Resumen Introduccion A Las Doctrinas Politico-economicas

MONTENEGRO SORIA, Walter (Cochabamba, Bolivia, 1912 – La Paz, Bolivia, 1991).- Escritor, periodista y diplomático.

Abogado de profesión tuvo destacada actuación en la diplomacia boliviana, con misiones en Singapur, Japón y Perú. Ministro de Cultura e Información (1969). Como periodista mantuvo la columna ‘Mirador’ en que firmaba como ‘Buenavista’.

Saturnino Rodrigo lo describe: "Montenegro es un artista de veras, pues no sólo cultiva el arte de escribir: es, también, un músico delicado y exquisito, un violinista de gran temperamento; sus interpretaciones de música indígena son verdaderamente dignas de ser escuchadas. / En sus cuentos, ajenos a las frases ampulosas, las imágenes atrevidas se deslizan suavemente, tranquilamente, aunque en el fondo combaten los cuerpos o se angustian las almas".

Su libro Los últimos (1941) ha sido valorada por Juan Siles Guevara como una de las Cien obras capitales de la Literatura Bolivia (1975), argumentando sobre el mismo: “Un estilo ágil, en ocasiones poético o bien sutilmente irónico, realza este libro de cuentos de temas criollistas. El escenario preponderante es la ciudad. En ella la timidez (Los últimos, Otoño), la decadencia (Cuatro estaciones), el egoísmo (El bien), la soledad (Hambre, Maternidad), el ridículo (El frac, Poesía y prosa) y la muerte (El pepino, El reloj de madera) señorean a los personajes. Un tema minero (La masacre) y otro de la selva (Su segunda patria), presididos por la muerte, completan el libro, que en ‘El reloj de madera’ apunta hacia el Realismo Mágico y en ‘El bien’ hacia el Neorrealismo”.

Uno de sus cuentos más celebrados titula ‘El Pepino’, que en una parte dice: “El pepino es heroico y caballeroso. De algún modo extraño han llegado hasta él los sentimientos románticos de su remoto antepasado, el arlequín. Lucha defendiendo a las vírgenes, en las que aún cree, socorre a los niños, dirige el tráfico de vehículos, interviene en las peleas, donde hay una sola cabeza que se rompe, la suya; un solo hueso que se quiebra, el suyo; una sola nariz que sangra, la suya; una sola espalda sobre la que se vierten baldes de agua fría a media noche, la suya”.

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