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La independencia de las colonias españolas


Enviado por   •  19 de Abril de 2013  •  Informe  •  1.059 Palabras (5 Páginas)  •  471 Visitas

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¿Fueron los años de post-independencia de la América Española décadas perdidas?

Las décadas siguientes a la independencia de las colonias españolas contribuyeron, en gran parte, a su crecimiento y desarrollo. Estas conllevaron una serie de cambios estructurales que, aunque a corto plazo generaron altos costos, a largo plazo resultaron favorables para alcanzar un crecimiento autónomo.

Durante los años que siguieron a la independencia de la América Española surgieron una serie de modificaciones con respecto al régimen que se venía desarrollando en la época de la colonia. Los cambios relevantes se llevaron a cabo en los tres siguientes aspectos: fiscal, político y comercial.

Uno de los aspectos asociados a la brecha entre la época colonial y la independencia es el referente a la estructura tributaria. El desorden en el control fiscal generó un aumento considerable en el gasto del Estado; su fin principal: la financiación de un ejército en surgimiento que debía asegurar la estabilidad y el triunfo nacional.

“…Se estima que, en 1825 y 1826, cerca de las tres cuartas partes de los egresos del Estado se destinaron a atender gastos militares y, aún en 1826 y 1827, los gastos del ejército y la marina alcanzaron el 62%...” (Ministerio de Educación Nacional). Grafica 1.

“Los gobiernos de América tuvieron un déficit crónico en la primera mitad del siglo XIX debido al estancamiento de los ingresos tributarios y el aumento de gastos militares. De hecho, las políticas fiscales estaban subordinados a los militares y caudillos…”

Fuera los españoles del régimen, las Américas se libraron de una cierta cantidad de tributos: tributo indígena, impuestos mineros, entre otros. Dicha reducción generó una disminución del ingreso del Estado en cerca de un 30%.

Durante 1821, el Congreso de Cúcuta revocó algunos impuestos que fueron considerados durante la época como rentas opresivas; algunos como el tributo de indios, el impuesto cobrado a los mazamorreros, las múltiples alcabalas aplicado para las ventas internas y, de igual forma, el impuesto sobre las ventas de verduras o también conocido como sisa, y la comercialización de los cargos públicos. Sin embargo, el punto más importante en cuanto al esquema fiscal es el del impuesto de renta –impuesto que aún perdura-, que en su momento el Congreso impuso en dos modalidades. Por una parte, en el caso de los salarios, se cobraba un porcentaje sobre su remuneración; y para el caso de los ingresos de capital, el porcentaje equivalía al 10% sobre la inversión que se realizaba en algunas de las actividades productivas de la época, tales como la agricultura, la minería, la manufactura y la inversión en actividades de comercio. No obstante, debido a la deficiencia en controles y a la poca garantía de que el impuesto fuera un indicador real del valor de las propiedades se tornó insuficiente, y para 1823 fue suspendido y abolido por completo en 1826.

“La eliminación de las rentas coloniales constituyó el primer paso de la nueva República hacia la reforma del régimen fiscal colonial” (Meisel Roca, Meiser Roca, & Ramirez, 2010).

Así pues, la reducción de la carga fiscal fue un beneficio importante que ayudo a impulsar aquellas economías emergentes. No obstante, dicho beneficio estaba siendo anulado, y en algunos periodos, volviéndose negativo, debido a ciertos costos.

“A corto plazo y tal vez a medio, los costos económicos de la independencia

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