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La Mascara De La Muerte Roja


Enviado por   •  12 de Noviembre de 2014  •  1.329 Palabras (6 Páginas)  •  448 Visitas

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Guión Dramático “ La Máscara de la Muerte Roja “.

(Escena: Se ve un espacio adornado entero con terciopelos y telas negras. Una sobrenatural luz sanguinolenta hace que el aire que se respire ahí parezca siniestro. Atrás, en el centro del espacio, un trono ricamente adornado con alhajas doradas y piedras preciosas. Tras el trono, un inmenso reloj de ébano oscuro proyecta una silueta amenazante. A los costados, mesas rebosantes de manjares en bandejas de oro y jarras inmensas repletas de vino fresco. Candelabros, cintas multicoloridas adornando el techo, todo indicando claramente que hay una animadísima y excéntrica fiesta. Entra el Narrador, engalanado como un bufón, haciendo curiosos y llamativos movimientos).

Narrador: (en tono alegre, haciendo una sobreactuada reverencia) ¡Buenas, buenísimas sean sus noches, mis queridos espectadores! ¡Sean gustosamente bienvenidos a este, el divino Palacio hogar de nuestro Príncipe Próspero, quien en su grandeza nos ha gentilmente acogido tras estas vastas murallas para salvar a todo aquel desdichado que haya logrado sobrevivir triunfante a la terrible Muerte Roja! ¡Aquella desoladora plaga que ha osado pisar nuestros campos para matar a todo aquel que se cruce en su camino!. Eternas y tristes han sido nuestras horas tras estos impenetrables, protectores muros, a sabiendas del mal que los azota buscando nuestros alientos para poder llevárselos… ¡Pero, bien!. No es mi deber ahora entristecerlos con nuestra desgracia ¡No! (corre hacia el otro extremo). Los he hecho venir aquí a para un increíble espectáculo: hace ya 5 meses que nuestro adorado Príncipe nos abrió las puertas de su fortaleza, por lo que ha decidido congregar a todos los galantes caballeros y las distinguidas señoras de su corte para esta maravillosa, única e inolvidable fiesta. ¡Contemplen por favor!.

(Comienza a sonar un vals. Entra el Príncipe, recubierto de sus más delicadas finuras, dedicando sonrisas y carcajadas de inmenso ánimo y seguido por sus damas, todas bellamente arregladas con sus mejores trajes y colmando de mimos y atenciones al Príncipe. Todo el ambiente se llena de risas, de gritos desenfrenados y alegría. Tras el Príncipe entran las bailarinas con sus trajes de fantasía y animando el lugar con sus danzas de giros. Entran luego cuatro damas más, animadas y empiezan a danzar al compás de la música. Todas las damas de la corte portan copas de vino y cubren sus rostros con extravagantes máscaras alegremente adornadas).

Fabito: (Sube a su trono, a la vez que toma la atención con un gesto sumamente encantador de su mano) ¡Mis queridas damas!, ¡Qué alegría tenerlas aquí por compañía! ¡Sean cordialmente bienvenidas a esta, mi humilde morada!, ¡Que continúe la fiesta, la música y que nuestra felicidad sobreviva

eternamente tras estas murallas!.

(Las damas alzan sus copas)

Todas: ¡Larga vida al Príncipe Próspero!.

(Risas y griterío denotando la alegría del momento).

(Luego de un rato, un estruendo provoca el silencio general. El gran reloj que se ve ignorado por todos hace sonar un eco tan amargo y profundo que la mayoría de las damas, paralizadas, lanzan débiles grititos de espanto. El Príncipe mismo parece quedar inmóvil entre sus damas, que lo abrazan obviamente intimidadas por el tañido. Aparece el Narrador tras el cortinaje con un andar cauto y mirando hacia todos lados curioso.).

Narrador: Pero ¿Qué es ese terrible estruendo?. Es el gran reloj de ébano, que con su amarga melodía anuncia una hora más a salvo en nuestra fortaleza. ¿Qué esconde su grave y única nota?, ¿Quizás que con el pasar de las horas la Muerte Roja medita y espera allá lejos para podernos liquidar?.

(Silencio. El Narrador desaparece tras el cortinaje. Las damas parecen relajarse, el Príncipe parece relajarse. Algunas carcajadas nerviosas tras el momento de tensión. Empiezan a separarse los grupitos formados por el momento pasado con el fin de sentirse más protegido. El Príncipe pide la atención de sus damas con un gesto de su mano. Se le ve también levemente nervioso.)

Fabito: Queridas mías, no teman, no teman. El pasar del tiempo en este ronco reloj no evitará que sigamos con nuestra fiesta.

¡Ahora mismo a dejar atrás el temor de los

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