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Taller de COMUNICACIÓN ORAL y ESCRITA


Enviado por   •  9 de Noviembre de 2016  •  Apuntes  •  11.059 Palabras (45 Páginas)  •  273 Visitas

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         Elisa Damiano

Profesorado de Educación Primaria

Taller de COMUNICACIÓN ORAL y ESCRITA

Primer Año

Trabajo Práctico N°5:

Fichaje de Obra Literaria.

Profesora: Carina Rasero.

Alumna: Luisina Mignone.

 

Fecha de entrega: 2/11/2015

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  1. Autor: BERMANI, Ariel. 

ARIEL BERMANI es narrador y poeta. Nació en Lomas de Zamora, provincia de Buenos Aires, en 1967. Desde hace varios años dicta cursos y talleres de lectura y de escritura en diferentes instituciones.

Publicó cuentos, artículos y poemas en numerosas revistas y participó de las antologías de cuentos Buenos Aires no duerme, 1997; La selección argentina, 2000; Antología de narrativa argentina siglo XXI, 2006 y 2010.La argentina del tercer centenario, 2010.

Leer y escribir recibió la Segunda Mención en el Premio Clarín de novela 2003.

Obtuvo, por su nouvelle inédita Mercado, la Segunda Mención en el Concurso de Novela Corta “Julio Cortázar”, organizado por el gobierno de la ciudad de Buenos Aires, 2004; y, por Veneno el premio Emecé 2006.

Publicó las novelas Veneno, El amor es la más baratas de las religiones; los libros de crónicas Inochi Wa Takara (La vida es un tesoro), Quinteros japoneses en Florencio Varela; y el libro de cuentos Ciertas Chicas.

Parte de su obra fue traducido al hebreo y al francés.

Leer y Escribir. - 2da edición - Buenos Aires: Interzona Editora (2011)- 128 páginas.

  1. PRIMERA PARTE: LEER

UNO

Basilio Bartel volvió a meterse en el baño, un libro bajo el brazo.

El libro, elegido al azar y abierto en cualquier página, lo entretuvo. En ese lapso oyó conversaciones, y oyó, también, a su jefe hablar sólo, que se encerró en un inodoro contiguo.

A Bartel le gusta pasar horas así: sentado, leyendo.

Estira las piernas, cierra los ojos. Los minutos pasan, el día huye, la tristeza lo roza suavemente: nada lo apura, nadie lo espera, nada lo inquieta; nada que hacer, ahora.

DOS

No le agrada hablar de más, y mucho menos hablar de sí mismo, de sus estados de ánimo.

No suele ver a sus padres, tampoco a sus amigos. Prefiere salir de su casa sólo para ir al trabajo y salir del trabajo sólo para volver a su casa. Tomemos en cuenta que son cinco las cuadras que separan esos dos puntos geográficos ubicados en uno de los cien barrios que componen la ciudad.

Cuando se encierra en el baño, Basilio suele sentarse en una silla de madera, detrás del mostrador de la biblioteca, esperando. La llegada de los lectores y, enseguida, la partida de los lectores, el paso de las horas, del año.

A Basilio le gusta vivir en la ciudad. Y trabajar en la biblioteca. Esperando que algo nuevo suceda. Que el gordo Jopia llegue temprano, con ropa limpia, sin olor a transpiración, ni a mugre acumulada durante semanas. Que Eugenia  se mantenga en silencio. Que el jefe se mantenga sobrio y despierto.

TRES

El jefe es el primero en llegar, el último en irse.

Mónica y Eugenia llegan casi juntas. Eugenia, los auriculares en los oídos, el discman en el bolsillo de la campera, los pantalones ajustados. Mónica la sigue, haciendo un esfuerzo físico para ponerse a la par y enterarse de las novedades que su compañera tiene para contar.

Basilio es uno de los dos empleados que llegan tarde. El horario de Bartel genera toda clase de polémica sordas y quejas a viva voz.

Pero el caso del gordo Jopia, como se lo conoce en la biblioteca y en otros lugares, es algo distinto. Nadie sabe si Jopia llegará a la hora de abrir o tres horas después, o no irá a cumplir con su función de auxiliar de biblioteca durante varios días. Lo extraño es que raramente se discute sobre este asunto. Se alegran al velo llegar, siempre sucio, la valija azul, de plástico. Mostrando los pocos dientes que aún le quedan.

CUATRO

Todos, menos Bartel, lo reciben sonrientes, sintiendo que ahora la tarde será distinta. Jopia hará bromas, elogiará a sus compañeros, guardará los libros, folletos y revistas, acumulados en los últimos días y se burlará de los lectores con esos chistes que tanto le gustan.

No es fácil entender lo que dice, mastica las sílabas. Será por eso que todavía no recibió la pliza que Bartel le augura. La relación entre ellos está llena de desencuentros.

Bartel no soporta la mentira, puede tolerar muchos otros aspectos del gordo, pero no la tendencia permanente de mentir.

Lo protegen como si fuera un pobre hombre, mónica más que cualquier otro. Lo sigue como un perro fiel cuando está, le sonríe, lo llama desde su cubículo, dice: -Eduard, y Jopia va cumpliendo con la farsa hasta el final: hacer que escucha lo que Mónica tiene para contarle.

CINCO

Eugenia es la preferida del jefe. Con ese cuerpo enorme, esas caderas anchas se mueve por la sala de lectura y también por el resto de la biblioteca, con los auriculares y el discman colgando del pantalón o en las manos.

Cuando ya decició que es momento de disminuir el ritmo, comienza con sus conversaciones telefónicas. Habla moviéndose, en algún momento de las peleas con la madre o el novio, no consigue detener el llanto.

Mónica tiene conocimiento especial por las vidas ajenas. Por más que la echen, le griten, consigue esconderse detrás de las pilas de los libros para catalogr, y espiar las peleas de los otros. Después ella comenta con Jopia o su jefe de loq ue ha podido sacar en limpio. Pero tienen buena relación las dos mujeres en la biblioteca.

SEIS

No es prudente dejar de lado a otros dos personajes, subalternos en el fluir del relato y en la vida de Bartel. Se trata del encargado de servicios generales y mantenimiento, Osvaldo Frasquelli, y de su único empleado, Walter Rivadaneiras.

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