Replanteando el género policial
Enviado por Gimac • 13 de Mayo de 2017 • Monografía • 1.878 Palabras (8 Páginas) • 641 Visitas
Replanteando el género policial
En el siguiente trabajo se buscara analizar de qué manera “Crónica de una muerte anunciada” y “La muerte y la brújula” representan la tradición del relato policial clásico, y en qué medida rompen con ella y realizan una parodia. Entendiendo la parodia como una fuerza positiva capaz de desautorizar y renovar una convención, siendo por eso importante en la evolución de los géneros[1]. Se tendrá en cuenta los inicios del género y se realizará un paralelismo entre las obras mencionadas. Pertenecientes a Gabriel García Márquez y Jorge Luis Borges correspondientemente.
Antecedentes de la novela detectivesca
El género policial o detectivesco, es una clase de texto literario dentro de la novela, en la que su centro lo constituye la resolución de un caso. Su protagonista es un policía o detective que se encarga de llevar adelante el misterio, basándose principalmente en la indicación, observación o usando la intuición.
Edgar Allan Poe es considerado el padre de este género gracias a sus cuentos Los crímenes de la calle Morgue (1841), El misterio de Marie Rogêt (1842-1843), La carta robada (1844) y El escarabajo de oro (1843) , que influyeron directamente en autores posteriores como Arthur Conan Doyle, cuyo Sherlock Holmes está inspirado en el Auguste Dupin de Poe.
Aunque el género policial comienza cerca de los años 1840, se han encontrado textos de hace más de 2000 años que se asimilan a este estilo. Un claro ejemplo es la obra de Sófocles Edipo Rey[2], la cual trata de la tragedia griega en la que Edipo lleva a cabo una investigación en la que se da cuenta de que él es el culpable. Siendo considerada una “prefiguración griega del género policial” (Graciela Villanueva 2008).
En 1944 María Rosa Lida señala el paralelismo entre la obra de Sófocles y el género policial, pero marcando los límites:
Más que con el cuento popular es de regla la comparación del Edipo por su trama formal con la moderna novela de policía, como sugieren la extrema economía y perfección lógica de todos los pasos del argumento que llevan al desenlace. La diferencia que hace sentir paradójica la comparación, aun sólo en cuanto al argumento, es que en la novela policial el « crimen » está urdido a sabiendas por otro hombre, y el detective, generalmente ajeno a los móviles de los personajes, lo rastrea con desinterés intelectual, en el plano del acertijo, del problema de ajedrez o de álgebra. [En la historia de Edipo, en cambio,] no hay construcción deliberada del « misterio »; el misterio es lo dado por la vida, resultado de factores que rebasan al individuo que lo padece y que, sin proponérselo y muy en su daño, lo rastrea, no por puro placer intelectual, sino vitalmente interesado en el bien de los suyos. La diferencia primordial que anula todo el paralelo es que en Sófocles el criminal es a la vez el policía, y cada impulso noble le acerca al reconocimiento que es su ruina.
Esta lectura de Edipo ha sido sustentada posteriormente por García Márquez. Quien mientras escribía Crónica de una muerte anunciada, la definió como una “novela policíaca genial” asegurando que en general lo “único fastidioso de la novela policiaca es que no te deja ningún misterio. Es una literatura hecha para revelar y destruir el misterio” (1979).
Partiendo de la tragedia
La mayor parte de los críticos ha interpretado Crónica de una muerte anunciada como una obra perteneciente al género policial[3], fundamentando que esta resulta la crónica de una investigación. Investigación que sucede 27 años después del hecho y en la que se indaga el asesinato, conocido en todo el pueblo, de Santiago Nasar por parte de los hermanos Vicario. Lo que a su vez lleva a pensar que a través de este desfasaje temporal entre hecho/investigación y a través de ciertos cambio de pautas del género (como la perdida de la sorpresa al ser revelada la muerte de Santiago Nasar desde un principio) que el autor busca realizar una crítica o parodia a este genero literario.
En Crónica de una muerte anunciada, como bien señala Michael Palencia-Roth, García Márquez no se interesa por presentar una investigación al estilo Sherlock Holmes o Maigret. Por otra parte, su novela establece similitudes con el texto ya mencionado de Sófocles al utilizar “dispositivos de la tragedia griega” (Ángel Rama 1983). Los cuales rondan sobre el concepto de fatalidad, como un “retorno eterno” al que siempre se vuelve y nunca se sale (Palencia-Roth, M 1989). Representado en la obra cuando se ve como impulsado por lo que solo puede su destino designar, Santiago abandona el refugio de la casa segura y busca el lugar de su muerte: la puerta de su casa.
De acuerdo con esta concomitancia con Edipo Rey, García Márquez busca los puntos que se alejan del clásico género policial y sus convenciones. Destacando así el hecho que en la tragedia griega, el detective y el asesino resultan ser la misma persona. Esto da lugar a la hipótesis de que en “Crónica de una muerte anunciada” el culpable del incesto de Ángela Vicario es el mimo investigador, narrador que “no osa decir su nombre”(Rama, Angel 1993).
Si uno se adentra más en el extenso análisis literario que existe sobre Edipo Rey, puede ver que a lo que muchos críticos han considerado errores de Sófocles (alternancia entre el plural y el singular al hablar del / de los asesino/s y el hecho de que el asesinato nunca haya sido elucidado) autores como William Chase Greene, Karl Harshbarger y Sandor Goodhart, prueban que lo que constituye el elemento central para la consideración de la historia de Edipo como un policial, es decir el enigma del asesinato, es justamente lo que en la tragedia nunca se resuelve, ningún elemento que permita saber con certeza cuál es la solución definitiva del enigma.
Bajo esta concepción, Harshbarger formula la hipótesis de que el asesino del Rey es el coro. En cambio, Goodhart lo lee no como un reconocimiento inconsciente de su propia culpabilidad sino como una muestra de que Edipo cree que hay una conspiración encabezada por Creón (mano derecha de Edipo), y que el mató al rey. Siendo estas hipótesis comparables con Crónica de una muerta anunciada: la primera representaría el concepto de culpa colectiva, de la sociedad en general; y en la segunda Santiago Nasar sería el “chivo expiatorio” de una comunidad que intenta ocultar algo o se auto engaña al punto de permitir una brutal matanza.
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