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Los límites Del Cine: "Casa De Muñecas"-Henrik Ibsen


Enviado por   •  22 de Junio de 2015  •  2.213 Palabras (9 Páginas)  •  415 Visitas

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14 de marzo de 2007

Los límites del cine: “Casa de muñecas”. Nuestra sociedad es masculina, y hasta que no entre en ella la mujer no será humana, afirma Visen.

por Salvador Perches Galván.

Dramaturgo y poeta noruego reconocido como creador del drama moderno por sus obras realistas que abordan problemas psicológicos y sociales, Henrik Johan Ibsen, nació el 20 de marzo de 1828 en Stockmannsgården, en el puerto de Skien, Noruega. Fue un niño meditativo y solitario; pero disfrutaba haciendo teatros de juguete, muñecos y dibujos cómicos; mostró interés por la pintura y llegó a ser un poeta diestro y vigoroso.

Estudió por su cuenta y logró aprobar el examen que le permitió el acceso a la Universidad de Cristianía (hoy Oslo), cursó un año con intención de hacer carrera en medicina. Ibsen ya tenía publicada una comedia, “Catilina” (1850) y se hallaba comprometido en la redacción de otra, “El túmulo del héroe” (1854), cuando fue nombrado asistente de la dirección y “poeta doméstico” en el recién establecido Norse Theater de Bergen.

Henrik Ibsen produjo unas cuantas obras que serían una contribución al debate ético-social de aquellos días: “Los pilares de la sociedad” (1877), referida a los fraudes comerciales; “Casa de muñecas” (1879), sobre la sumisión de la mujer; “Espectros” (1881), sobre la moralidad sexual; y “Un enemigo del pueblo” (1882), en defensa de la libertad de expresión. Todas ellas estaban impecablemente construidas, habitadas por protagonistas estudiados en profundidad, y que daban a los actores y actrices ocasión de excepcional lucimiento.

En 1879 Ibsen lanzó a Nora Helmer al mundo con la exigencia de que también una mujer debería tener la libertad de desarrollarse como persona adulta, independiente y responsable. El dramaturgo tenía ya 50 años, y es en ese momento cuando llega a ser realmente conocido fuera de los países nórdicos. “Los pilares de la sociedad” le había abierto las fronteras alemanas, pero es con “Casa de muñecas” y “Espectros” que se sitúa a la vanguardia europea en los años 1880.

“Casa de muñecas” muestra lo que llegó a ser una pauta constante en las obras siguientes, fase en la que cultiva el llamado "realismo crítico". Es el individuo que queda en oposición con la mayoría, con la autoridad opresiva de la sociedad. Nora lo dice así: "Tendré que mirar quién tiene razón, la sociedad o yo".

A pesar de las perspectivas dudosas de su futuro, Nora ha servido en una serie de países como objeto de identificación para mujeres que luchan por la liberación e igualdad de derechos. En este sentido es seguramente el más internacional de los personajes de Ibsen. A pesar de esto, es un éxito asombroso. El público burgués ha acogido con entusiasmo a esta mujer que abandona a su marido e hijos, rompiendo con la misma institución básica de la sociedad burguesa: La familia.

Desde sus primeros estrenos el 21 de diciembre de 1879 en el Teatro Real de Copenhague y el 20 de enero de 1880 en el Teatro Nacional de Cristianía, Nora, su protagonista, y su portazo final, se convirtieron en bandera del feminismo y su autor en abanderado.

Ibsen plantea en esta obra, con el matrimonio Helmer, la relación entre sexos. Según sus propias palabras: “Existen dos códigos de moral, dos conciencias diferentes, una del hombre y otra de la mujer. Y a la mujer se la juzga según el código de los hombres. [...] Una mujer no puede ser auténticamente ella en la sociedad actual, una sociedad exclusivamente masculina, con leyes exclusivamente masculinas, con jueces y fiscales que la juzgan desde el punto de vista masculino.” — (Notas para la tragedia actual. Ibsen).

“Casa de muñecas” se estrenó en gran parte de los países de Europa generando una enorme polémica, siendo inevitable posicionarse a favor o en contra de su protagonista Nora, su portazo final fue motivo de escándalo (Ibsen cambió este final para su estreno en Alemania), sectores opinaron que era un ataque a los fundamentos de la familia

Ibsen, como escritor, es un revolucionario que transgrede las formas y los contenidos del teatro de su época, anunciando el advenimiento de un teatro que hoy, a la distancia, se nos aparece como el registro de la crónica de una sociedad que es develada y acusada. Un teatro crítico, fuertemente arraigado y construido en las definiciones de lo que hoy podemos denominar como teatro político.

Al igual que otros escritores, desde la Grecia antigua, pasando por Moliere, hasta sólo algunos años, Ibsen fue censurado y acusado de inmoral, y sus obras prohibidas no sólo en su país natal, sino que también en otras naciones de Europa.

El legado más importante que desprendemos de este renovador del teatro moderno es que realiza su oficio de escritor observando la vida social y política del momento que le toca vivir, con profundidad, con pasión, con verdadero compromiso de escritor.

Esta obra es mucho más compleja que la anécdota de la liberación de una mujer educada para vivir con una venda en los ojos y servir de juguete, primero a su padre y luego a su marido. Es un relato sobre el dinero, la clase media, la corrupción, las oportunidades y los medios utilizados por esta clase social para sobrevivir a sí misma y, principalmente, sobre el conflicto entre los deberes éticos, promovidos por la Revolución Francesa (Libertad, Igualdad, Fraternidad), acaecida unos años antes del estreno de “Casa de Muñecas”, traicionados por esta misma burguesía, y los “deberes” de una Ley hecha y pensada desde lo masculino, desde el poder.

Al margen de su ideología, “Casa de Muñecas” está considerada en el ámbito teatral como una obra "dramáticamente perfecta".

Sus obras señalan el final del melodrama excesivamente romántico y artificial, tan popular en el siglo XIX. Su influencia en el drama del siglo XX es inmensa.

El cine va a la “Casa de muñecas”.

Múltiples han sido las adaptaciones que se han realizado para la pantalla grande de tan rico material dramático, siendo solo algunas de ellas las que a continuación enlistamos:

“Casa de muñecas” (1918), de Maurice Tourneur y Joseph de Grasse. Una de las mejores adaptaciones realizadas en base a la obra de Ibsen. Con Dorothy Phillis como Nora Helmer, William Stowell, Douglas Redmond, Helen Wright o el Mítico Lon Chaney.

“Casa de Muñecas” (1953) de Alfredo B. Crevenna, en México con Marga López interpretando a Nora, acompañada por Ernesto Alonso, Miguel Torruco, María Douglas y Augusto Benedico, película en la que imperaba el tono melodramático tan característico de la época.

“Casa de Muñecas” (1973) de Joseph Losey.

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