La Visión Etnográfica De EL Criticón De Baltasar Gracián.

La visión etnográfica de la España Barroca: un recorrido sórdido y hasta trágico por las diferentes esferas sociales del siglo XVII

Luis Cano

El Criticón, es la obra maestra de Baltasar Garcián. Se concibe como una manifestación cultural fundamentada en la experiencia de una crisis profunda a nivel social. Está dividida en tres partes, y en ellas se hace un recorrido en el que se muestra la crisis en la que se encuentra la sociedad barroca de la época. Se reflejan aspectos como el espacio social que se relaciona con la agorafobia, la decadencia y el empobrecimiento.

Se hace un recorrido por la vida humana en sus diferentes etapas por medio de los personajes, en donde Andrenio, criado en soledad, y por ende ajeno de toda persona está libre de las influencias sociales, representa el instinto, al hombre en un estado natural, prudente y experimentado y Critilo, representa la parte prudente del hombre, la razón el juicio y la reflexión

Ellos emprenden su camino observando y poniendo en evidencia los males y censurando los vicios, alabando la virtud y la sabiduría. Al comienzo se habla del hombre primigenio, que no ha sido corrompido y a diferencia del hombre civilizado, es capaz de maravillarse ante el mundo que le rodea.

Vemos en la estructura del criticón una alegoría a la vida misma del hombre, siendo la primera la niñez, ese estado incorrupto de inocencia por el que transitan en primer lugar los personajes. El segundo estado sería la madurez varonil y todo lo que esta conlleva, el comportamiento bélico y demás. Mientras que el tercer libro habla de un estado meditativo y cauteloso, representando a la vejez.

El problema que se nos presenta al analizar la etnografía de esta obra en particular, es que no tiene una estructura de historia normal que conocemos, no son los eventos que se desenvuelven en un lugar físico como una ciudad, una calle, un burdel o una posada como en otras novelas, sino que los lugares y eventos son metafísicos y alegóricos. Nos vimos en la necesidad de intentar traducir esas alegorías al tema que nos compete.

Leyendo la novela desde ese ángulo nos damos cuenta de que los personajes entran en un estado de contemplación y crítica de lo que ven, tanto el evento como a los asistentes al mismo, y esta crítica es por lo general negativa, condenando el comportamiento hipócrita y contradictorio de la España Barroca.

Desde el comienzo de la obra condena la ambición de los hombres y la inutilidad que tiene esta ambición al equipararse con la vida misma, con la muerte. “Todo cuanto inventó la industria humana ha sido perniciosamente fatal y en daño de sí misma” nos dice en reflexión Critilo en la primer Crisi de la novela. Continúa condenando al hombre mismo, no separándolo aún en sus diferentes clases sociales al comienzo, sino como un solo ente ambicioso que desea poseer todo el universo y no se contentará con menos que eso.

El hombre es codicioso. No el español, sino todo el género humano que se empecina en excavar la tierra para saquearla de sus tesoros, en hacer edificios para saciar su ego, etc… Esta concepción de la humanidad es relevante, pues las clases sociales de la España en que Gracian vive son fracciones de esa humanidad.

En la segunda parte de la novela comienza una visión más crítica de la sociedad, en donde resalta la sentencia de que es más relevante para sus compatriotas el parecer que ser.

“(…) Y dicen que él será el hombre, y los otros se lo jugaran, que aquí importa más el parecer que el ser.” Elemento recurrente en la literatura Barroca Española, pues en el Guzmán de Alfarache se maneja también la importancia de la apariencia, y como está determinaba el grado social de un individuo. Estas apariencias son finalmente efímeras y sin valor real como se verá más adelante en la misma crisi, sin embargo son muy relevante para la escala social de la España barroca. Condena Gracian que la gente no valora la verdadera virtud sino que se fija en lo que se aparenta, con la metáfora “creedme que de lejos tanto brilla un claveque como un diamante”

Aun y cuando Gracian parece condenar sin piedad

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