Reseña Anthony Proust “La profesión histórica”

Maestría en Historia de Venezuela

Catedra: Técnicas e Instrumentos de Investigación Histórica

Prof. Gladys Niño.

Maestrante: José Antonio Pulido Zambrano

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RESEÑA

Antoine Prost (2001). “La profesión histórica”. En: Doce lecciones de Historia. Catedra. España. Pp. 45 – 65.

¿Es considerada la Historia una profesión? Está a grandes rasgos es la pregunta que se hace Antoine Prost en el segundo capítulo de su libro Doce lecciones de Historia. Un artículo que coloca al lector en el panorama de la evolución del profesional del área histórica en lo que corresponde al siglo XIX y XX.

Para responderse esta interrogante, Prost divide este capítulo en la siguiente estructura: 1.- La organización de una comunidad científica. 2° Los “Annales” y la Historia-Investigación; este apartado estructurado en dos partes; por un lado; Una revista de combate”, y por el otro; La institucionalización de una escuela. 3° El estallido de la profesión, dividida a su vez en; Polos de influencia, y Un mercado mal regulado. 4° Pierre Bourdieu: La organización del campo histórico. Este trabajo centra la importancia que jugó el grupo “Annales” en la construcción del papel del historiador como un profesional de carácter científico, dejando atrás la visión particular que se tenía de éste como un área para la improvisación y de los aficionados a este campo. Aun cuando el trabajo se centra en el desarrollo de la profesionalización de la Historia en Francia, es una reflexión que se puede aplicar a todos los países que han buscado dar el sitial que se merece la Historia. En el siglo XIX estuvo vinculada a los estudios de Secundaria y a principios del siglo XX da un salto a la Universidad. Y con la aparición de Marc Bloch y Lucien Febvre entra a escena una perspectiva para observar a la historia desde otro prisma, siendo un paso fundamental para la profesionalización de la Historia. De allí que Proust exprese que “no obstante, la novedad de los Annales no está en su método sino en los objetos y las preguntas que se plantean. L. Febvre y M. Bloch respetan escrupulosamente las normas de la profesión: trabajan sobre documentos y citan sus fuentes, pues no en vano aprendieron su oficio” (p. 51). Con ellos la Historia deja de ser un oficio para hacerse profesión.

Prost entiende claramente que la historia es una disciplina científica y una práctica social. De allí que aborde el problema de la profesionalización de esta disciplina en dos vertientes, su carácter de “cientificidad” que estructuran su método y herramientas y por otro lado, ese carácter social e institucional en el que se encuentra la Historia. De allí que plantee un “doble mercado” (pp. 59 – 60) para los trabajos históricos: uno académico y otro, el de las grandes audiencias. Cerrando el capítulo con lo referente al tema de la organización, en este sentido Prost Expresa:

Los organizadores sin duda persiguen objetivos científicos, o al menos así lo proclaman, y seguramente lo creen. Pero también tienen por objeto imponerse, o imponer su institución, como instancia científicamente legítima dentro de su ámbito, una pretensión en ocasiones fundada y en otras no. J. Le Goff ha denunciado la proliferación de coloquios inútiles, que «sustraen demasiado tiempo a la investigación, a la enseñanza y a la redacción de artículos y de libros». «Hemos llegado a un punto —dice Le Goff— en que el número y la frecuencia de los coloquios tienen algo de patológico. Necesitamos vacunarnos contra la coloquitis (p. 63).

        Algo si deja claro Prost, y es lo que se debe resaltar de este escrito. El profesional de la Historia ciñe o sustenta sus investigaciones en los documentos, limitándose a la consulta de los restos, fragmentos e indicios dejados del pasado, vestigios del cual el historiador con su bata de laboratorio extrae información crucial para reconstruir e interpretar el pasado.

RESEÑA[pic 2]

Antoine Prost (2001). “Las preguntas del Historiador”. En: Doce lecciones de Historia. Catedra. España. Pp. 90 – XX.

Para todo aquel que busque la profesión histórica, el texto de Antoine Prost intitulado Doce lecciones de Historia es clave en su preparación, y en ese apartado es fundamental el estudio del capítulo 4 de este libro referido al tema de las preguntas al crear el discurso y objeto de la Historia. De entrada el autor señala la importancia de este rubro, ya que el interrogarse en el proceso de la investigación histórica tiene una visión epistemológica, ya que se desarrolla a partir de las preguntas un sentido etimológico de los términos donde se prevé que se funde el objeto histórico. “De ahí la importancia y la necesidad de plantearse la pregunta de la pregunta” (p. 90).

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