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Las organizaciones educativas explicadas mediante las nuevas metaforas


Enviado por   •  4 de Octubre de 2013  •  1.331 Palabras (6 Páginas)  •  634 Visitas

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LAS ORGANIZACIONES EDUCATIVAS EXPLICADAS MEDIANTE LAS NUEVAS METÁFORAS.

La revisión y actualización de la literatura que aborda la problemática de la organización escolar permite al autor distinguir tres metáforas modernas, es decir, más actuales que las anteriormente descritas denominadas clásicas. Estas son:

1. “El tejado tiene goteras. ¡Rápido, trae los cubos!”

A través de esta metáfora se equipara el centro educativo a una casa a la que el paso del tiempo va afectando y cuyos inquilinos van efectuando las reformas parciales necesarias, si bien no acometen la principal de ellas, la reparación del tejado, estructura básica del edificio cuyo deterioro termina por volver inútiles las reformas anteriores.

Con este símil se pretende resaltar la necesidad de que las instituciones educativas se adapten a los nuevos tiempos, en el sentido de que puedan atender las demandas de un alumnado con hábitos, destrezas, conductas y necesidades diferentes, fruto de las nuevas tecnologías, la globalización, la multiculturalidad, los nuevos modelos familiares, etc. Si la escuela no es capaz de dar respuesta adecuada a estos retos, de acometer una reforma estructural, las reformas parciales introducidas en el sistema educativo no dejarán de ser un “parche”.

2. “El alumnado constituye una especie en peligro”.

Esta metáfora se complementa con la anterior, si bien se centra en el alumnado más que en la institución. Así, utilizando la figura de especie en peligro, hace referencia a un alumnado, cada vez más numeroso y plural, que corre el riesgo no solo de fracasar académicamente sino también socialmente.

Estudios sociológicos recientes muestran que, por una parte, el riesgo de fracaso escolar y personal ya no es patrimonio del alumnado procedente de ámbitos socioculturales y económicos desfavorecidos, sino que se hace extensivo a todas las capas sociales; por otra, que la problemática que se evidencia actualmente en gran parte de los centros educativos (abandono escolar, violencia adolescente, embarazos juveniles, consumo de drogas y alcohol, etc.) es relativamente novedosa.

Así mismo, y pese a no ser la causa única de esta realidad, se tiende a responsabilizar a las instituciones escolares de su detección y prevención, olvidando que estas instituciones son tan solo una pieza –importante, pero no única y no tan influyente como en pasado- del engranaje social y que por sí solas poco pueden hacer para cambiar esa realidad.

Se considera que ésta es la metáfora que más se ajusta actualmente a la realidad de los centros educativos. Y esto por las siguientes razones:

Es un hecho que muchas familias se ven impotentes para influir significativamente en los hábitos y conductas, tanto escolares como sociales, de sus hijos/as debido a diversas causas: horarios laborales prolongados que mantienen a ambos progenitores fuera del hogar, propiciando que los/las jóvenes pasen gran tiempo sin supervisión adulta; una sociedad que potencia el consumismo desmedido; la influencia –no siempre positiva- de los medios de comunicación; la mayor complejidad académica actual que impide a muchos padres/madres participar en el aprendizaje de sus hijos/as; la mayor libertad de la que gozan los/las jóvenes hoy en día, libertad que discurre paralela a una cierta relativización de los valores tradicionales, etc. Por no hablar de otros muchos casos en los que la conducta del alumnado es consecuencia directa del desestructuramiento de la familia tradicional, del alcoholismo paterno, de los malos tratos, el abandono afectivo, el desempleo prolongado..., y de un largo y triste etc.

Ante esta situación las familias dirigen su mirada hacia los centros educativos reclamando de ellos que, en gran medida, los sustituyan, que asuman el rol que en teoría debería pertenecerles como responsables primeros de sus hijos/as, menores de edad, y provoca que mantengan posturas muy críticas sobre las instituciones educativas, olvidando la parte de responsabilidad que les toca en el “fracaso” de sus hijos e hijas.

Por su parte, el profesorado, mejor preparado académicamente que en etapas anteriores, no está, sin embargo, suficientemente formado para atender esta variada y compleja problemática. Le faltan conocimientos, tiempo, estímulos. La creciente multiculturalidad y, por tanto, la diversidad de expectativas le confunden, máxime cuando no posee el

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