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La Isla De Los 5 Faros


Enviado por   •  14 de Octubre de 2013  •  418 Palabras (2 Páginas)  •  488 Visitas

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En un magnífico libro de Ferrán Ramón-Cortés titulado “La isla de los 5 faros” (ediciones RBA integral), cuya lectura aconsejo, el autor, a través de un recorrido por los cinco faros más importantes de la isla de Menorca, nos da las cinco claves de la comunicación.

Un único y gran mensaje

Nos comunicamos para transmitir una idea, que nosotros debemos ser los primeros en tener clara. Tenemos que poder escribirlo en una sola frase. El resto de argumentaciones de la exposición deben de estar al servicio de esta idea principal. Pero además, debe ser una idea valiosa, grande, original, porque la gente que nos escucha dedica su tiempo a cambio de sacar algo que merezca la pena. Nuestro mensaje no sólo debe ser uno, también tiene que ser nuevo e interesante.

Contar de forma memorable

Para que recuerden nuestro mensaje, entre los muchos que recibimos a diario, tenemos que hacerlo especialmente interesante. Y esto se puede conseguir a través de las historias, pues estas se fijan en la mente, al contrario que ocurre con la mera información. Debemos construir una historia para transmitirlo, pensar en metáforas, en comparaciones, en una manera de contarla sugestiva y sorprendente.

Con un lenguaje que conecte

El lenguaje dependerá de aquellos a los que va dirigido. El lenguaje que utilicemos hablará también de nosotros, si somos fríos, pedantes, o todo lo contrario, cálidos y humanos. Escoger el lenguaje según nuestros interlocutores significa que hemos pensado en ellos. No solo deberemos cuidar el vocabulario, también los ejemplos, el ritmo, el tono, la duración….el conjunto de nuestra exposición.

El mensaje que vale es el que capta la gente

Una vez que hemos construido el mensaje, único, contado de forma interesante y con un lenguaje que conecte, debemos trabajar su escenificación, pues la gente nunca entiende exactamente lo que queremos decirle. Lo que cuenta es lo que ellos entienden, no lo que tengamos intención de decir, pues entre ambas cosas están nuestros sentimientos, que según los manifestemos podrán contribuir a dar un mensaje totalmente diferente al que deseamos. Pero como nosotros no podremos oír el tono de nuestra voz, deberemos observar en todo momento a los interlocutores y leer sus reacciones.

Invitar en vez de intentar convencer

Cuando se intenta convencer, no se convence. Solo si nosotros estamos convencidos de lo que decimos y somos capaces de transmitirlo, podrá la gente compartir nuestro mensaje. Nuestro objetivo debe ser contagiar entusiasmo. Y para ello deberemos evitar afirmaciones categóricas, tonos imperativos, opiniones taxativas. Debemos comunicarnos con respeto mutuo, con aceptación de las discrepancias.

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