Resumen de lectura “La creación de valor compartido”

Resumen de lectura “La creación de valor compartido”

La creación de valor compartido por Michael E. Porter y Mark R. Kramer tiene como objetivo presentar un análisis y conceptualización detallada del principio de “valor compartido” aplicado al sistema capitalista y a la reinvención de la percepción de hoy en día en cuanto al cómo las organizaciones obtienen valor y prosperan en una sociedad en la que solo interesa el bien común si este resulta en una reducción de costos o mejora de la reputación organizacional.

“La mayoría de empresas sigue pegada en la mentalidad de la responsabilidad social donde los problemas sociales están en la periferia y no en el centro” (Porter & Kramer, 2011); esta mentalidad conlleva a que la sociedad perciba que las ganancias que las organizaciones reciben son a costa suya, y que las empresas solo se preocupan por lograr un alto desempeño sin tener en cuenta el entorno que las rodea, sus necesidades, beneficios y males. De acuerdo con los autores, el principio de valor compartido presenta una solución a la mentalidad expuesta sobre los problemas sociales, este permite que los problemas se vean o se traduzcan en valor económico mediante la optimización de las técnicas que se utilizan para el crecimiento de las empresas, y el fortalecimiento de los clústeres en los que se encuentran los proveedores y otras instituciones que aportan a la mejora de la eficiencia, el rendimiento, la calidad y la sustentabilidad de las empresas.

Según Michael E. Porter y Mark R. Kramer, el principio de valor compartido puede ser definido como “las políticas y las prácticas operacionales que mejoran la competitividad de una empresa a la vez que ayudan a mejorar las condiciones económicas y sociales en las comunidades donde opera” (Porter & Kramer, 2011), es decir que, este principio rediseña el papel de las organizaciones, da una línea de aplicación para la definición de objetivos estratégicos corporativos e impulsa a las empresas a crear una propuesta de valor que las diferencie de las demás y que de igual manera satisfaga las necesidades de sus clientes y de la sociedad en la que se encuentra.

Una empresa necesita una comunidad exitosa, es por esto que la identificación de las necesidades de la sociedad no solo llevará a las organizaciones a ser más conscientes del entorno en el que se encuentran, sino también les permitirá identificar nuevas oportunidades para su diferenciación, incrementar su participación en el mercado, y por ende, obtener mayores ganancias.

La creación de valor compartido no es una tarea fácil, pero sus beneficios soportan su aplicación; el principio consiste en la re-concepción de productos y mercados que ya están establecidos, y en la redefinición de la productividad en la cadena de valor, de manera que la innovación sea un factor importante en este proceso y permita la optimización de los principales procesos de las organizaciones, tales como los procesos de logística, abastecimiento y distribución.

Más allá de la ejecución de programas de responsabilidad social, la relación presentada entre el progreso social y la productividad de los clústeres en los que se encuentran las organizaciones se sustentan en las intervenciones que se pueden dar sobre las brechas o fallas de los mismos y que permiten la creación de valor compartido al aumentar la eficacia de los procesos mediante el cumplimiento de leyes y estándares éticos, así como comprenden y tienen en cuenta los efectos negativos causados por las empresas e intentan abordarlos y mitigarlos.

La competitividad de una empresa está altamente relacionada con el estado de la comunidad en la que se encuentra, es decir que, en el momento en el que una empresa decide aportar a la sociedad al generar utilidades que a su vez permiten crear empleos y aumentar las inversiones, logra enfocar su valor compartido hacia un beneficio social, reconociendo a la sociedad y mitigando los posibles riesgos a los que se encuentra vulnerable.

En conclusión, el principio de valor compartido comprende el desarrollo de capacidades que permitan la creación de valor económico a través de la creación de valor para la sociedad mediante prácticas innovadoras, teniendo en cuenta las necesidades de los clientes, la productividad y las influencias externas en el éxito corporativo.

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