Libro vigilar y castigar de Michel Foucault
Enviado por ewfefe • 4 de Octubre de 2022 • Tarea • 1.700 Palabras (7 Páginas) • 104 Visitas
Es el trabajo escrito por el pensador francés posmoderno Michel Foucault y publicado en 1975. Este trabajo, por medio de un análisis del derecho penal, y en especial de la gerencia de las prisiones en el siglo XVIII hasta el siglo XIX, estudia la existencia de interrelaciones de poder, tecnologías de control y la microfísica de las macros presentes en la sociedad de la cual formamos parte.
Del libro vigilar y castigar de Michel Foucault está presentado en 4 capítulos o tesis: Suplicio, Castigo, Disciplina y Prisión.
Suplico De consenso con el creador, la tortura o suplicio a partir de la Edad Media ha sido un modelo preciso de manifestación punitiva, cuyo objetivo era demostrarse que la realidad se había logrado gracias al resto del proceso penal, y que los hizo responsables del predicar de su propio juicio una vez que castigó físicamente su propio cuerpo humano, caminar por las calles, el cartel, leer el sentido de la intersección.
Debemos aumentar que el juicio además consistió en un ritual político, debido a que la ley de la antigüedad era primordialmente un ataque contra el soberano, que era los principios de la ley. Por consiguiente, el castigo no solo debe componer el mal cometido, sino además significar venganza por el crimen que se había cometido al monarca.
Y pese a todo, entre los siglos XVII y XIX, los suplicios iniciaron a desaparecer, prácticamente gracias a 2 procesos:
La desaparición del show castigador. Los días de ejecución y tortura fueron instantes felices para que el público cometiera disturbios. Además, los condenados comúnmente se convirtieron en objeto de admiración. Desde el siglo XIX, el castigo se convierte en la parte más esconde del proceso penal.
La relajación de la acción sobre el creador. Aunque las novedosas penas (trabajo obligatorio, encarcelamiento) además son “físicas”, el cuerpo humano
se toma como un medio para privar al creador de la independencia. El objeto de la operación penal prácticamente deja de ser el cuerpo humano y se convierte en el espíritu. Castigo En los comienzos de la segunda mitad del siglo XIX, muchas manifestaciones contra los Suplicios, que se piensan vergonzosas y peligrosas. Esta crítica se inspira primordialmente en el término de “humanidad” como algo que debería ser respetado inclusive en los peores asesinos. Según Foucault, no obstante, esta crítica esconde algo más profundo: la averiguación de una totalmente nueva “economía penal”.
Las variaciones sociales durante el siglo XVIII, y prácticamente el crecimiento de la riqueza, significan una disminución de los delitos de sangre y un crecimiento de los delitos de propiedad. En este entorno, la burguesía emergente siente la necesidad de una averiguación más rigurosa de la justicia, que castiga todos los pequeños delitos que antes han permitido huír y cuya tortura es plenamente desproporcionada.
Por consiguiente, lo cual piden los reformadores durante el siglo XVIII es “castigar con una rigurosidad debilitada, quizás, sin embargo castigar a todos lo necesario”. En este ambiente, se estima que el crimen ataca a toda la sociedad, que tiene el derecho de defenderse y castigarlo. El castigo por el momento no puede interpretarse como venganza, sino que se justifica por la protección de la sociedad y su utilidad para el cuerpo humano social (así parece el valor de la prevención del delito). Esta nueva penalización se fundamenta en 6 normas primordiales:
Regla de porción mínima: se comete un delito pues se esperan beneficios. Por consiguiente, la penalización debería superar, empero solo un poco, dichos beneficios.
Regla de idealidad suficiente: la validez de la pena es dependiente de la desventaja que se espera de ella. Por consiguiente, el castigo debería fundamentarse primordialmente en la representación que el perpetrador potencial hace de él.
Normas de efectos colaterales: los efectos más intensos no deberían suceder en el causante, sino en esos que tienen la posibilidad de serlo.
Regla de estabilidad absoluta: debería garantizarse que el delito va a ser castigado y no castigado. Por consiguiente, el sistema judicial debería estar vinculado a un organismo de supervisión: la policía y el sistema judicial tienen que ir unidos.
Regla de la realidad común: según las normas del procedimiento científico, la indagación deja de usar el viejo modelo fiscalizador para adoptarlo por una indagación experimental.
Regla de especificidad óptima: se necesita que se dicen cada una de las violaciones. Además, debería haber una individualización de las sanciones, para que se adapten a las propiedades de cada criminal, que se ve como un sujeto que se necesita saber. Aquí se encontrarán las ciencias humanas y sociales aplicadas al crimen.
Disciplina
En esta tercera parte, Foucault continúa analizando los cambios que han ocurrido en instituciones como hospitales, cuarteles, escuelas, etcétera. para relacionar las novedosas maneras de control de los individuos presentes en dichos escenarios con el estudio de la economía criminal.
Las disciplinas fundamentan su triunfo en la utilización de herramientas básicas:
Vigilancia jerárquica: el monitoreo debería ser un aspecto que se ve sin ser observado. Ejemplificando, se fabricaran inmuebles que no van a ser hechos para ser vigilados como eran los palacios, así como los que no permitían al vista al exterior como las fortalezas, empero para permitir el control interno. Tal cual, se forma la obra del nosocomio (como una herramienta para la acción médica), la construcción del colegio (como una pedagogía mecánica), etcétera.
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