Percepcion Del Oido
Enviado por edithbeautifull • 10 de Noviembre de 2013 • 9.028 Palabras (37 Páginas) • 404 Visitas
El sentido del oído está encargo de hacernos percibir los sonidos y el aparato anatómico destinado a percibirlos, en conjunto, se denomina órgano del oído, y se encuentra ubicado en el peñasco del hueso temporal en el cráneo.
El órgano del oído presenta en la serie animal variaciones profundas, que en este caso, como ocurre en los demás órganos, son la consecuencia de la adaptación a los medios exteriores. En gran número de invertebrados acuáticos (moluscos), así como en algunos peces inferiores, este órgano es muy simple: se compone esencialmente de una bolsa membranosa (otocisto) llena de líquido, en el interior de la cual los filetes terminales del nervio auditivo vienen a ponerse en relación con un sistema de células epiteliales provistas de pestañas vibrátiles. Semejante simplicidad morfológica está en relación con el escaso desarrollo que presenta en estos animales el sentido del oído y resulta sumamente fácil que las ondas sonoras se transmitan del líquido ambiental al líquido de la bolsa auditiva, por tener ambos medios casi igual densidad.
En los animales de vida aérea y muy especialmente en los mamíferos, el aparato auditivo se complica a medida que se perfecciona. Este perfeccionamiento resulta necesario por la escasa conductibilidad del aire para las ondas sonoras y por la dificultas que encuentran éstas al pasar de un medio gaseoso a un medio líquido. La bolsa primitiva persiste con su elevado papel de aparato receptor de sonidos; sin embargo, se transforma en vesículas múltiples y de estructura sumamente compleja, las cuales, con el nombre de laberinto u oído interno, se hallan situadas profundamente en el espesor el peñasco. A esta pared esencial se une, como componente accesorio, un conducto prolongado, el cual, abierto al exterior por su extremidad externa, más o menos ensanchada, está destinado a recoger las ondas sonoras y conducirlas hasta el oído interno. Dicho conducto tiene el carácter de un aparato de transmisión. Un diafragma membranosos, el tímpano, lo divide en dos partes notablemente desiguales: una porción externa, mucho más grande, en comunicación directa con el ambiente: el oído externo; una porción muy estrecha y directamente aplicada contra el laberinto: el oído medio o caja del tímpano. Dentro de ésta caja, llena de aire al igual que el conducto auditivo externo, se hallan ciertos huesesillos, dispuestos regularmente uno a continuación de otro en forma de cadena ininterrumpida, en la cual uno de sus extremos, el externo, está íntimamente ligado a la membrana del tímpano, hallándose el extremo opuesto en relación inmediata con el líquido laberíntico.
El aparato auditivo del hombre puede considerarse en tres segmentos:
1. Oído externo.
2. Oído medio.
3. Oído interno.
Oído externo
El oído externo comprende dos porciones: una parte externa, más o menos dilatada en forma de concha, llamada pabellón del oído o auricular, y una parte interna, que constituya la continuación de aquélla y adopta la forma de un conducto casi cilíndrico, el conducto auditivo externo.
El pabellón auricular
Llamado vulgarmente oreja, es una dilatación laminar situada en las partes laterales de la cabeza, delante de la apófisis mastoides, detrás de la articulación témporomaxilar, aproximadamente equidistante entre el ángulo del ojo y la protuberancia occipital externa, midiendo aproximadamente en su altura entre 60 y 65 milímetros, y su anchura, de 25 a 35 milímetros.
Considerando desde el punto de vista anatómico, el estudio del pabellón ofrece: su conformación exterior, su constitución anatómica, sus vasos y nervios.
Conformación exterior: la lámina elástica que constituye el pabellón auricular toma la forma de un óvalo, cuyo eje mayor es casi vertical y cuya extremidad más ancha está situada hacia arriba. Se consideran en ella una cara externa, otra interna y una circunferencia.
La cara externa mira oblicuamente hacia fuera, hacia delante y un tanto hacia abajo. Ofrece un gran número de prominencias y depresiones, que le dan un aspecto sumamente irregular y característico. Ante todo observamos en su parte media una concavidad profunda, denominada concha. Constituye una depresión en forma de embudo, cuyo fondo, se continúa directamente con el conducto auditivo externo. Rodeando completamente la concha y limitándola, se ven cuatro eminencias: el hélix, el antehélix, el trago y el antitrago.
El hélix es el borde del pabellón. Nace en la cavidad de la concha por un extremo adelgazado, contornea en semicírculo la parte superior de la oreja para descender de nuevo hasta la parte pósteroinferior de la concha, donde termina a la que se denomina cola de hélix.
El antehélix llena el espacio comprendido entre la concha y el hélix. Este relieve tiene su origen delante y un poco por encima de la cola de hélix. Desde este punto continúa verticalmente hacia arriba, dilatándose y dividiéndose luego en dos ramificaciones: una posterior, redondeada y obtusa, y otra anterior, que se dirige directamente desde atrás hacia delante, formando el límite superior de la concha.
El trago es una eminencia laminar de forma triangular, situada en la parte anterior de la concha, un poco por debajo del hélix, del cual se halla separado por un surco, generalmente muy marcado, denominado surco anterior de la oreja.
El antitrago se halla situado enfrente del trago, en la parte posterior e inferior de la concha. Constituye en la generalidad de los casos un pliegue ovoideo, en el cual la extremidad mayor se dirige hacia abajo y adelante. Su superficie, sumamente convexa, en general es lisa y uniforme.
La concha y los diferentes relieves que acabamos de describir, forman aproximadamente las cuatro quintas partes de la cara externa del pabellón. La quinta parte, inferior, se halla constituida por una formación blanda y fláccida, designada con el nombre de lóbulo de la oreja. El lóbulo, que no es otra cosa que un repliegue de la piel sin interposición de lámina alguna cartilaginosa, se halla inmediatamente por debajo de la cola del hélix, del trago y antitrago. Unas veces se continúa con estas diferentes prominencias sin línea de demarcación alguna; otras veces está separado de ellas por un surco horizontal, que se designa con el nombre de surco supralobular. El lóbulo es muy variado en cuanto a forma; ofrece según los casos la forma triangular, cuadrangular, semicircular o hemielipsoidea.
Cara interna: la cara interna del pabellón mira hacia el interior y un tanto hacia atrás. Las desigualdades que presenta son exactamente las mismas que las de la cara externa, pero inversamente configuradas, esto es, que los relieves que se observan en una de las caras correspondes a las depresiones de la opuesta, y al revés. Entre los
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