Resumen La Divina Comedia "Infierno".

El libro inicia con Dante, perdido en un bosque oscuro y peligroso, sin saber qué hacer y empieza a caminar sin un destino. Cuando cree que todo ha terminado ya que había salido el Sol, una pantera, un león y una loba, amenazan con devorarlo y Dante retrocede de nuevo hacia el bosque, pero esta vez, se encuentra con Virgilio, un poeta a quien Dante admiraba. Él iba a ser quien lo guiara en su recorrido.

Un poco antes de llegar a las puertas del infierno, están “las personas que vivieron sin gloria ni infamia” o sea, que fueron rechazados en el cielo porque no hicieron nada bueno y rechazados también en el infierno porque no hicieron nada malo. Su único castigo es que nadie los recuerde, no tienen la esperanza de morir y sin nada que hacer en el resto de la eternidad.

Para llegar al infierno, deben de cruzar el río Aqueronte, y se suben en la barca de Caronte, quien es el encargado de llevar a las almas hacia allá, aunque al principio está reacio a llevar a Dante ya que él está vivo y nunca antes un mortal ha atravesado el Aqueronte. Virgilio le hizo entender a Caronte que Dante era un designio divino el que él realizara el peregrinaje y finalmente aceptó.

Dante se desmayó en la barca, pero cuando se despertó, ya no estaba en ella, estaba en un profundo abismo y Virgilio le explicó que se encontraban en el primer nivel, de los nueve existentes, El Limbo, el hogar de Virgilio. En el Limbo residen las almas que no cometieron falta alguna, pero como no fueron bautizados, no pueden gozar del paraíso, pero tampoco ser castigados en lo profundo del infierno. No sufren tormento alguno, solo el saber que estarán ahí para siempre. Dante se encuentra con los cuatro poetas más grandes de la antigüedad: Homero, Horacio, Ovidio y Lucano.

Después se aproximan al segundo circulo del infierno, era más pequeño, pero tenía mucho más dolor que el primero. En la entrada vieron al Rey Minos, que era quien examinaba los pecados de las personas y después les asignaba a que círculo del infierno deben irse. Después de que Minos también se encolerizó por la presencia de Dante y de que Virgilio le explicara nuevamente, les dio pase libre al segundo círculo. En ése lugar, se castiga a los lujuriosos, que son eternamente arrastrados de un sitio a otro por un terrible e incesante huracán.

En el tercer círculo, guardado por Cerbero, el perro de tres cabezas, se castiga a la gula, sometiéndolos a estar hundidos hasta la mitad en barro, y siempre estarían mojados con una especie lluvia y granizo.

Se abrieron paso hacia el cuarto círculo, los pródigos y los avaros eran castigados ahí. Las almas se dividen en dos grupos, condenados a hacer rodar unas pesadas rocas hasta chocar en el centro. Y así por la eternidad.

Para llegar al quinto círculo debían de atravesar una negra laguna, llamada Estigia, que estaba llena de almas que luchan eternamente a golpes y mordiscos entre ellas, condenadas por el pecado de la ira.

Los esperaba la ciudad de Dite, que significa Infierno, donde toma el color rojo de las llamas que hay en ella por todas partes, y está rodeada de murallas, cuyas puertas guardan los demonios.

Cuando llegaron, todas las almas rechazaron abruptamente la presencia

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