LA DEMOCRACIA CONSUMISTA ESTADOUNIDENSE Y EL MANDARINATO MODERNO CHINO - NICOLÁS BERGGRUEN
Enviado por alanpalaciosln • 13 de Febrero de 2018 • Ensayo • 482 Palabras (2 Páginas) • 549 Visitas
LA DEMOCRACIA CONSUMISTA ESTADOUNIDENSE Y EL MANDARINATO MODERNO CHINO - NICOLÁS BERGGRUEN
Nicolás Berggruen dentro de su obra titulada “Gobernanza Inteligente para el Siglo XXI” abarca un capitulo que se llama “La democracia consumista estadounidense y el mandarinato moderno chino” en el cual afirman que ha llegado el momento de examinar a la democracia por dos razones: la primera, el éxito continuado de formas de modernidad no occidental, por ejemplo Singapur o China; y por otro lado por qué Occidente ha cambiado.
Para el autor, los sistemas democráticos están diseñados para dar a la mayoría lo que quiere, cuando lo quiere. Sin embargo, los estadounidenses quieren libertad y felicidad, es decir, desean consumir; las elecciones del consumidor son a corto plazo y egoístas, eclipsan cualquier perspectiva de largo plazo y del bien común. La política se ha puesto al servicio de este pensamiento de la “gratitud inmediata”. A todo esto hay que sumar el poder y los intereses de corto plazo de los grupos de presión.
En una democracia consumista, la capacidad política para postergar disciplinadamente la gratificación inmediata y pensar y planificar a largo plazo escasea, al igual que la continuidad de la gobernanza que va asociada a todo ello.
El problema es la democracia: el referéndum, las iniciativas ciudadanas y la revocación de mandato. Las élites desean pasar factura a la sociedad; y ésta reacciona en consecuencia. Es decir, que la democracia no le ayuda a las élites, que se han enriquecido en los últimos años, a implantar medidas que atenten contra el bienestar de los sectores medios y pobres.
La tesis de la obra, es el contraste de la democracia americana con la situación de China, en donde el gobierno está invirtiendo intensamente en su futuro. Si bien el autor reconoce que el modelo chino tiene problemas graves, la gobernanza ha permitido que el país avance. Por ello, plantean: La cuestión de si las democracias occidentales, consumistas, fragmentadas y endeudadas, maniatadas por sus costumbres culturales y su horizonte político cortoplacista, se están volviendo ingobernables en el mismo momento en que el liderazgo autoritario unificado y previsor chino, pese a los enormes desafíos a los que se enfrenta, está llevando a su país de forma audaz y decidida hacia el futuro.
En un intento de mantener un cierto equilibrio, reconocen que el sistema político chino requiere una prensa más libre, así como de la institucionalización del imperio de la ley y una mayor responsabilidad de los cargos públicos ante sus electores. Sin embargo, inmediatamente concluyen afirmando que China “es una sociedad bastante menos cerrada de lo que cree la mayor parte de los occidentales”. Y agregan que el “mandarinato moderno” chino es meritocrático y está orientado hacia el progreso común del país en su conjunto. Sólo le falta orientar sus políticas
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