SILVESTRI, Adriana & BLANCK, Guillermo (1993). La Conciencia.
Enviado por camilo093 • 25 de Septiembre de 2013 • 598 Palabras (3 Páginas) • 516 Visitas
La conciencia designa un saber, es decir el saber sobre el hecho de saber. En el texto de Silvestri y Blanck la conciencia está constituida de significado producto de la interacción social. En este sentido se toma las concepciones marxista sobre la conciencia, donde establece que la “conciencia deja de ser prioritaria y determinante con respecto a la realidad natural y social, para convertirse en un producto de la sociedad” a partir de lo anterior la génesis de la conciencia adquiere una movilidad producto de la sociedad, su engarce con la historia y con el cambio. Así a través de su soporte material, la conciencia queda integrada al desarrollo general de la materia en la naturaleza. En este aspecto, la conciencia es definida por Lenin como una función de aquella porción de la materia de compleja arquitectura que se llama cerebro del hombre, agregando que esta es un reflejo activo de la realidad. Muchas críticas se desarrollan a partir de esta afirmación por su visión estancada de la situación, sin embargo dicha tesis se complementa con el concepto de que no es un proceso pasivo sino por el contrario activo. No se trata de un reflejo en el sujeto sino por el sujeto.
De esta manera la conciencia es la realidad del signo. Y el signo es social. Y por ende el lenguaje copado de significado es un producto de la actividad humana y es una práctica social, la conciencia por lo tanto puede formarse en sociedad. En este sentido el uso de herramientas supone una mediación que dirige el comportamiento hacia una cosa, lo que implica una ruptura de la inmediatez en relación con la realidad. Así, los signos son medios o instrumentos objetivos de la relación entre personas cuyo principal instrumento es la comunicación. No obstante al internalizarse, los signos se convierten en instrumentos subjetivos de la relación con uno mismo; auto dirigen y regulan la propia conducta y el pensamiento. Todas las funciones mentales superiores, aquellas son especificas del hombre e integran la órbita de su conciencia, son procesos mediatizados, y los signos son los medios que los organizan y dirigen, adquiriéndose durante el desarrollo ontogenético del hombre en sociedad, mediante la actividad social.
Entre lo consciente y lo inconsciente podría identificarse este último con la parte no oficial de la conciencia. Para Bajtín el inconsciente resulta una ficción algo imaginario y no aplicable para la cultura de élite o la oficial, es decir lo no oficial se refiere a las costumbres y la cultura popular, es algo por lo cual no se ve representada una sociedad elitista. Sin embrago el dinamismo de la historia hace que no exista verdades eternas en el terreno de la ideología y la conciencia. Nuevas relaciones humanas en un nuevo modo de producción generan nuevas relaciones entre lo oficial y lo no oficial en la vida y en la conciencia. Estas visiones apuntan hacia las criticas que hace Bajtín hacia Freud, donde plantea que el
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