incluir una identidad más amplia, con ganancias compensatorias en el tono emocional, en la certidumbre cognoscitiva y en la convicción ideológica, presentándose todo esto dentro de estados de amor, de unión sexual y de amistad, de discipulado y de seguimiento y de inspiración creadora. Tales estados pueden, por supuesto, presentarse dentro de afiliaciones culturalmente sancionadas o en grupos autoafirmantes que ocupan un lugar en el borde de la sociedad.

Es precisamente por lo anterior, por lo que dentro de toda sociedad los adolescentes buscan formar parte de grupos en los que encuentran a otros jóvenes con los que puedan compartir expectativas, vivencias y gustos; y en muchos casos estos grupos juveniles se convierten en verdaderas instancias de autodefensa y rebeldía ante las normas y valores impulsados por el mundo adulto.

Pocas veces el joven se identifica con sus padres; por lo contrario, se rebela contra el dominio, el sistema de valores y la intrusión de éstos en su vida privada, ya que necesita separar su identidad de la de

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