Resumen El Callejón

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CALLEJon SIN SALIDA

CHARLES DICKENS – WILKIE COLLINS

INTRODUCCIÓN

Una mujer con un velo con una expresión de tristeza y desesperada le pregunta a una niñera de un hospicio cual fue el nombre que le dieron a un niño que dejaron días antes, ella se lo da y le dice q se llama Walter Wilding, pero que ella no va a seguir como niñera y que por favor no le diga a nadie que le dijo el nombre. 12 años después la mujer del velo llega al hospicio y una mujer le señala quien es Walter Wilding, ella se acerca al niño y le da unos dulces, luego se marcha.

RESUMEN

Wilding y Cía, es una empresa de vinos, Walter Wilding a los 12 años después de aquella vez que su madre le llevo aquellos dulces se reunió con su madre, lo reconoció, y le confesó que la habían engañado pero nunca dijo quien ni en qué circunstancias. El sentía amor y respeto por su madre, a la que le agradecía el haberle dejado todo lo que al morir le heredo; que fue la compañía de vinos y una gran fortuna, además estaba agradecido y por haberle dado educación y por enseñarle acerca del negocio de los vinos.

Walter Wilding habla con su abogado Bintrey, porque tenía la idea que todos sus empleados vivieran bajo el mismo techo y el les diera comida, y los domingos asistir a misa y formar un coro. A Bintrey le pareció loca la idea pero lo apoyo y le dijo que debía primero ver si aceptaban, el hablo con Joey el bodeguero quien era alguien de mal carácter y le dijo que aceptaba, pero no le gustaba el hecho de tratarse como familia porque él no tenía buen carácter para eso y le parecía un poco inservible, pero que igual lo aceptaba. Joey era una persona bastante supersticiosa por lo que le reclama a Walter Wilding por haberle cambiado el nombre a la compañía ya que decía que era de mala suerte, Walter Wilding no le puso mucha atención solo le prometió que no lo volvería a hacer.

Wilding, después de una larga, tediosa y casi decepcionante búsqueda, contrata a una ama de llaves de unos 50 años, que era muy agradable y estaba muy bien recomendada. La contrató y al día siguiente se presento, él la recibió en el comedor de su casa donde había un retrato de su difunta madre, pero a Walter Wilding se le hacía conocida la voz de la señora, lo que era así porque ella era una niñera que trabajo en el hospicio donde él estuvo y fue la que le dijo a su madre el nombre de Walter Wilding, algo que Walter ya sabía y le dijo a la señora Goldstraw que su madre estuvo agradecida toda la vida por la bondad que ella tuvo de decirle el nombre de él, pero la señora Goldstraw estaba muy inquieta y él le pregunto porque, ella le trato de explicar y le dijo que Walter Wilding había sido adoptado unas semanas después de haber estado recién nacido y que él no era el hijo de esa señora, Walter se exaltó y le pregunto que como pudo ocurrir esa equivocación, ella le explico que los nombres que se le ponían a los niños del hospicio los sacaban de una guía y cuando ya adoptaron al otro Walter Wilding, su nombre estaba ya tachado, pero cuando el llego un tiempo después al hospicio, a él le designaron ese nombre porque ya no tenían alguien registrado con el mismo. Por lo que cuando su madre llego 12 años después, el Walter Wilding que le señalaron, no era su hijo sino el que ya había sido adoptado muchos años atrás. Ella le dijo que no estuvo en sus manos eso ya que a los 6 meses de haber conocido a esa señora desesperada preguntando por el nombre de su hijo, ella se fue de ese hospicio porque se caso y que lamentaba mucho el no haber estado ahí para poner claras las cosas. Walter se quedo atónito, desconsolado, impactado y no lo podía creer. El le dijo a la señora Goldstraw que necesitaba buscar al verdadero hijo de su supuesta madre, por lo que mando a llamar a su abogado.

Unas horas después, llegó a visitarlo su socio George Vendale, a quien le conto todo con plena confianza, Vendale lo trato de consolar y le dijo que lo apoyaría en todo. Walter decía que el si encuentra al verdadero hijo de su madre él le entregaría todo lo que ella le dejo, porque a él no le pertenecía, Vendale con esta confesión le dijo a Walter que cada vez se sentía más orgulloso de el por ser como era, porque no cualquiera hace lo que él estaba haciendo. Y que se alegraba profundamente de ser su socio y que lo apoyaría y le daría la mano hasta el último de sus días.

Por órdenes de Wilding y por hacerle el favor, su socio George Vendale viajo a Soho, una colonia de Suiza situada dentro de Londres, donde se tenía que reunir con el señor Obenreizer por asuntos de negocios. El lo conoció y a un principio le agrado además recordó haberlo conocido muchos años atrás, en un viaje en el cual el señor Obenreizer iba con su sobrina. Al rato Obenreizer le presento a la sobrina, por la cual Vendale estaba completamente enamorado desde aquella vez que la conoció. El sintió en la forma de ella hablar con su tío, como que tenían ciertos límites y como si ella expresara el sentirse prisionera de su tío ya que el tenía la tutela de Margarita desde que sus padres murieron, por lo que a él no le importo y vio que el tío y ella se atacaban constantemente, además conoció a la Señora Dor, que era una señora de la servidumbre muy querida por el señor Obenreizer y Margarita su sobrina. Vendale se sintió muy bien al conocer a margarita y al fin poder tener la oportunidad de acercársele.

Regreso a Wilding y Cía, y fue a la bodega ahí se encontró con el señor Joey, quien le dijo que él y Wilding eran muy jóvenes para dirigir la empresa de vinos, pero el señor Vendale no le puso mucha atención, de pronto le cayó una liga de un hongo que parecía sangre en el pecho y saliendo del lugar, el señor Joey le dijo que las personas dicen de que cuando a alguien le pasa eso, es porque va a morir asesinado. El señor Vendale le dio miedo y después se retiro.

Al siguiente día Wilding se fue a la Inclusa, el hospicio donde él estuvo, explico sus motivos al tesorero, y le dieron los datos del otro Walter Wilding y de la persona que lo adoptó, el se fue muy agradecido. Él lo busco usando los datos pero fue en vano. Regreso muy decepcionado y se sentía como en un callejón sin salida. Al regresar le pidió a sus 2 colegas el señor Bintrey y el señor Vendale que fueran sus albaceas y que hicieran su testamento donde decía que ellos tenían la obligación de buscar al verdadero Walter Wilding durante 2 años después de su muerte y entregarle todas sus pertenencias y si no lo encontraban debían

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