Reseña - El arte de la guerra
Enviado por elenapat • 21 de Noviembre de 2015 • Reseña • 1.809 Palabras (8 Páginas) • 265 Visitas
“El Arte de la Guerra” Sun Tzu
El texto fue redactado anterior al nacimiento de Cristo y es uno de los textos más antiguos utilizado como guía de uso militar. Su autor fue un afamado general de guerra, así como filósofo chino. Tal vez fue el primero en escribir un tratado sobre la correcta ejecución de las guerras. Aún con estos antecedentes, “El arte de la Guerra” tiene vigencia, no solo en el aspecto bélico, sino también a nivel de organizaciones y a nivel personal.
Cuanta con total de 13 capítulos, donde se exploran dos consignas básicas de su filosofía sobre la guerra: El arte del engaño y el sometimiento del enemigo sin luchar. Para explicar estos principios, desarrolla varios temas como son el terreno, el ejercitó y los generales. Es un texto sencillo de seguir, se dejan de lado términos complicados, por lo que su lectura es sencilla y fácil de seguir.
En el capítulo primero, sobre la evaluación, expone: “La guerra es de vital importancia para el estado; es el dominio de la vida o de la muerte, el camino hacia la supervivencia o la pérdida del Imperios: es forzoso manejarla bien”. La guerra es un cambio, una oportunidad de cambiar de un estado a otro. Si es ventajosa o si no lo es, dependerá de:
- La doctrina: el pueblo en armonía con el gobierno.
- El tiempo: Condiciones atmosféricas, las horas del día y las estaciones del año.
- El terreno: Implica distancias, tipos de terreno y espacio.
- El mando: General que es sabio, sincero, benevolente, con coraje y disciplina
- La disciplina: Organización del ejército.
También indica que el Arte de la Guerra se basa en el engaño. Uno de aparentar debilidad cuando se es fuerte, esconder las ventajas y la obviedad de superioridad debe ser disfrazada. Así mismo deben de hacerse los cálculos pertinentes, si no la victoria estará garantizada para el bando contrario.
El capítulo segundo, Sobre la iniciación de las acciones, indica que Nunca es beneficioso prolongar la guerra por mucho tiempo. Las razones son que se terminará el ánimo de las tropas, las armas empezaran perder su filo y los suministros se agotaran. La batalla no debe implicar asaltar al propio pueblo en busca de armas y provisiones. Ser rápidos y efectivos es la consigna.
Lo importante es la victoria, no la persistencia.
El capítulo tres, Sobre las proposiciones de la victoria y la derrota, menciona que ganar sin necesidad de pelear es el verdadero Arte de la Guerra. Subyugar al ejército contrario significa matar a los cabecillas, cortar sus alianzas, bloquear los suministros. Todo para evitar la lucha y asegurar la victoria.
Además, no se debe confiar demasiado en los números. Si tu ejército es más grande, no garantiza su victoria, si el otro es más pequeño, no garantiza la tuya.
En pocas palabras, los que ganan son aquellos que con prudencia escogen el momento de luchar y cuando no hacerlo.
El capítulo termina con la siguiente sentencia: Si te conoces y a los demás, no correrás peligro en las batallas; si no conoces a los demás pero si a ti mismo, perderás unas veces y ganaras otras; si no te conoces a ti mismo ni a los demás, correrás peligro en cada batalla.
El capítulo cuatro, Sobre la medida en la disposición de los medios, menciona que la vulnerabilidad debe estar en el otro, no en uno mismo. Por ello es fundamental conocerse a sí mismo y conocer al otro. La invencibilidad es la defensa, la vulnerabilidad es el ataque. Sin embargo también es cierto que la defensa es para tiempos de escases, y el ataque para los tiempos de abundancia.
Respecto a la batalla, la verdadera sabiduría es aquella que no necesita la victoria sobre los demás. Seguro se elogia una buena batalla, llena de acción y del derrame de sangre del contrario, pero la verdaderamente interesante es aquella que se pierde en la sutileza.
Por tanto, el ejército que asegura la victoria y luego lucha, será el victorioso. De lo contrario perecerá
Sobre el quinto capítulo, Sobre la firmeza, Sun Tzu, se presume que un ejercitó victorioso es aquel que está organizado. Distingue dos tipos de ataque: ortodoxo (directo) y el heterodoxo (indirecto). Un general debe ser capaz de utilizar los dos. Cuando la batalla es directa, la victoria será sorpresa.
Capitulo seis, Sobre lo lleno y lo vació: revela que es mejor esperar el ataque del enemigo, que iniciarlo. De esta forma la fuerza del otro se agota. Sin embargo, si inicias el ataque, que este sea sorpresivo. Las tropas adversarias no sabrán a donde huir y la energía gastada en obrar una defensa, se añadirá a la tuya.
La confusión en el enemigo es ventajosa. Así que es imperativo provocarla. No por medio de la lucha, sino por medio de tu propia estrategia. Pues, todo el mundo conoce la forma mediante la que resultó vencedor, pero nadie conoce la forma mediante la que aseguró la victoria.
En el séptimo capítulo, Sobre el enfrentamiento directo e indirecto, menciona que la auténtica lucha es hacer de las distancias largas, cortas. Es un tema recurrente en la obra de Sun Tzu, que tus tropas sean las primeras en acomodarse en el terreno, ya sea que salieran después o antes, tanto si invaden territorio enemigo como si no. La tropa que ocupa primera un espacio, saldrá vencedora.
Antes de entablar una lucha directa, los suministros, el equipamiento y el dinero, deben ser suficientes, de lo contrario se perecerá en la batalla. Por tanto, la escasez de estos factores deberás ocasionarla en el bando enemigo.
Si ellos huyen cuando no se han agotado, es probable que sea una trampa, por lo que perseguirlos es la última acción que debe tomarse. Tampoco se debe presionar a un enemigo desesperado, esto alargara la batalla y es lo último que deba hacerse.
En el octavo capítulo, Sobre los nueve cambios, clasifica dos tipos de terrenos: el cerrado, donde el enemigo tiene una fácil retirada y llegada, y el mortal, donde significa lucha.
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