Reporte De Lectura De El Libro Snow White And The Huntsman

Snow White and The Huntsman

(Blanca Nieves y El Cazador)

La Bruja Ravenna le ofreció a Eric, devolverle a su esposa de la muerte a cambio de que el cazara y le trajera a Blanca Nieves, a lo que esto le pareció una idea ridícula, pero al ver de nueva cuenta la imagen de su amada esposa Sarah en su Mente, asedio a las órdenes de la Reina oscura.

¿Qué significaba aquella prisionera – aquella extraña – para él? ¿Qué importaba si el Bosque Oscuro acababa con su vida? Poco a poco, pero con seguridad, Eric dirigió la mirada hacia la reina y asintió con la cabeza. Lo haría. Iría allá, se abriría paso a través de aquel bosque encantado y cazaría a la fugitiva.

No tenía que perder.

Una vez en el bosque Eric se detuvo a observar las sombras que acechaban entre los árboles.

Había estado allí antes, pero no se había adentrado más de 40 metros.

Su última visita había sido después de que la reina tomara el poder.

Todos en la aldea sabían que el bosque oscuro se tragaba a los hombre, pero lo que no sabían era que este mismo se alimentaba del miedo de aquellas personas que lo visitaban.

Eric le pidió a los hombres que lo acompañaban que hicieron justo lo mismo que el, así que ellos pararon un momento, mientras el observaba con quietud el bosque, adentrándose lentamente. Su presa estaba solo a unos metros, enseguida escucho un ruido entre la maleza , Blanca Nieves había pasado rozando la hierba. Así que Eric con un rápido movimiento, introdujo los brazos dentro del arbusto u sujeto una pierna de la muchacha. No necesito tanta fuerza para arrastrarla, era muy menuda. Pero ella se defendió, retorciéndose bajo sus manos. Ella grito que la dejara ir, y al voltear a mirarlo sus enormes ojos verdes se quedaron clavados en los de él.

El cazador retrocedió unos pasos, sin saber qué hacer, era mucho más joven de lo que había imaginado. Sus piernas estaban cubiertas de arañazos y heridas, tenía la piel más blanca que jamás había visto, los labios rojos y carnosos, y una cabellera negra que le caía por la espalda. Al oír hablar de la prisionera, Eric se había imaginado una despiadada bruja vieja o algo así. Pero aquella muchacha –aquella belleza- no era exactamente lo que esperaba.

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