La Lieratura Precolombina
Enviado por sofiariel26 • 30 de Marzo de 2015 • 1.891 Palabras (8 Páginas) • 178 Visitas
1.1 LA VISION COSMOGONICA
La visión cosmogónica desde sus primeros momentos, le ha dado un papel relevante a la Naturaleza y a su esencia.
El hombre parece comprender que en el trasfondo de su materialidad reposa un sentido espiritual superior, intangible, sublime, sin el cual su existencia pierde sentido.
La búsqueda de esta energía universal y de la comprensión de la misma, le ha permitido valorar la fortaleza de otras especies y creer en la posibilidad de adquirirlas. Es así como muchas culturas en especial La chamánica,, les han dado un especial valor a los espíritus protectores y poderosos representados por animales. En torno a ellos se erigen totéms, se consumen los brebajes de hierbas que alteran la conciencia para sincronizarse con los espíritus, se utilizan sus pieles y segmentos de sus cuerpos, se les otorga ofrendas y otra serie de ritos a fin de fusionarse con ellos en búsqueda de la sabíduria, la protección y el poder de los mismos.
Cada especie, representa , como arquetipos, un poder, un conocimiento, una habilidad, y unas características especiales, cada animal es símbolo y de poderosas fuerzas y protección, por eso le ofrece a quien se fusiona con su espíritu y se comunica con él, es un escudo de protección, un nuevo nivel de sabiduría y un grado de poder espiritual especial.
Ejemplo: el cabello, representa fortaleza, el búho sabiduría.
Organización social
La vida del prehispánico en los grandes centros urbanos debía ser tan compleja como lo es para los habitantes en las modernas ciudades de la actualidad. Lo que se sabe de los mayas nos hace pensar así. En el artículo "Los mayas" de Howard LaFay se puede leer que:
"Desapareció la imagen del hombre maya como primitivo agricultor pacífico practicando ritos religiosos esotéricos en la quietud de la selva. El resultado es un pueblo guerrero lleno de vida, en número insospechado anteriormente, que usó técnicas agrícolas muy avanzadas. Y al igual que los vikingos, a medio mundo de distancia, comerciaban e invadían con brío".
Howard LaFay
Estela maya en Campeche, bajorrelieve de personaje ataviado, Museo de la Soledad.
La sociedad maya estaba organizada sobre la base de una marcada estratificación social, a la cabeza de la cual se encontraba la nobleza, los almenehoob (‘los que tienen padres y madres’). Este grupo privilegiado monopolizaba el poder y la autoridad al ostentar los puestos políticos y religiosos. El gobernante supremo de la provincia era, como ya vimos, el halach uinik (o halach wíinik) en quien residía el poder absoluto sobre los asuntos terrenales y espirituales. Se le llamaba también ahau; sus emblemas eran el escudo redondo y el cetro con figura antropomorfa y cabeza de serpiente. El cargo de halach uinik era hereditario dentro de una sola familia, y pasaba del padre al hijo mayor.
El halach uinik era, al mismo tiempo, el batab o jefe local de la ciudad en la que vivía, y tenía bajo su mando al resto de los bataboob o jefes locales de las poblaciones que conformaban la provincia. Como jefe supremo, recibía tributo, convocaba a los guerreros y formulaba la política.
En la guerra cada batab comandaba a sus soldados, pero existía un comandante militar supremo llamado nacom, que desempeñaba el cargo durante tres años y respondía directamente ante el halach uinik.
Después de los bataboob estaban los ah cuch caboob, quienes administraban los barrios en los que se encontraba dividida la ciudad. Un cargo similar era el de los ah kuleloob, delegados que acompañaban al batab, sirviéndole de ayudantes, portavoces y mensajeros. Encontramos también a los funcionarios encargados de las cuestiones sociales y ceremoniales, llamados popolna y ah holpop. Finalmente, la categoría más baja de funcionarios era la de los tupiles, que hacían las veces de alguaciles o policías, manteniendo el orden y vigilando el cumplimiento de la ley.
El grupo de los sacerdotes, llamados genéricamente ahkincob (singular: ahkin), tenía la misma categoría que los jefes o bataboob. El sacerdocio también era hereditario y privativo de unas cuantas familias de la nobleza. El supremo sacerdote recibía el nombre de ahuacán, que significa ‘señor serpiente’. Sus actividades se relacionaban con el ritual, los sacrificios, la adivinación, la astronomía, los cálculos cronológicos, la escritura jeroglífica, la educación religiosa y la administración de los templos.
Debajo del ahuacán estaban los sacerdotes llamados chilames o adivinos, destinados a interpretar los designios que los dioses enviaban a los hombres a través de los oráculos. El encargado de llevar a cabo los sacrificios rituales y abrir el pecho de la víctima para sacarle el corazón era el nacom, que no debe confundirse con el jefe militar a quien también se le llamaba así. Le ayudaban cuatro asistentes llamados chacoob, quienes, además de sostener a la víctima, tenían otras funciones, como la de encender el fuego nuevo en el mes de pop, ayunar y untar de sangre a los ídolos que recién se habían esculpido en el mes de mol.
No hay duda sobre el lugar que ocupaban los mercaderes profesionales (polom) en la escala social. Eran miembros de la nobleza, no sólo por descender de los navegantes putunes conquistadores de esa tierra, sino por tener en sus manos esa importante actividad económica. Así, el cronista Antonio de Herrera y Tordecillas en su Historia general de los hechos de los castellanos en las islas y tierra firme del mar océano señala:
"En esta tierra de Acalán, usaban hacer señor al más caudaloso mercader, y así lo era Apoxpalón, que tenía gran trato de algodón, cacao, esclavos, sal, oro, aunque poco y mezclado con cobre, y otras cosas; y de caracoles colorados, para atavíos de las personas, resinas y sahumerio para los templos y tea para alumbrarse, colores y tintas para pintarse en las guerras y fiestas y para teñirse para defensa del calor y del frío y de otras mercaderías que habían menester..."
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