Noches lúgubres y El matadero, un asomo al Romanticismo Hispanoamericano
Enviado por jjbaldivia • 18 de Noviembre de 2015 • Ensayo • 387 Palabras (2 Páginas) • 302 Visitas
Noches lúgubres y El matadero, un asomo al Romanticismo Hispanoamericano
El Romanticismo representa una línea divisoria en cuanto al hombre en el mundo y la historia. Si bien es cierto que cada una de las épocas literarias y artísticas se presentó como un vaivén entre el sentimiento y la razón, no fue sino hasta el Romanticismo cuando el hombre tomó sus sentimientos como un estandarte propio, que elevara el sinsentido de él mismo ante la sociedad y no con fundamentos y objetivos teológicos o religiosos.
La amplia gama de matices que ofreció el Romanticismo al mundo fue tan rica que podía satisfacer a diversos públicos, y todos fueron tan acertados en captar la esencia humana de los “pesimistas” o de las personas con una gran sensibilidad, que al día de hoy la palabra “romántico” funge como parte del lenguaje común en todos los rincones del mundo y tiene gran peso y popularidad.
Dentro de los subtipos (si podemos llamarlos así), de la escuela del Romanticismo, podemos captar las obras de Echeverría y Cadalso como dos polos opuestos del mismo barco.
Mientras que Cadalso mostraba el trágico héroe víctima de terribles circunstancias que están más allá del control humano, casi 30 años después Echeverría exponía a una sociedad víctima de sí misma, de su autoridad. El pesimismo claro que envuelve a ambas obras tiene el sello distintivo de la época en la que los autores pudieron desenvolverse. Incluso encontrándose en contextos distintos.
En Noches Lúgubres encontramos la descripción de escenarios sumamente románticos: un templo oscuro que guarda el cadáver de la mujer amada, la dudosa ayuda de un hombre que vive su día a día con la muerte, la pérdida de la libertad y la libertad sin sentido debido a que la realidad es sumamente dolorosa. Por otra parte, el discurso introspectivo y poético de los personajes aciertan con este tipo de obra.
Luego viene, en un posterior estado del Romanticismo, la búsqueda insaciable de la libertad social, la búsqueda de reformar el mundo para que no se generen más hombres que devoran hombres. Es un grito desesperado ante el inminente fracaso de los que luchan, de los que sueñan. Su realidad los aplasta y los hace sangrar como si estuviesen literalmente en un matadero y los pobladores fueran los novillos que degüellan frente al mar.
JESSICA HERNÁNDEZ FLORES
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TEATRO HISPANOAMERICANO
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