La Cartas a quien pretende enseñar.

En el escrito “Cartas a quien pretende enseñar”, Paulo Freire, se propone a través de su experiencia como profesor y su trabajo en el campo de la pedagogía, mostrarnos a que se enfrenta una persona al elegir la docencia, reflejando la realidad en la que nos encontramos inmerso en el ámbito educativo y el trabajo que le compete al docente para superarse y obtener resultados positivos en el aula para con sus alumnos los cuales son el futuro del país.

Nos desafía de alguna manera a poner en práctica sus consejos en nuestra labor docente.

A lo largo de su libro, las cartas han despertado en nosotros una duda ¿todo estos interrogantes y responsabilidades rondan al docente? y nos ha hecho reflexionar acerca de nuestra decisión y del trabajo que vamos a realizar día a día en las aulas, además de la manera en la que impactaremos socialmente.

A la hora de elegir la carrera docente debemos hacerlo con conciencia, ya que no es una carrera que pueda elegirse si uno no tiene el amor y la dedicación por la enseñanza. Según (Pablo Pinneau, 2001) “educar es desarrollar la perfección inherente a la naturaleza humana”; tampoco porque venga de tradición familiar y sea algo que debe seguirse, ni tampoco hacerlo porque no tengo otra opción, esto requiere responsabilidad ya que vamos a estar expuestos a diferentes expectativas por parte de la carrera y la sociedad. Lamentablemente, no todas las personas tienen esto en cuenta a la hora de elegir, y por eso existen docentes frustrados y con sentimiento de fracaso.

También un docente más allá de la formación académica requiere humildad como primera virtud ya que debe entender que nadie lo sabe todo y que ninguna persona es conocedora de la verdad absoluta, paciencia a la hora de enseñar, y valor y seguridad para realizarlo; entender esto lo llevará a estar abierto al aprendizaje en cada una de las acciones que realice.

Por otro lado, esto es algo que no se aprende en una formación académica, sino que es algo que viene innato como parte de la vocación, ser maestro es algo que se trae consigo, y no algo que aprenda a amarse porque sí.

Cabe destacar que para la formación docente se requiere enriquecer también nuestro conocimiento con una lectura constante que nos ayude a conocer nuestra historia y la de quienes fomentaron la educación, para llevarnos así en un futuro a animar a los niños y adolescentes a que adopten este hábito, pero desde una postura crítica donde leer no se convierta en una tarea solamente de repetir palabras para alcanzar una calificación correcta o leer por encima para hablar del tema, sino que puedan conectarse con el texto de modo que entiendan lo que el autor propone y su idea principal, realizarle preguntas y hacerlo parte de si solo por el hecho de mejorar el aprendizaje.

La educación hoy en día debe apuntar a la adquisición del conocimiento y no a la clonación para un modelo social. (Narodowski, 1994) “Los niños son cuerpos débiles, ingenuos, manipulables, en formación”, es por eso que el rol de la transmisión del maestro es fundamental para desarrollar su formación de una manera productiva.

La transmisión según la definición de (Hassoun, 1996) “es la necesidad de transmitir íntegramente a nuestros descendientes aquello que hemos recibido”, en el caso del docente aquello que le han transmitido en su formación y de acuerdo a su propia experiencia de vida.

Muchas veces, aunque estemos dispuestos a leer, aprender, y transmitir ese conocimiento, el miedo por lo desconocido puede detenernos, y hacernos creer que no avanzaremos en nuestra labor ni llegaremos a ningún lado.

El concepto del miedo siempre estará presente, es normal sentirlo ya que somos seres humanos y estamos condicionado por el ojo social, pero la vida constantemente nos fuerza a seguir adelante y arriesgarnos. Debemos analizar el tamaño de las barreras e intentar todas las veces que sean necesarias para superarlas si eso es lo que realmente queremos hacer.

En lo referido a miedos, Freire expresa algo que a todos nos atormenta, el primer día en el aula, donde los docentes nos encontramos con problemas a nivel personal y que es normal que al ser inexpertos la inseguridad y la timidez nos haga pensar que no nos vamos a manejar bien o de la manera correcta, pero hay que afrontar el miedo para no paralizarnos, y posicionarnos firmemente aunque no desde una postura de autoritarismo para así llegar a manejarlos, comprenderlos y corregirlos para permitirles soñar, crecer y equivocarse pero que aprendan de ello.

(Caruso Marcelo, 2003) “El docente debe “habitar el aula, armar ese espacio según gustos, opciones, márgenes de maniobra; considerar alternativas, elegir algunas y rechazar otras. Habitar un espacio es, entonces, una posición activa”.

Ya en lugar de docente comprometidos debemos

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