La trama "Cocina"
Enviado por laurita_96 • 20 de Octubre de 2012 • Reseña • 481 Palabras (2 Páginas) • 307 Visitas
Eran noches frías de invierno, el viento penetraba por las rendijas de las puertas, se podía ver la luz resplandeciente del rayo atreves de las cortinas. Mis padres y yo tenemos un casita cerca del mar, pero también cerca de las montañas se podía decir que si estirabas la mano por el balcón, dependiendo hacia qué lado estirases el brazo podías tocar o el mar o las montañas, al menos era lo que me parecía.
Una de esas duras noches, la peor noche que había vivido allí. Nunca me hubiese imaginado que el viento se podía convertir en los más tenebrosos susurros, se podría decir que hablaban, que decían tu nombre una y otra vez y una vez más, nunca cesaban. Tampoco hubiese pensado que una simple sombra del juguete que más me gustaba se podría convertir en la cara más malvada que una niña de ocho años se podía imaginar, ni en las más terroríficas películas de Hitchcock, ni en las más asquerosas películas de Saw, nunca en la vida te podrías imaginar las caras que yo vi, caras que se me han quedado grabadas en lo más profundo de mi, caras que aun siendo mayor las sigo viendo, no sé si es que querrán decirme algo, que simplemente estoy loca o que me debería tomar un año sabático de los que están de moda, lo único que sé, es que gracias al cariño de mis padres, gracias a la ternura que siempre me han dado, a las noches que han pasado a mi lado por el miedo que padecía, siempre han estado ahí, conmigo, cogiéndome la mano fuertemente, contándome cuentos hasta que yo me quedaba profundamente dormida, las canciones que me enseñaban o directamente las rimas que nos inventábamos, todo eso y muchas cosas más han conseguido que mis temores se desvaneciesen como las extrañas sombras que me acechaban de noche y que los primeros rayos de sol de la mañana conseguían hacer desaparecer.
Por el día todo era normal, yo me solía levantar la primera pero como aun estaban dormidos me volvía a dormir, después me levantaba y mi padre ya no estaba, se había ido en bicicleta como de costumbre, yo me metía en la cama con mi madre que siempre estaba escuchando la radio, el recuerdo que siempre me hace soltar una pequeña sonrisa es cuando mi madre notaba que estaba allí, y sin abrir los ojos ya sonreía.
Mi madre preparaba el desayuno, yo la ayudaba aunque más bien me quedaba tumbada en el sofá, pero siempre hacia algo. Desayunábamos tostadas con tomate natural y zumo o leche. Más tarde mi padre nos llamaba para decirnos que nos preparemos para ir en bicicleta, entonces bajábamos al garaje, nos montábamos en las bicicletas e íbamos al encuentro. Una vez encontrados nos íbamos o por los caminos donde podíamos ver, garzas de los tres tipos, fochas, tortugas…
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