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La crisis económica mundial


Enviado por   •  7 de Septiembre de 2011  •  Monografía  •  1.526 Palabras (7 Páginas)  •  731 Visitas

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Revista de Economía Institucional, vol. 11, n.º 21, segundo semestre/2009, pp. 247-251

CARTA A LA REINA*

Su Majestad la Reina

Buckingham Palace

London

Madam,

Cuando Su Majestad visitó la London School of Economics

en noviembre pasado, preguntó muy acertadamente: ¿por qué

nadie advirtió que la crisis de crédito estaba en camino? La Academia

Británica convocó un foro el 17 de junio de 2009 para debatir

su pregunta, con contribuciones de un conjunto de expertos de las

empresas, la City, sus reguladores, la academia y el gobierno. Esta

carta resume los puntos de vista de los participantes y los factores

que mencionaron en nuestra discusión, y que esperamos den una

respuesta a su pregunta.

Muchas personas previeron la crisis. Pero nadie previó la forma

exacta que tomaría ni el momento en que empezaría ni su ferocidad.

Lo que importa en tales circunstancias no es solamente predecir la

naturaleza del problema sino también el momento en que aparecerá.

Y también hay que detectar la voluntad para actuar y estar seguros

de que, como parte de sus poderes, las autoridades tienen los instrumentos

correctos para enfrentar el problema.

Hubo muchas advertencias sobre los desbalances de los mercados

financieros y de la economía mundial. Por ejemplo, el Banco de Pagos

Internacionales expresó repetidas preocupaciones porque los riesgos

no parecían reflejarse realmente en los mercados financieros. Nuestro

* Carta enviada a la Reina el 22 de julio de 2009 por la Academia Británica.

Publicada en [http://www.britac.ac.uk/events/archive/forum-economy.cfm]. Traducción

de Alberto Supelano.

propio Banco de Inglaterra publicó muchas advertencias acerca de

ello en sus informes semestrales sobre la estabilidad financiera. Se

consideraba que la administración de riesgos era una parte importante

de los mercados financieros. Según se dice, uno de nuestros bancos

principales, hoy casi totalmente de propiedad pública, tenía 4.000

administradores de riesgos. La dificultad era percibir el riesgo del

sistema en su conjunto y no el de un préstamo o instrumento financiero

específico. Los cálculos de riesgos muy a menudo se confinaban

a pequeños segmentos de la actividad financiera, usando algunas de

las mejores mentes matemáticas de nuestro país y del extranjero. Pero

frecuentemente perdían de vista el panorama general.

Muchos también estaban preocupados por los desequilibrios de

la economía mundial. Habíamos disfrutado de un período de expansión

mundial sin precedentes en el que muchas personas de los

países pobres, en particular de China e India, mejoraron sus niveles

de vida. Pero esta prosperidad condujo a lo que hoy se conoce como

el “exceso de ahorro global”. Esto llevó a que los rendimientos de las

inversiones de largo plazo más seguras fueran muy bajos, lo que a su

vez indujo a muchos inversionistas a buscar rendimientos más altos

a costa de riesgos mayores. Países como el Reino Unido y Estados

Unidos se beneficiaron con el ascenso de China, que disminuyó el

costo de muchos bienes que compramos, y el fácil acceso directo al

capital en el sistema financiero llevó a que las familias y las empresas

del Reino Unido se endeudaran. Esto a su vez alimentó el incremento

de los precios de la vivienda aquí y en Estados Unidos. Muchos

advirtieron que esto tenía peligros.

Pero a pesar de quienes lo advirtieron, la mayoría estaba convencida

de que los bancos sabían lo que estaban haciendo. Creían que los

magos financieros habían encontrado nuevas y brillantes formas de

manejar los riesgos. Incluso algunos sostenían que se habían dispersado

tanto a través de un imponente conjunto de nuevos instrumentos

financieros que virtualmente se habían eliminado. Es difícil recordar

un peor ejemplo de pensamiento basado en ilusiones mezclado con

arrogancia. También existía la firme creencia de que los mercados

financieros habían cambiado. Y los políticos de todo tipo estaban

seducidos por el mercado. Estos puntos de vista fueron instigados

por modelos financieros y económicos que eran buenos para predecir

riesgos pequeños y de corto plazo, pero pocos eran adecuados para

decir qué ocurriría cuando las cosas salieran mal, como sucedió. La

gente confiaba en los bancos cuyas juntas directivas y cuyos altos

ejecutivos estaban atestados de talento reclutado globalmente y cuyos

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Revista de Economía Institucional, vol. 11, n.º 21, segundo semestre/2009, pp. 247-251

Foro de la Academia Británica

directores no ejecutivos incluían personas de probada trayectoria en

la vida pública. Nadie quería creer que sus juicios fueran defectuosos

o que carecían de competencia para escudriñar los riesgos de las

organizaciones que administraban. Una generación de banqueros y

financieros se engañó a sí misma y a quienes pensaban que eran los

ingenieros que marcan el paso de las economías avanzadas.

Todo esto pone de presente las dificultades para desacelerar la progresión

de tales desarrollos en presencia de un factor general de “buena

percepción”. Las familias se beneficiaban de un bajo desempleo, bienes

de consumo baratos y crédito fácil. Las empresas se beneficiaban de

unos costos de endeudamientos más bajos. Los banqueros obtenían

bonificaciones exorbitantes y extendían sus negocios a todo el mundo.

El gobierno se beneficiaba de altos recaudos fiscales que le permitían

aumentar el gasto público en escuelas y hospitales. Esto generó fatalmente

una psicología de la negación. Fue un ciclo alimentado, en

gran medida, no por la virtud sino por falsas ilusiones.

Las autoridades encargadas de manejar estos riesgos también

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