La Casa En Llamas

“La Casa en Llamas” (Carl Sagan)

En ésta lectura se escribe acerca de cómo no tenemos la cultura de la ciencia. Desde pequeños somos curiosos y nos preguntamos la explicación a muchas cosas pero la influencia de profesores, los mismos padres, actitudes de los alumnos y todo el entorno en general hace que vayamos perdiendo ese interés sobre lo que es comprobable, hace la reflexión sobre que si todas las personas nos uniéramos para crear lugares o estrategias para aumentar nuestros conocimientos y creer sólo en cosas demostrables.

En su mayoría las personas, niños, jóvenes, adultos y ancianos intuimos y aceptamos que la ciencia es importante para la vida, nos jactamos de decir que sin ella no existiría nada de lo que hoy sabemos, conocemos y “entendemos” pero, ¿En realidad le damos el valor que merece?

En general, los estudiantes no creen que exista un problema serio; y, si existe, no puede hacerse gran cosa al respecto, de manera muy concreta describe la importancia que en realidad se le da a la ciencia, planteando un problema en cuanto a un relato y recibiendo respuestas de la sociedad, en especial de jóvenes, con éstas llego a la anterior conclusión.

Me parece preciso señalar que si realmente se quiere revalorizar la Ciencia como elemental en nuestras vidas, es necesario que como maestros tomemos el timón y guiemos a nuestros alumnos al interés por el descubrimiento, la investigación y el registro, puesto que para que haya interés debe haber un gusto permanente por algo, de ahí que para que esto suceda es necesario mostrarles a los pequeños la cara sonriente de la ciencia.

Si bien los elementos contextuales del niño tienen un papel muy importante en su interés y educación la responsabilidad recae sobre muchos: padres, el público votante, los comités escolares locales, los medios de comunicación, los profesores, los administradores, los gobiernos federal, estatal y local y, desde luego, los propios estudiantes. Los padres, tienen la OBLIGACIÓN, de crear en casa un ambiente apropiado para que sus hijos tengan la oportunidad de decidir si realmente les gusta o no lo que la vida y el conocimiento nos aporta, incluyendo la ciencia, pues me parece meramente ilógico que un niño que jamás ha tenido contacto con una lupa, un telescopio o un termómetro se interese por algunas de las ramas de ésta, o de plano en la ciencia en general.

Ahora bien, aquél niño que creció con mama “doctora” y papa “químico” tiene por ende la rutina diaria del ambiente “ciencia” por lo cual nos resultaría lógico pensar que le guste ésta, sin embargo tampoco es un ambiente propicio contemplando que los padres no proporcionen al niño el alcance a otros gustos dado este caso, por ejemplo deportes, letras, ortografía, gramática, etc.

Para lograr que el niño se interese realmente en la ciencia, como lo dije anterior mente es necesario guiarlo

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