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LA SALUD MENTAL EN EL NEOLIBERALISMO


Enviado por   •  24 de Marzo de 2012  •  1.911 Palabras (8 Páginas)  •  1.921 Visitas

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LA SALUD MENTAL EN EL NEOLIBERALISMO1

MARTHA CECILIA JESUS VENTURA2

RESUMEN

La palabra neoliberalismo pareciera, que está asociada a experiencias estructurales, es decir, a fenómenos más generales, como la política, la economía o la historia, que directamente a la vida individual del ser humano. En ese sentido sus posibles consecuencias sobre el género estarían en función de condicionar “de forma indirecta” a las y los sujetos por medio de la profundización de la pobreza como dirían sus contrarios, o de mayor bienestar económico como establecerían quienes le promueven.

Sin embargo, debe el estudio en profundidad de la naturaleza y comportamiento en el ámbito social e individual de los sujetos, viene a ser el tema central del capítulo dos del libro de Enrique Guinsberg.

Pero en si el objetivo de los temas que se encuentran en el libro de Enrique Ginberg, es precisamente cubrir aquel espacio para intentar darle la magnitud que le corresponde a un problema que es de todos, buscando ofrecer una visión amplia y general de las incidencias del citado modelo sobre la subjetividad, entendiendo a ésta como producto de múltiples factores, lo que significa la fundamental inclusión de los parámetros de la cultura de nuestro tiempo.

Palabras clave: salud mental, neoliberalismo, subjetividad.

El primer capítulo del libro de Enrique Guinsberg, “salud mental y malestar en la cultura” hace referencia, de cómo la sociedad tiene conceptos equivocados acerca de salud mental, incluso le dan significados, que en un tiempo determinado o por otras circunstancias, suelen confundirlos a ellos mismos, y de igual manera llegan a considerar aquellas conductas, que en algún momento ellos dieron a esta el nombre de locura, como algo normal dentro del ámbito.

Él decía que si estuviera unos años más atrás, él podría comprender que la gente no considere que la sociedad, las familias mismas no tienen influencia sobre ella, pero da el no, puesto que ya en nuestros tiempos se debe saber que la salud mental esta precisamente en manos de nosotros mismos. Pero en si él no le da tanta importancia en cómo la gente le llame o defina la salud mental. Justamente su objetivo está en marcar aquella dificultad que la sociedad tiene para llamarla “SALUD MENTAL”, “CONFLICTO PSIQUICO”, y la relación que tienen estos términos al ser mencionados y así como dijo Freud, un malestar en la cultura. Enrique mencionaba que es importante darnos cuenta que la salud es producto de las características específicas de la cultura. Y que es preciso que la sociedad sepa que “normalidad”, no es estar mal a nivel mente.

En esta parte del capítulo se habla del rol que el enfermo mental lleva dentro de una sociedad, donde los síntomas se consideran violaciones a algunas normas sociales. Pero también muchas veces depende del tipo de normas que se apliquen en la sociedad.

Por ejemplo hay normas donde el enfermo mental es considerado como un maleducado, pecador ignorante, etc. Sin embargo existen muchísimas normas más donde la aprobación es tan completa, que los miembros del grupo suelen darlas por sentadas.

El segundo capítulo “la salud mental en el neoliberalismo”, es el centro del libro y por tanto su parte más amplia: los efectos del mismo en la "salud mental" y en la psico(pato)logía específica de nuestra época, los cambios que se están produciendo en relación a las anteriores, las llamadas "patologías de fin de milenio", las "salidas" que se buscan para enfrentar y atenuar la situación, etcétera.

¿Se puede hablar de un cambio en la psicopatología del sujeto neoliberal y posmoderno, que sea al menos algo diferente a la del periodo capitalista anterior tan cercano en el tiempo? Incuestionablemente sí, porque se trata de un modelo que no ha cambiado en lo central, pero que ha tomado formas marcadamente diferentes y radicales como para significar una modificación lo suficientemente importante que no se reduce a lo económico, sino también pretende abarcar todos los aspectos sociales y políticos; al punto que sus principales epígonos han llegado a considerar que con tal modelo se ha llegado al “fin de la historia”. Ni más ni menos. Las diferencias con el período anterior del llamado Estado Benefactor o de Bienestar y el actual son suficientemente grandes para merecer el siguiente comentario: “La batalla entre los keynesianos y los y los neoliberales no fue simplemente una confrontación técnica entre economistas profesionales, ni una búsqueda de neoliberales no fue simplemente una confrontación técnica entre economistas profesionales, ni una búsqueda de maneras de abordar nuevos y preocupantes problemas económicos. Se trataba de una guerra entre ideologías incompatibles. Ambos bandos esgrimían argumentos económicos: los keynesianos afirmaban que los salarios altos, el pleno empleo y el estado de bienestar creaban la demanda del consumidor que alentaba la expansión, y que bombear más demanda en la economía era la mejor manera de afrontar las depresiones económicas.

Los neoliberales aducían que la economía y la política de la edad de oro dificultaban el control de la inflación y el recorte de los costes, que habían de hacer posible el aumento de los beneficios, que era el auténtico motor del crecimiento en una economía capitalista.

Puede verse que ambos modelos capitalistas son muy diferentes, y en el neoliberal se han sacralizado una importante cantidad de aspectos: si bien ambos son economías de mercado, en el último el Estado se retira casi completamente de éste que queda en manos de la iniciativa privada (incluso en áreas estratégicas antes impensable para cualquier política estatal), se reducen al máximo las tareas de beneficencia y de bienestar a cargo de servicios sociales que también se privatizan en alto grado, se toma como centro económico el monetarismo y la lucha contra la inflación, todo lo que, de manera inevitable,

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