Pedro Páramo

Análisis de "Pedro Páramo" de Juan Rulfo

Pedro Páramo fue la primera novela proveniente de la autoría de Juan Rulfo, quien escribió junto a la llamada "Generación del 52", por lo que la obra alberga cierto corte surrealista acompañado de diversos acontecimientos cotidianos de la vida mexicana, elementos que, al combinarse, la convierten en fundamental exponente del realismo mágico. La novela se desenvuelve en un México post-revolucionario y es notoria la presencia de un espíritu social que ansía cambios. La educación, las artes y la sociedad misma estallaron en revoluciones que estremecían los pilares sobre los que reposaba la sociedad mexicana y la sacaban de su miseria para llevarla hacia el progreso por un camino construido por la alfabetización de su pueblo.

Juan Rulfo nació en una pequeña localidad del estado de Jalisco en 1917 y se crió en una localidad donde las tradiciones se empapaban de supersticiones. En 1929, se trasladó a la casa de su abuela debido a la muerte de su madre, ocurrida a escasos cuatro años después de la de su padre. Estos sucesos pueden vincularse con el universo en que ocurre la historia de Pedro Páramo. La obra de Rulfo es a menudo considerada "el parteaguas de la literatura mexicana", pues marca el fin de la Novela Revolucionaria y permitió la experimentación de narrativas que más adelante producirían el Boom latinoamericano.

La trama de Pedro Páramo gira en torno a la muerte y los sentimientos de soledad que la acompañan. El lector es transportado al mítico pueblo de "Comala", a donde el protagonista arriba en busca de su padre. Después de un breve planteamiento, la narración se bifurca y el mundo que se esconde detrás de Comala queda al descubierto, pero visto desde dos perspectivas: la del protagonista Juan Preciado en el presente y la de Pedro Páramo en el pasado. A través de los ojos de Juan Preciado, la narración es en primera persona, mientras que en el caso de Pedro Páramo, se cuenta la historia por medio de un narrador omnisciente.

El tiempo se vuelve algo ambiguo dentro de la novela, las dos partes de la historia se intercalan e intercambian de una manera por demás sutil, forzando al lector a regresar unos párrafos para no perder el hilo narrativo. La línea entre pasado y presente se difumina a medida que espejismos del ayer de Comala aparecen y reaparecen ante los ojos de Juan Preciado. La cronología comienza casi al final de la trama y con escasa información sobre lo que sucede, y conforme avanza la historia los espacios se llenan. El tono es oscuro, de misterio, de la incertidumbre en la que uno se sumerge al tratar de hacer inferencias sobre los acontecimientos que se relatan. El lenguaje es coloquial espolvoreado de localismos que ayudan a involucrarse en la vida de los personajes y a que la inmersión del lector en la novela no sea tediosa, ocurriendo de manera natural.

Personalmente,

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