Rosa-Obra teatral

Introducción

La obra narra la historia de Juan, un humilde campesino que tras su periplo aventurero, anda en busca de un camino que de sentido a su aventurera existencia, por lo que retorna donde su antiguo patrón, el viejo Amézquita, dueño de tierras, criador de reses y padre de su hermosa hija Rosa, quien lo recibe con gran beneplácito.

Pero el motivo subyacente de su regreso es Rosa, la hija del patrón, quien para su sorpresa ve complaciente la unión de ambos, sin embargo, a pesar del amor que Juan siente por Rosa, la duda se apodera de él, y cree amar más su propia libertad, su paraíso soñado tan simple como poseer su propio bohío.

Parece probable que entre Juan y la muchacha se inicie un romance que pudiera culminar con el emparejamiento definitivo para beneplácito del viejo, si no fuera por las intrigas de los chismosos de siempre que con sus malintencionados comentarios, activan los sentimientos encontrados de libertad, del rechazo a las ataduras y su sentido del honor.

Nos muestra una historia de amor atrapada en las marañas del honor campesino dominicano.

Juan un hombre enamorado pero con deseos de superación, que quiere  conseguir un trabajo digno y poseer bienes propios que lo ponen en constante elección, dejarse llevar por su corazón o dejarse llevas por las críticas y juicios de los demás.

Para la composición de dicha obra me base en el rescate de las ideas de mayor importancia del texto agrupándola en un resumen estructurado, resaltado los temas centrales que esta conlleva en su contenido, la época y lugar en donde se desarrolla así como los personajes principales y secundarios que se desenvuelven en la trama de la obra.

Rosa

Trama

En medio de una terrible sequía que se impregnó en el Cibao,  juan un humilde campesino emprende un camino en busca de un mejor porvenir. Una época que el propio Juan recordaba con  gran sufrimiento, la tierra tostada, los caminos ardían, familias sin nada que comer y los animales moribundos.

 A Juan nunca le gustó la idea de depender de otros, siempre había anhelado la idea de tener un bohío  y unas tierras propias que le permitieran ganarse la vida dignamente, pero sobre todo la idea de ser dueño de su propio destino, este sentía que había llegado la hora de ser un hombre nuevo, un ser distinto que poco a poco dejaba atrás su vida anterior.

La soledad le parecía dura e injustificable y sentía que había perdidos sus años de vida trabajando para otros, sin llegar a sentirse una persona dueño de su propia vida. Razones por la cual decidió emprender camino en busca del viejo Amézquita, el cual había sido su patrón tiempo atrás.

El viejo Amézquita siempre había tratado a Juan con indudable aprecio. Tenía una hija con una gran belleza llamada Rosa, de la cual estaba Juan estaba evidentemente enamorado.

Algunas veces al atardecer Juan y María charlaban, lo que provocaba en Juan una gran alegría. Hasta el propio Amézquita veía con buenos ojos la unión entre ambos, aunque nunca dijo nada, pero sonreía con reserva al verlos juntos, sin embargo Juan siempre adoro la idea de conservar su libertad, este se sentía bien con sentirse dueño de su cuerpo y de su tiempo.

En su camino hacia Penda Juan se preguntaba a sí mismo, ¿porque volver, si allí en el Cibao podría encontrar grandes fincas en las cuales trabajar? , pero la respuesta abundaba desde lo más profundo de su corazón: era Rosa; si la causa era Rosa. Iba hacia ella llevado por el instinto de la carne y por el miedo a la soledad. Juan soñaba con un porvenir al lado de Rosa.

Una vez Juan llego a Penda fue recibido con gran añoro por la vieja Marta, el viejo Amézquita y su amada Rosa, este se quedó trabajando aquí, con la única condición de que el viejo le proveyera unas tierra propias en las cuales trabajar.

Algunas veces Juan charlaba con Rosa, esta se mostraba con una graciosa timidez, mezclada con cierta dosis de coquetería, la cual la mantenía alejada de Juan, pero este tenía la esperanza de que esa situación cambiaria.

Un día en la pulpería Juan se enteró que Inocencio el del viejo Vinicio no perdía oportunidad para coquetearle a Rosa, hasta don Rogelio el del Palmar aprovechaba toda ocasión para cantarle bonito. Pero Rosa no se decidía por ninguno. Decía que no podía dejar a su padre con la única atención de Marta, que ya estaba vieja y pesada para cuidarlo. El viejo Amézquita nunca fue exigente en cuestión de un marido para su hija; solo le bastaba con que se la quisieran y se la trataran bien. Siempre estuvo al cuidado de Rosa pues su mujer murió en el parto de esta.

Juan trabajaba duro y con entusiasmo en las tierras que el viejo le había proveído. Juan iba a menudo a la pulpería de Antonio Rosado, este era cojo y mal hablado, sin embargo a Juan le agradaba su amistad. En la pulpería Juan se enteró por el mismo Antonio que Inocencio el del viejo Vinicio andaba diciendo que este solo enamoraba a Rosa por el dinero del viejo Amézquita , noticia que lo molesto e indigno bastante a Juan.

Un día Juan se encontraba trabajando en las tierras y se puso a cortar un Guao, un árbol venenoso, pero desgraciadamente tiro un machete que le alcanzo el pie, y la sangre comenzó a fluir. Por suerte Remigio y Pancholo pudieron socorrerlo y llevarlo a casa donde Rosa y Marta se encargaron de cuidarlo.

Tiempo después Juan recupero el movimiento del pie y comenzó a trabajar en los cacaotales. Consumido por las habladurías que rodaban en el pueblo Juan decidió que era la persona indicada para casarse con Rosa, noticia que entristeció mucho al viejo Amézquita quien siempre había tenido la ilusión de que al final se diera la unión de ambos.  

Juan empezó a echar de menos su vida de antes, su andar sin rumbo, aquella posesión de sí mismo que tan feliz lo hizo tiempo atrás, pero se le hizo imposible abandonar la casa, pues el viejo Amézquita enfermo y se fue agravando poco a poco. Juan no podía dejar al viejo en momentos en que este más lo necesitaba y después de la ayuda que este le brindo, lo consideraba como cobardía y deslealtad de su parte.

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