Política Para Amador
Enviado por Mala700111 • 27 de Mayo de 2015 • 3.217 Palabras (13 Páginas) • 207 Visitas
RESUMEN
En el prólogo hace referencia a su libro de ética para Amador, que fue dedicado a las relaciones entre ética y política. Hace la diferencia entre el terreno ético, en donde la libertad del individuo se resuelve en acciones mientras que en la política se trata de crear instituciones, leyes, formas duraderas de administración. Tratando de hacer reflexionar sobre los antiguos griegos a quien no se metía en política le llamaron idiotés, una palabra que significa persona aislada, sin nada que ofrecer a los demás, obsesionada por las pequeñeces de su casa y manipulada a fin de cuentas por todos, para que no caigamos en esa definición de “idiota”.
Reflexionando sobre el hecho fundamental de que los hombres no vivimos aislados y solitarios, sino juntos y en sociedad. Abordará en los capítulos siguientes sobre el poder y la organización, de la ayuda mutua y de la explotación de los débiles por los fuertes, de la igualdad y del derecho a la diferencia, de la guerra y de la paz, hablará de las razones de la obediencia y las razones de la rebeldía. En busca de cuestiones de fondo, lo que está en juego en la política.
CAPITULO PRIMERO
Habla de que lo más natural para vivir como hombres es precisamente la sociedad. No se trata de elegir entre la naturaleza y la sociedad, sino de reconocer que nuestra naturaleza es la sociedad. Hace la diferencia fundamental entre los humanos (animales racionales) y los demás animales, destacando que nosotros además de tener razón tenemos instintos. Los animales viven esforzándose por no morir; los hombres vivimos luchando por no morir y a la vez pendientes de que en cualquier momento tendremos que hacerlo. La diferencia fundamental entre la sociedad de los hombres y las sociedades del resto de los animales llamados sociales, éstos últimos han evolucionado hasta formar grupos para mejorar asegurar la conservación de sus vidas mientras que nosotros pretendemos la inmortalidad.
Hace evidente que lo propio de los humanos es una especie de inquietud que los demás seres vivos parecen no sentir. Una inquietud hecha en gran medida de miedo al aburrimiento. Que el humano tiene un cerebro enorme que se alimenta de información, de novedades, de mentiras y de descubrimientos; en cuanto decae la excitación intelectual, a fuerza de rutina y es entonces que empezamos a buscar, al principio con prudencia y luego frenéticamente, nuevas formas de estímulo. Por eso la vida humana es tan compleja: porque siempre estamos inventando cosas nuevas y gestos inéditos contra las aborrecidas pomas fúnebres de la sociedad.
Expone que Aristóteles dijo que somos “animales ciudadanos”, seres de naturaleza política, es decir, seres de naturaleza … un poco sobrenatural.
CAPITULO SEGUNDO
La forma de vivir en sociedad no es sólo obedecer y repetir sino también rebelarnos e inventar.
De la obediencia y la rebeldía, comenta que no nos rebelamos contra la sociedad, sino contra una sociedad determinada. Define que la política no es más que el conjunto de las razones para obedecer y de las razones para sublevarse. Que en cuantos más seamos, más conflictos pueden llegar a suscitarse. Que la raíz de nuestra sociabilidad es que desde pequeños tendemos a imitarnos unos a otros, somos sociables porque tendemos a imitar los gestos que vemos hacer, las palabras que oímos pronunciar, los deseos que los demás tienen, los valores que los demás proclaman.
Comenta que en la sociedad tienen que darse conflictos porque en ella viven hombres reales, diversos, con sus propias iniciativas y sus propias pasiones, una sociedad sin conflictos no sería una sociedad humana.
Tenemos que la política se ocupa de atajar ciertos conflictos, de canalizarlos y ritualizarlos, de impedir que crezcan hasta destruir como un cáncer el grupo social. Por lo que es preciso inventar artificios que impidan que la sangre llegue al río; se necesitan personas o instituciones a los que todos obedezcamos y que medien en las disputas, brindando su arbitraje o su coacción para que los individuos enfrentados no se destruyan unos a otros, para que no trituren a los más débiles (niños, mujeres, ancianos), para que no inicien una cadena de mutuas venganzas que acabe con la concordia del grupo.
Así en cualquier sociedad humana hay determinadas empresas que exigen la colaboración o algún tipo de apoyo de todos los ciudadanos, ya sea para la defensa del grupo, de la construcción de obras públicas de gran utilidad que ninguna persona puede realizar por sí solo. De tal manera que es indispensable algunas órdenes, ciertos jefes, algún gobierno, pero no cualquiera de éstos. Por lo que plantea a quién debemos obedecer? en qué debemos obedecer? hasta cuándo y porqué tenemos que seguir obedeciendo? y desde luego, ¿cuándo, porqué y como habrá que rebelarse?
CAPITULO TERCERO
Vivir en comunidad, a fin de cuentas, se trata de aprovechar al máximo las ventajas de vivir juntos, aunar esfuerzos y así lograr objetivos que cada cual por sí mismo nunca conseguiría. Por ello, las sociedades consisten en una serie de promesas, explícitas o implícitas, que los miembros del grupo se hacen unos a otros, tiene que haber alguien con autoridad suficiente para garantizar que esas promesas van a cumplirse y para obligar a que se cumplan.
El hábito de obedecer todos a uno lo hemos debido adquirir a costa de mucha sangre y tremendas presiones colectivas, por eso una especie de temor a todo el que ocupa una jefatura.
Dice que las primeras formas de autoridad social debieron parecerse mucho a la autoridad familiar, pues los padres son los primeros jefes a los que todos los humanos hemos tenido que obedecer.
En los principios, cuando éramos más o menos primitivos, solían ser jefes los más musculosos y hábiles, ayudados por los de mayor experiencia. El consejo de ancianos siempre ha tenido peso de autoridad, el título de los “senadores” (que viene de senior, mayor, más viejo) así lo atestigua. Además la edad es un criterio bastante objetivo de autoridad, de ahí surge el gran problema ¿qué criterios hay que seguir para designar a los que van a mandar?
Cuando los grupos se hicieron mayores en número y más diversos en ocupaciones, el asunto político se hizo más complejo. Los candidatos a la jefatura fueron más numerosos, cada uno con sus partidarios, y las peleas por el poder amenazaban con destruir la armonía de la tribu. Así los problemas que tenía que resolver el jefe ya no eran la caza y la guerra sino también tomar decisiones complicadas.
La forma más elemental de legitimidad, es decir, de justificación de la autoridad en sociedades relativamente complejas, provenía siempre del pasado ¿Por qué los padres son más fuertes y más sabios que el hijo? Sencillo,
...