Resumen de "Octubre un crimen"

OCTUBRE UN CRIMEN

CAP. 1: Mi nombre es Inés. Tengo que ir al baile de disfraces de mi prima, a quien no quiero, por lo tanto decidí que mi madre me comprara un vestido antiguo en un negocio por el que siempre pasaba. Fui allí a probarme y encontré un vestido que me impactó. Era amarillo, de organza y de la década del 50.  Me quedaba pintado. Me lo llevé. A mi mamá le encantó, pero me dijo que iba a acortarlo, porque era largo para mi. Llevé el vestido a mi cuarto para descoserle el dobladillo y cayó una carta de él. La desdoblé para leerla, era del 22 de octubre de 1958. En ella, Elena, le contaba a su amiga Malú, que había descubierto que estaban envenenando a su padre y le pedía ayuda, con miedo a ser la siguiente. Corrí a mostrársela a mi madre y hermanos, dijeron que seguro era falsa, al igual que mi papá cuando llegó. Yo estaba convencida que era real, por lo que decidí investigar.

CAP. 2: fui al negocio donde lo compré, dispuesta a hacer una investigación del origen del vestido. Le dije a la dueña que estaba haciendo un trabajo para historia, sobre el vestido, me dijo que se lo vendió una amiga de una amiga, que se fue a vivir a España. Ella iba a hablar con su amiga y me iba a avisar.

Tenía miles de preguntas en mi cabeza, habrían recibido la carta?. Se salvó el padre de Elena? Que había pasado? No tenía respuestas, sólo podía esperar que me llamara la dueña de la tienda.

Llegó el sábado y la fiesta de la odiosa Ayelén. Fui con mi cara más falsa.

CAP. 3: la fiesta fue un asco. Me aburrí. El domingo a la mañana llegó el llamado. Me dijo que Alicia, la que vivía en España, le dijo que le mande por fax las preguntas que quería hacerle y ella me las contestaba. Lo hice y esperé la respuesta toda la semana. Llegó: me decía que compró el vestido en el 84, en una casona del barrio de San Telmo, en un remate. Que nunca pudo venderlo y que se remataba toda la casa . Recordaba a una señora muy elegante recorriendo la casa como si fuera la dueña. No me ayudaba mucho eso. Pensé en que hacer, buscar la casa sin más datos era imposible, por lo tanto mandé un segundo fax pidiéndole cualquier dato que recordara de la casa que me ayude a encontrarla. Dos semanas tardó en contestarme…me contó que la casa era enorme, que ocupaba toda la esquina, tenía como una cúpula sin techo, o más bien, una habitación redonda, muy rara. Recordó que al final de la calle había un museo, dentro de un parque,  con muchas cosas sobre San Martín, como a 2 cuadras de la casa. Me recordó de la dueña, una escalera imponente en la casa, y que compró unos cubiertos de plata y unas porcelanas.

El museo no podía ser otro que el de Parque Lezama. Salí corriendo para allá. Estaba a 6 cuadras de mi casa, la casa que me contó Alicia, con su cúpula cortada. Era muy antigua y estaba destruída. Tenía un cartel de escuela de danzas. No sabía cómo seguir. Me fui al mercado a hacer las compras.

CAP. 4: terminaron las clases y tenía tiempo para ocuparme de la investigación. Empecé a preguntar a los vecinos de la casa por alguien que conociera su historia, desde hace 40 años o más. Arriba del mercado vivía doña Anita que podía ayudarme. Comenzó a contarme que en la casa en diagonal, había ocurrido una tragedia. Elenita se había matado. Estaba mal de la cabeza, había perdido a su madre muy joven, su padre se volvió a casar y ella nunca quiso a su madrastra. El padre se enfermó, ella lo cuidaba día y noche, hasta que murió. Ella quedó muy mal, días sin comer ni salir, hasta que saltó de la torre y se mató. La viuda se quedó un tiempo con el hermano en esa casa y después se mudó. Doña Anita no recordaba mucho más pero me contó de Amparito, que vivía en un hogar de ancianos y había sido la mucama de la casa.

CAP. 5: mi cabeza estaba a full de pensar y pensar, que había pasado, quien mató a Elena y a su padre, etc, etc. Decidí hacer una lista de preguntas para Amparito. Creía que Elena había escuchado a su madrastra hablar con el hermano del envenenamiento del padre, después la descubrieron y planearon matarla a ella. Hice la lista y decidí esperar que me contaba Amparo.

CAP. 6: fui al Hospital Rawson, al hogar de ancianos. Encontré a Amparo trabajando en el jardín. Le conté que escribía un artículo sobre casas antiguas y ella me contó que era activista defendiendo a los jubilados. Quería que publique eso y no pude mentirle más. Me descubrió y le conté que tenía la carta de Elena. Se levantço del piso y nos sentamos en un banco. Quería que le cuente todo. Lo hice y me ìdió ver la carta y el vestido, para despertar su memoria.

Esa misma tarde se los llevé. Me contó que se lo habían hecho para un cumple y no lo usó más. Que el día que murió su padre le había pedido que se lo lleve a la modista, Malú, para hacerle un arreglo. Lo hizo pero la modista no estaba. Volvió dos veces más y seguía ausente. Le dejó el vestido a la verdulera para que se lo diera a Malú. Cuando llegó a la casa, el padre de elena había muerto y se olvidó del vestido. Recordó que los ultimos días del padre de elena, ella estaba muy perseguida, controlaba la comida de su papá y se la llevaba en persona. Dormía y comía poco y mal. Cada día empeoraba un poco más, pero nunca le dijo a nadie sus sospechas.  Una noche, fue a la torre y se tiró. Pegó un grito tremendo durante la caída, y murió. Amparo no recordaba claramente los sucesos. Le pregunté que pasó con el vestido. Días dspues de la muerte de Elena, la verdulera se lo llevó a la casa porque Malú había desaparecido. A mi se me ocurrió que la podían haber matado también. L e pregunté que podíamos hacer con todo esto, y ella me dijo que nada. Que había pasado mucho tiempo. Volví a casa convencida de olvidarme de todo.

CAP. 7: le conté toda la historia a m amiga Florencia, que me dijo que estaba loca. Una semana despues me llamó Amparo para que fuera a verla. Cuando llegué, estaba hablando con su amiga Rosa, que era la que trabajaba con el doctor Bilbao, médico de la flia de Elena. Rosa les dijo que el Dr.dirigía un geriátrico en la zona. Me invitaron a la olla popular de Navidad, pero yo no podía faltar ese día en mi casa. Le dije que iba a la tarde y llevaba pan dulce. Me fui pensando en una excusa para salir a la tarde  se me ocurrió ir por el lado social, ayudar a los jubilados, no decir nada de la carta.

CAP. 8: llegó el 25. Despues de un almuerzo mortal con mis tíos Luis y Luisa, insoportables. y mi más insoportable prima Ayelén, huí de casa con la excusa de la olla popular. Llegué al Rawson y había un baile navideño. Amparo me llevó a un patiecito y me presentó a Rosa. Rosa me confirmó que el dr Bilbao tenía el geriátrico en Béccar. Ella tampoco se acordaba que había pasado con Malú, sólo que no la vieron más, pero recordaban su belleza, delicadeza y bondad. A las tres nos parecía que ña habían matado también.

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