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La Tona


Enviado por   •  29 de Mayo de 2013  •  Síntesis  •  643 Palabras (3 Páginas)  •  1.424 Visitas

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La Tona

Del libro “El Diosero” de Francisco Rojas González.

Crisanta, india muy joven, bajaba la colina con una buena carga de leña, a cada paso que daba, la carga se hacía más pesada, daba unos cuantos respiros puesto que su vientre preñado se encontraba, su respiración y su agitación no la hicieron aguantar más, así que buscando las riberas y acercándose a estas, soltó su bulto de leña y como lo hacen todas las Zoques sin excepción, remango su falda arriba de la cintura sentando se en una posición de cuclillas y las piernas abiertas, dio un profundo respiro y derramando lagrimas del dolor encajo sus dedos en la tierra con gran fiereza, la sed también la torturaba, se acerco al río a beber un poco de agua pero era tal su desesperación y sus convulsiones que rodando en la arena fue hallada por su marido. Este la llevo a su jacal para ayudarle cargándola delicadamente sobre el petate, con altivez su marido fue en busca de Altagracia que ayudo a muchas mujeres del pueblo en estos asuntos. Altagracia llega al jacal del marido Simón, comenzó una especie de ritual encendiendo ocote, pronunciando el credo al revés y masajeando la barriga de Crisanta. Altagracia demuestra su experiencia vivida con las tantas mujeres que había ayudado a parir indicándole a la adolecida lo que tenía que hacer con sus piernas, pujar lo mas que pudiera cuando sintiera dolor, los esfuerzos iban siendo más enclenques y los estragos que sufría eran incontenibles, llego un punto donde Crisanta ya no daba esfuerzo alguno, la partera le daba ánimos y ganas para que saliera adelante, hasta que se dieron cuenta de que el niño venia de nalgas, hicieron un estilo de columpio desde el techo del jacal para ayudarla a sacar el engendro, Crisanta cayó en desmayo, Altagracia mando a Simón a que comprara chiles secos y tostarlos para que la mujer desmayada tosiera.

En la carrera que había tomado simón a comprar lo pedido, se encontró con su amigo Trinidad Pérez, al enterarse de la situación le dijo que fuera mejor por el doctor cerca de ahí, cuando llegó con él, muy somnoliento tomó pinzas y todo el equipo que necesitaría para el parto, Simón le indicó donde podría encontrar el jacal y el doctor tomando su bicicleta se fue de prisa. Cuando Simón llego vio a su esposa tranquilizada con una manta cubriéndola, con voz muy débil le dijo –Hicimos un machito- Simón se encontraba muy contento con su nuevo progenitor, en instantes el fue al fogón y tomo unos puñados de la ceniza sobrante colocándolos en un costalito y con este rodeará la casa, en la mañana el primer animal que haya dejado sus huellas en las cenizas será el Tona del niño, que será el que lo cuidará y será su amigo hasta que muera. EL doctor cuidó del niño por un rato más y Simón le pide que sea su padrino de bautizo, cuando él con gusto aceptó. En la misa asistieron muchas personas, cuando el médico le pregunta a Simón que cuál era

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