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La Historia Comienza Con Juana Como Una Niña Pequeña (interpretada Por Jane Valentine), Confesando Sus Pecados En Una Iglesia (por Segunda O Tercera Vez En El Mismo día). El Sacerdote Está Asombrado Con Que Juana Sea Tan Profundamente Religiosa Y Le P


Enviado por   •  13 de Febrero de 2013  •  1.809 Palabras (8 Páginas)  •  729 Visitas

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La historia comienza con Juana como una niña pequeña (interpretada por Jane Valentine), confesando sus pecados en una iglesia (por segunda o tercera vez en el mismo día). El sacerdote está asombrado con que Juana sea tan profundamente religiosa y le pregunta si todo va bien por casa, con su familia y con sus amigos. Nada parece ir mal en su vida, y el sacerdote comprende que es una chica muy religiosa. Ella sale saltando de la iglesia, agradecida de haber sido perdonada por Dios y Jesús, pero volviendo a casa se extravía, se encuentra una espada y tiene una visión violenta y sobrenatural. Toma la espada y regresa a su pueblo, ahí es cuando ve que el ejército invasor inglés ha comenzado a quemarlo todo. Juana, mientras se mantenía escondida en su casa, observa cómo su hermana mayor es violada y asesinada. Después de sobrevivir al ataque, Juana se va a vivir con unos familiares lejanos. Ella le confiesa al cura que quiere olvidar a sus enemigos (como enseña la Biblia) pero que no puede hacerlo.

En Chinon (donde se ve a un niño pequeño luchando con un guarda de palacio), los Delfín, que están a punto de coronar a Carlos VII como rey de Francia, reciben un mensaje de Juana, en el que pide un ejército para liderar, frente a los ingleses. Carlos VII piensa que debería verse con ella, pero sus consejeros le advierten de que podría ser una asesina. La madrastra del rey, Yolanda de Aragón, le dice que debería ir a ver a Juana, ya que la gente piensa que ella puede salvar a Francia de los ingleses.

Juana llega a Chinon, y Carlos VII vuelve a ser advertido de la posibilidad de que Juana sólo quiera matarle. Carlos VII idea un plan, tomando a un servidor como doble suyo, de tal manera que si alguien intenta matarlo, acabaría con la vida del hombre equivocado y si ella viene mandada realmente por Dios ella debería saber quién sería el verdadero futuro rey. Juana se sitúa delante del trono, pero le dice al hombre que está sentado ahí, Jean d'Aulon, que es un buen hombre, pero que él no es Carlos VII. Entonces la persona que había anunciado a Jean d'Aulon falsamente como Carlos VII, le dice que el verdadero Delfín está entre la multitud y le pide que lo identifique.

Caminando a través de la habitación llena de gente, ella milagrosamente encuentra a Carlos VII en la esquina y comienza a mirarlo fíjamente, al mismo tiempo que él comienza a respirar fuertemente. Los tres caballeros guardias de Carlos VII (el Duque de Alençon, Gilles de Rais y La Hire) evitan que Juana se acerque más al Delfín poniendo sus dagas en su cuello. Carlos le dice a los caballeros que bajen la guardia, y Juana le dice: "Tengo un mensaje del Rey de los Cielos para ti, y sólo para ti". En una habitación privada, Juana le habla de sus visiones, y de que debe liderar al ejército francés a la victoria contra los ingleses, y sólo entonces él llegará a ser el Rey de Francia. Carlos le dice a Juana que descanse y encarga a Aulon ser su asistente.

La corte real se mantiene todavía reticente a la idea de darle a Juana un ejército, y quieren probar que ella ha sido mandada por Dios. Deciden examinar si ella es o no una virgen y ella afirma que sí lo es. Ellos llegan a la conclusión de que no posee ningún signo de corrupción y que está intacta. La evaluación continúa, y ellos le preguntan si su conocimiento sobre la guerra es lo suficientemente bueno como para comandar a un ejército, además le preguntan si puede probar que realmente viene mandada por Dios, pero ella alega que no viene para soportar bromas, y que el hecho de haber cruzado a través de las líneas enemigas en Chinon, evitando la muerte, debería ser prueba suficiente.

Juana, con una armadura y con un estandarte largo y blanco, lidera al ejército francés a Orléans que estaba bajo el mando militar de Juan de Dunois, el bastardo de Orleans, que estaba siendo cercado por los ingleses. Juana llega junto con su asistente Aulon y con los caballeros del Duque de Alençon, Gilles de Rais y La Hire. Cuando es preguntado por Dunois, sobre cómo vencer a los ingleses, ella sugiere atacar el Boulevard des Tourelles. Dunois y los caballeros dicen que el plan es temerario y sin sentido, y Dunois dice que no están acostumbrados a recibir órdenes de una chica. Juana furiosa le da una bofetada a La Hire, que se estaba riendo, y, con la ayuda de Aulon, corta su pelo para dejarlo como el de un hombre. Ella manda una carta al ejército inglés, en la que les pide educadamente su rendición. El capitán de los ingleses le responde gritando: "¡Que se jodan!".

La batalla en St. Loup comienza la siguiente mañana sin Juana, probablemente bajo las órdenes de Dunois, que se mostraba escéptico sobre Juana. Cuando ella llega al campo de batalla, los soldados franceses se están retirando. Furiosa por la desobediencia de sus soldados, ella acaba con la retirada y lidera a su ejército hacia otra carga. Su caballo salta dentro del fuerte y ella baja el puente levadizo, permitiendo a su ejército entrar y hacerse con él. Después, los franceses recuperan un lanzapiedras que los caballeros de Xaintrailles, claman como suyo. Con el fuerte tomado, su siguiente objetivo es derrotar al comandante Sir William Glasdale, una empresa mucho más difícil

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