LA EDUCACIÓN ENCIERRA UN TESORO.
Enviado por Daniela Antigual Leguia • 23 de Agosto de 2016 • Reseña • 5.219 Palabras (21 Páginas) • 429 Visitas
LA EDUCACIÓN ENCIERRA UN TESORO
Informe a la UNESCO de la Comisión Internacional sobre la educación para el siglo XXI, presidida por Jacques Delors, 1996, Organización de las Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y la Cultura, Francia
La educación o la utopía necesaria : Jacques Delors
El marco prospectivo
La educación debe verse como un instrumento indispensable para progresar hacia la paz, libertad y justicia social cuya función esencial es el desarrollo continuo de la persona y las sociedades en forma más genuina y más armoniosa.
Se hace necesario considerar las políticas educativas como un proceso permanente de enriquecimiento de los conocimientos, de la capacidad técnica, pero también como estructuración privilegiada de la persona y de las relaciones entre individuos, entre grupos y entre naciones en un marco prospectivo dominado por la mundialización.
Tres grandes desafíos a los que deben responder las políticas educativas
- Conciencia que una de las tareas pendientes es la reflexión sobre las finalidades, las vías y los medios de desarrollo duradero y sobre las nuevas formas de cooperación internacional
- Tensiones latentes entre naciones, grupos étnicos que exigen a los dirigentes medir estos riesgos y organizarse para prevenirlos en un contexto marcado por la interdependencia.
- ¿Cómo aprender a vivir juntos en la “aldea planetaria” si no podemos vivir en las comunidades, en la nación, la región, la ciudad, el pueblo, la vecindad? El interrogante central de la democracia es si queremos vivir y si podemos participar en la vida de la comunidad. Ello depende del sentido de responsabilidad de cada uno
Las tensiones que han de superarse
- Entre lo local y lo mundial: Convertirse en ciudadano del mundo sin perder sus raíces y con activa participación en la vida de la nación
- Entre lo universal y lo singular: mundialización de la cultura que debe congeniarse con el carácter único de la persona, su vocación por escoger su destino y desarrollar su potencial
- Entre tradición y modernidad: adaptarse sin negarse a sí mismo
- Entre el largo plazo y el corto plazo: predominio de lo efímero y de la instantaneidad y el concentrarse en los problemas inmediatos, mientras que muchos de los problemas necesitan una estrategia paciente, concertada y negociada de reforma (políticas educativas)
- Entre la indispensable competencia y la preocupación por la igualdad de oportunidades cuya respuesta parece ser la educación durante toda la vida, para conciliar la competencia que estimula, la cooperación que fortalece y la solidaridad que une
- Entre el extraordinario desarrollo de los conocimientos y las capacidades de asimilación del ser humano, lo que exige un proceso de selección de los saberes culturales a condición de preservar los elementos esencias de una educación que enseñe a vivir mejor mediante el conocimiento, la experimentación y la formación de una cultura personal
- Entre lo espiritual y lo material, buscando que se resuelva en la elevación del pensamiento y el espíritu hacia lo universal y la superación de sí mismo.
Pensar y edificar nuestro sentido común
La educación debe afrontar la sensación de vértigo del hombre frente al dilema de la mundialización y su misión es la de permitir que todos sin excepción hagan fructificar sus talentos y capacidades responsabilizándose por si mismos de la realización de su propio proyecto personal
Es necesario revalorizar los aspectos éticos y culturales de la educación, comprendiendo al otro en su particularidad y comprender el mundo en su curso caótico hacia una cierta unidad. Pero debemos partir por comprendernos a nosotros mismos a través del conocimiento, la meditación y el ejercicio de la autocrítica. También es indispensable una iniciación temprana en el conocimiento de la ciencia, sus formas de aplicación y al difícil esfuerzo por dominar el progreso dentro del respeto de la persona humana y su integridad con permanente preocupación ética.
Se requiere de sistemas educativos más flexibles que permitan diversidad de estudios, pasarelas entre diversos campos de enseñanza o entre una experiencia profesional y un regreso a la formación. De esta forma puede superarse la preocupante inadecuación entre la oferta y la demanda de trabajo.
Es necesario imponer el concepto de educación durante toda la vida con sus ventajas de flexibilidad, diversidad y accesibilidad en el tiempo y el espacio, no sólo por las exigencias de los cambios en el campo profesional sino orientado también a la estructuración continua de la persona humana, de su conocimiento y sus aptitudes, como así también de su juicio y acción.
Es necesario dirigirse hacia “una sociedad educativa” lo cual requiere una educación básica de calidad que inculque el gusto y el placer por aprender, la capacidad de aprender a aprender, la curiosidad del intelecto.
Para ello nada puede reemplazar al sistema formal de educación en que cada uno se inicia en las materias del conocimiento en sus diversas formas. Nada puede sustituir a la relación de autoridad, pero también de diálogo, entre el maestro y el alumno.
Implantar la educación durante toda la vida en el seno de la sociedad
La educación durante toda la vida como llave de acceso al siglo XX, es necesario que todos aprendamos a aprender pero al mismo tiempo nos exige comprender mejor al otro, comprender mejor el mundo. Aprender a vivir juntos conociendo mejor a los demás, su historia, sus tradiciones y su espiritualidad, para crear un espíritu nuevo que impulse la realización de proyectos comunes o la solución inteligente y pacífica de inevitables conflictos.
El énfasis en el aprender a vivir juntos no implica desconocer los otros pilares de la educación :
Aprender a conocer que permita compaginar una cultura general suficientemente amplia con la posibilidad de estudiar a fondo un número reducido de materias
Aprender a hacer adquiriendo competencias que permitan hacer frente a numerosas situaciones facilitando el trabajo en equipo
Aprender a ser, ya que el siglo XXI exigirá mayor autonomía y capacidad de juicio junto con el fortalecimiento de la responsabilidad personal en la realización del destino colectivo, sin dejar de explorar ninguno de los talentos encerrados en cada persona.
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