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LA VIDA DE DAVID GALE

Esta es una historia donde se habla sobre la pena de muerta, por un lado está la postura de un sector de la sociedad que está de acuerdo en que se aplique, está a los delincuentes, y por otro están un grupo de activistas que están rotundamente en contra, ya que consideran que dentro del sistema penitenciario existen muchas fallas que realmente no se puede comprobar si realmente son culpables y ser merecedores a la pena de muerte.

Al hablar de la pena de muerte, muchas personas podrán estar de acuerdo y otras tantas no estarán de acuerdo, como en cualquier tema del que se hable. Pero la pena de muerte es un tema mucho más complicado y que conlleva muchas opiniones contrarias y diferentes por parte de los que interactúan en la discusión.

Un problema que se debate al hablar de la pena de muerte es el del problema ético. La pregunta siempre será ¿Es éticamente correcto el realizar o aceptar la pena de muerte? ¿Moralmente es correcto si lo realizamos? Y como siempre estas preguntas tendrán dos respuestas opuestas.

Uno de los problemas que yo encuentro es el siguiente; resulta ilógica la existencia de la pena de muerte en las legislaciones de los países que se presume son civilizados, puesto que dicho avance debería ser significativo también sobre las penas y medidas de seguridad que el estado impone al sujeto que viola la ley, pero tal pena debe ser estrictamente proporcional al delito que se comete, mas no eliminatoria. Ya que el fin de la pena es obrar en el delincuente de tal forma que este se aparte del delito en el futuro y reformarlo para que este pueda adaptarse a la sociedad.

Entonces ¿quiénes somos nosotros para quitarle la vida a alguien?, ¿no se supone que el valor que estamos defendiendo al enjuiciar o aplicar una ley es el valor de la vida? Con esta cuestión queda como contradictorio con lo que se busca y con la manera de actuar. Para mi pensar esta es la clave de que si en realidad es “bueno” o “malo” está bien o está mal aplicar la pena de muerte.

Si nos metemos un poco en el ámbito religioso, entonces también existiría el dilema de que estaríamos jugando a ser Dios. Ya que solo Dios da la vida y solo él la quita. A mí en lo personal está premisa se sale del contexto de lo que estamos buscando y no me parece una razón fundamental para determinar el problema. Probablemente se deba a que no soy una persona muy religiosa.

Otro punto a tomar en cuenta es que probablemente el enjuiciado tenga motivos que contienen otros problemas éticos para actuar de la manera en la que lo hizo, es decir, en un momento dado el castigo de la pena de muerte puede ser muy grave a pesar del acto que haya realizado el delincuente, pues existen muchas variables que pudieron haber intervenido en el acto de esta persona. Ejemplo: chantaje, amenazas de otras personas que lo obligaron a actuar, por decir algunas. Ahí entra en discusión otros problemas éticos y se tendría que valorar y no es algo que se valore cuantitativamente y se calcula por medio de una balanza. Es por que pensar en la pena de muerte requiere de mucho pensar, de una reformulación en algunas leyes y en la mentalidad de las personas.

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