Quien Se Llevo Mi Queso
Enviado por mongakami • 3 de Diciembre de 2013 • 1.500 Palabras (6 Páginas) • 287 Visitas
Erase una vez, en una república lejana, donde vivían dos ratones: Oliendo y Corriendo (Oli y Corri para sus amigos);
los otros dos eran liliputienses, es decir, personitas diminutas, del tamaño de los ratones, pero que tenían un aspecto y una manera de actuar muy semejante a los de los humanos actuales. Sus nombres eran Kif y Kof.
Tanto ratones como liliputienses, se pasaban el día buscando sus quesos favoritos en el laberinto, pero muchas veces llegaban terminado el día, con la decepción de no haber encontrado nada, pero al día siguiente continuaban su búsqueda por distintos lugares.
Oli y Corri, los dos ratones, tenían un método de búsqueda particular, era sencillo pero ineficaz, recorrían un pasillo, y si estaba vacío, daban media vuelta y recorrían el siguiente.
Mientras que Kif y Kof, los dos liliputienses, tenían otro método de búsqueda, más complejo, se basaban en la capacidad de ambos de pensar y aprender de las experiencias pasadas, aunque muchas veces sus creencias y emociones los confundían.
Pasado el tiempo, cada uno con su propio método, consiguieron encontrar lo que tanto anhelaban, al final de uno de los pasillos, en la Central Quesera Q, dieron con el tipo de queso que querían.
Desde ese instante, todos los días Oli, Corri, Kif y Kof, iban constantemente a la Central Quesera Q, a ingerir los deliciosos quesos.
Al cabo de un tiempo, Kif y Kof cambiaron de costumbres y se levantaban cada vez más tarde y se vestían con más dificultad, al fin y al cabo conocían de memoria donde quedaba la Central Quesera Q.
Una mañana, llegaron Oli y Corri a la Central Quesera Q, para comer más queso, percatándose que el queso, se había acabado, decidieron retomar nuevas fuerzas e ir en busca de nuevos quesos por el laberinto.
Ese mismo día, pero más tarde, Kif y Kof hicieron su aparición en la Central Quesera Q, no podían creer lo que veían, ya no había más queso, Kif dijo: “¿Quién se ha llevado mi queso?”, entonces empezaron a debatir, se enfurecieron, gritaron, cerraron bien los ojos esperando que todo fuese solamente una pesadilla, finalmente decidieron retornar a su casa aquella noche y volver mañana para ver si no se estaban equivocando, pero antes Kof escribió en la pared de la Central Quesera Q: “Cuanto más importante es el queso para uno, más se desea conservarlo”.
Al día siguiente, volvieron pero la sala continuaba sin queso, entonces empezaron a echarse la culpa, Kif y Kof, hablaban de que no era posible lo que sucedía ahí y empezaron a analizar.
Mientras tanto, Oli y Corri, buscaban y no podían encontrar nada, hasta que un día, hallaron una montaña de suculento queso, estaba en la Central Quesera N, se quedaron complacidos con su hallazgo que decidieron descansar el resto del día ahí.
Kof, preocupado por el problema, planteo ir en busca de más queso, salir al laberinto no para volver a casa, sino para buscar más queso, de seguro existen más salas, con más quesos, de diferentes sabores y de distinta calidad, pero Kif insistió en quedarse, afirmo que esperaría hasta que nuevamente vuelva el queso, aún así, si eso toma todo un año redondo.
Pero Kof, no estaba del todo convencido, claro que tenía miedo de salir, pero finalmente salió, con temores e incertidumbres por lo que pudiese encontrar en los pasillos del laberinto, Kof, antes de salir para animarlo a su amargado amigo escribió en la pared: “Si no cambias, te extingues”.
Sin embargo, Kif, ni se digno a mirar el mensaje de su amigo, entonces Kof, con cierta desconfianza salió a buscar nuevas salas, con nuevos quesos.
En su trayectoria Kof, fue aprendiendo nuevas cosas, que lo ayudaron a cambiar de actitud y de carácter, fue ganando experiencia para no volver a cometer los mismos errores del pasado, mientras tanto Kif se mantenía solo y frío en la Central Quesera Q, esperando por su queso. Se sentía cada vez más angustiado y empezó a escribir en la pared una frase: “¿Qué harías si no tuvieses miedo?”, Kof encontraba en algunas salas, rebanadas pequeñas de quesos, porque algunos ya habían pasado por la sala mucho antes.
Él se enojaba consigo mismo porque no había iniciado su búsqueda de nuevos quesos con anticipación, reprochaba su actitud inmadura y cada vez se daba cuenta que los miedos que tenía antes, eran miedos superficiales, cada rato, tenía más confianza y seguridad en sí mismo.
Kof, cada vez se alejaba más y más de la Central Quesera Q y escribió en la pared: “Huele el queso a menudo para saber cuando empieza
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