Narcotrafico Vinculado Con Politica

“Si se terminara con el narcotráfico, la economía de Estados Unidos caería entre 19 y 22 por ciento, en tanto que la mexicana se desplomaría hasta 63 por ciento”

Centro de investigación y Seguridad Nacional (CISEN)

A raíz de sus nexos con la política, el derramamiento de sangre y el dinero, narcotráfico es sinónimo de escándalo. Esto ha facilitado que se impida la entrada al mundo de la droga para conocer a fondo el alcance de su impacto en la vida de un país tan invadido como México.

No es posible hablar de narcotráfico sin mencionar al mismo tiempo balazos, drogadicción, gobernantes corruptos y millones de dólares.

La guerra de las drogas tiene en las finanzas nacionales un campo de batalla en que el sector oficial la lleva perdida. Así lo han permitido nuestros gobernantes, en nasa ajenos a este negocio que deja mucho para pocos y poco para muchos.

En nuestro país el análisis reviste mayor complejidad pues la PGR alega que “no se tienen estimaciones porque es muy difícil realizarlas, es muy difícil cuantificar una actividad ilegal”.

Pueden ubicar la investigación dentro del contexto del narcotráfico en México. Tal es el caso de la Drug Enforcement Agency (DEA), la dependencia gubernamental de Estados Unidos encargada de combatir el narcotráfico. Con base en observaciones satelitales, información de testigos protegidos y datos recabados por sus agentes, la DEA cuenta con estimaciones del volumen de producción de droga, las rutas del tráfico de los países consumidores desde las naciones productoras, así como los precios de venta. La labor de la DEA es respaldada por otras dependencias oficiales como la del “zar antidrogas” , que depende directamente de la Casa Blanca.

Documentos de la DEA y de la mencionada oficina de la presidencia norteamericana contienen

datos que sirven como un primer acercamiento al problema.

Todos los datos oficiales del gobierno estadounidense podrían estar influenciados por su

agenda política internacional y los números podrían alterarse en ocasiones de acuerdo con sus

intereses.

Muchas de las áreas de cultivo de drogas ilícitas, no son de fácil acceso para el gobierno de Estados Unidos, lo cual dificulta la obtención de información.

Según cálculos de la DEA, los primeros meses del gobierno de Carlos Salinas fueron una gloria para los narcotraficantes de México.

En el International Narcotics Control Strategy Report 2000 (INCSR), se informa que el total de

hectáreas cosechadas de cannabis alcanzó su nivel máximo en 1989, incrementándose 997 por

ciento con respecto al año anterior. Se hizo 10 veces mayor en cerca de 12 meses. Esto

coincide con el primer año del sexenio presidencial mexicano (1989 y 1995).

La vida de un hombre común vale $20,000, la de un “pez gordo”, $100,000. Aquel que no juega derecho paga con su vida.

El Cártel de Tijuana- la organización narcotraficante más violenta de toda la región- invierte un millón de dólares semanales en corrupción. Los billetes llegan a oficinas federales, estatales y municipales en México. Su objetivo es asegurarse de que la autoridad no interfiera en su negocio.

Los nexos del gobierno con los narcotraficantes se basan cada vez menos en “mordidas” y cada vez más en sociedades.

Diputados, senadores, gobernadores, secretarios de Estado y hasta presidentes de México han sido acusados en los medios de comunicación nacionales y extranjeros, de mantener vínculos con el narco.

Es en la corrupción donde se localiza el poder del narco; intimidan, asesinan o corrompen a funcionarios públicos y policías de todos los niveles.

Los cárteles mexicanos más importantes son organizaciones que operan a escala global y toman decisiones operativas tan específicas como a dónde enviar la droga; qué automóviles deben rentar sus empleados en Estados Unidos; qué departamentos conviene alquilar; qué asesinatos deben ordenarse y a qué oficiales hay que corromper, y con cuanto dinero. Todo por medio del soborno.

Las cantidades de dinero que los cárteles destinan a la compra de funcionarios públicos no son otra cosa sino un seguro contra pérdidas, tanto vidas humanas como de producción.

En las zonas donde la empresa del narcotráfico es más exitosa, los capos ejercen función de gobierno. Han logrado establecer una red de informantes que les permite conocer lo que sucede en los alrededores.

Se maneja de la siguiente forma:

Se permite que al ¨jefe¨, pocos lo vean pero todos le contribuyan. El capo tiene gente bajo su

mando que organiza su producción en la manera en que lo desee, siempre y cuando los

beneficios económicos lleguen a él.

Centralizan la violencia porque les resulta más rentable contratar a un grupo de personas que

proteja a toda la organización y también centralizan la corrupción para que en lugar de que

todos los involucrados gasten en “mordidas”, el cártel envía grandes cantidades de dinero a los

mandos superiores del gobierno.

El capo mayor tiene la última palabra en los pleitos entre sus empleados, aunque por lo general

la sangre es el método más utilizad.

Con este modo de mandato, el jefe del cártel se vuelve una especie de dictador .

Los capos son, entonces, un gobierno paralelo.

La provisión de servicios públicos como escuelas, hospitales, carreteras, incluso iglesias, corredor cuenta de los grandes narcos y es por ello que son tan queridos.

La corrupción de funcionarios facilita que los cárteles sustituyan al gobierno.

La gente del gobierno que está vinculada con el narcotráfico, permiten su desarrollo, cubren sus actividades diarias y, obtienen ganancias económicas.

Funcionarios de todos los niveles intentan navegar beneficiándose de las actividades ilegales sin que sus nexos con la mafia salgan a la luz pública ya que interrumpiría sus metas de asenso en la carrera del poder, cosa que tampoco les conviene a los traficantes que están

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