Relación Con El Cuento "La Carta Robada", De Edgar Allan Poe Y "la Casa De Los Conejos " De Laura Alcoba

“La carta robada “de Edgar Allan Poe si bien presenta una historia muy diferente a “La casa de los conejos” de Laura Alcoba tiene analogías en lo que se refiere a los escondites de determinadas cosas. En la carta robada es el escondite de la carta, que se encontraba en un tarjetero de cartón recortado que colgaba, sujeto por una sucia cinta azul, de una pequeña perilla de bronce en mitad de la repisa de la chimenea haciendo que el Prefecto (El encargado de encontrar esa carta) no pudiera encontrarla aunque haya revisado profundamente el hogar dos veces ya que él no tenía la misma idea que su amigo Dupin quien tenía la teoría que el rincón más remoto e inaccesible de la morada del ladrón estaría tan abierto como el más vulgar de los armarios a los ojos ,es decir, la evidencia excesiva, donde ni las sondas, los barrenos y los microscopios del Prefecto pudieran encontrar aquella peculiar carta que todo este tiempo se encontraba a la simple vista

Mientras que en la casa de los conejos, el escondite es de la imprenta del diario “Evita Montonera”, que se encontraba detrás de un embute hecho por el ingeniero donde este le había explicado a la niña que el embute estaría mejor resguardado si los medios para ponerlo en funcionamiento (el mecanismo de apertura), quedara a la vista de cualquiera, como también ese cablerío grosero que había dejado de forma desprolija haciendo que sea el mejor camuflaje, aparte de los conejos que ayudaban a distraer la entrada y salida de las imprentas.

Esto de mantener todo a la vista fue implementado en el trabajo del ingeniero al leer la “La Carta Robada” de Edgar Allan Poe donde explicaba que nada esconde mejor que la evidencia excesiva.

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