Pifia Médica.

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La realidad sobre lo ficticio en: Pifia médica

Pifia médica, es uno de los muchos cuentos del libro Impronta Femenina de la Dra. Jesús Leticia Mendoza Pérez, que como su nombre lo dice, es una Pifia, una sátira de lo que pasa realmente con el sistema de salud en México; pues así, como de una manera ficticia, incluso cómica, describe lo que pasa con Alba Martínez en su visita a una clínica del Seguro Social, hay miles de casos muy parecidos a éste en la vida real.

La historia de Pifia Médica, nos cuenta como una mujer de 50 años, sufre un caso de incompetencia y negligencia médica. El cuento empieza con una muy típica escena, un pasillo oscuro, un frío que arrecia, y un montón de personas esperando a ser atendidas. Desde el principio se ve, como la autora quiere reflejar la realidad en lo ficticio, pues cuando Alba (la mujer de 50 años) pregunta sobre el consultorio del Dr. Medina, puede observarse la mala calidad de los servicios médicos, ya que dicho consultorio ni siquiera contaba con un nombre que pudiera facilitar al paciente identificarlo.

Otra de las cosas que se ven reflejadas al principio de este cuento, es el mal trato y la incompetencia que tienen los empleados del seguro social, en este caso representados por la asistente, pues desde un principio muestra cierta arrogancia e ineptitud a la hora de ejercer su trabajo; también por parte del doctor, que como es muy común que pase, llega más tarde de la hora en la que habían citado a los pacientes.

Cuando por fin está siendo atendida Alba, el doctor empieza a interrogarla de una manera extraña, tan extraña que empieza a hacer sentir incomoda a la mujer de medio siglo. A cada pregunta que contestaba, el doctor le respondía de una manera molesta, incrédula, e incluso hasta burlesca y sarcástica. Después de varias preguntas, pruebas y una paciencia colmada de un doctor poco profesional, la medica y le entrega un pase junto con su expediente, diciéndole que asista a su consultorio familiar a realizarse unos análisis.

Cuando Alba sale del consultorio, se da cuenta que el doctor la había confundido con otra paciente de 40 años, cuyo nombre coincide al suyo de una manera raramente invertida. Al darse cuenta de esto, va y le reclama al doctor que se había equivocado, y éste de una manera grosera la corre de su consultorio; en seguida sale la enfermera y dice “El día de hoy el doctor no atenderá más pacientes. Vengan otro día”. (Mendoza, 2013, pág. 5), usando esto como una escapatoria sencilla al problema, demostrando la falta de profesionalismo por parte del doctor y la asistente.

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