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Teoria Neoclasica


Enviado por   •  10 de Mayo de 2013  •  2.338 Palabras (10 Páginas)  •  340 Visitas

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Introducción

Durante la segunda mitad del siglo XIX la estructura de la economía europea sufrió modificaciones importantes a consecuencia del empleo de capital y técnicas de producción que incrementaron la productividad del trabajo. El industrialismo adquirió preponderancia en el desarrollo económico de los países imperiales. Los salarios reales y los niveles de vida de los trabajadores en estos países aumentaron.

La revolución productiva en la industria desbordó sus efectos hacia la agricultura, los transportes marítimos y fluviales y sobre el desarrollo ferroviario. Las actividades comercial y financiera adquirieron una importancia inusitada y su expansión favoreció a la población de los países industrializados. Frente a este panorama se produjo no la idea de que el fortalecimiento de los países más desarrollados se debía precisamente a la explotación tanto de los asalariados como a las poblaciones y recursos de las colonias, sino que dedujeron que con la expansión del capitalismo se daba un mentís a la teoría de la explotación de Marx. Surgió el marginalismo como explicación tanto del origen de los valores económicos generados como de la distribución del producto creado.

En lo productivo se generalizó el principio de que cada factor contribuye al proceso productivo de acuerdo con su aportación marginal. En consecuencia, en materia de distribución, "a cada agente una participación determinada en la producción, y a cada cual una remuneración respectiva: he aquí la ley natural de la distribución" .

Mediante este cambio ideológico, el modelo clásico del comercio internacional fue objeto de dos modificaciones por los economistas neoclásicos. De un lado, dicho modelo sufrió enmiendas y ampliaciones que tuvieron por objeto más bien "acercarlo a la realidad”, mediante el procedimiento de eliminar los supuestos simplificadores o irreales. A consecuencia de estos cambios, el modelo se tornó más complejo, pero al perder su simplicidad se volvió más representativo. A estos autores que reformularon el modelo clásico haciéndole correcciones y aportaciones parciales suele llamárseles economistas neoclásicos, porque continuaron siendo fieles a los principios fundamentales de los clásicos y a la mayoría de los demás supuestos (fundamentales y de tendencia).

Sin embargo, de otro lado, efectuaron un cambio sustancial al quitarle exclusividad al factor trabajo como generador de valores económicos para asociarlo con el capital.

Este cambio ideológico se debió a lo siguiente: desde el siglo XVIII la organización económica sufría modificaciones importantes. El productor independiente desaparecía paulatinamente y era sustituido por el empresario que empleaba trabajadores a cambio de un salario. Ya no resultaba tan claro que las mercancías se cambiaran en proporción a los costos trabajo incorporados en ellas.

Bajo la mirada de los observadores superficiales, el salario dejaba de tener correspondencia con el producto individual y la diferencia fue atribuida a la asociación con el capital (que dejaba de ser propiedad del trabajador para ser acumulado como propiedad de terceros). En estos hechos se basaron Senior y los demás neoclásicos para justificar la ganancia percibida por el propietario del capital.

La ganancia no podía explicarse por el monopolio tal como había sucedido con la renta del suelo. En materia industrial, donde suponían que reinaba la libre competencia, la única explicación lógica consistía en abandonar el supuesto del trabajo como única fuente de valor, y considerar al menos que había otra fuente creadora de valores económicos: el capital. Fue así como creyeron haber resuelto el problema de “justificar" la ganancia, atribuyéndole al capital ser (igual que el trabajo) fuente de valores económicos y al propietario derecho a participar del producto neto que se obtenía al emplear el trabajo asociado con su capital. El capital era producto del ahorro y éste, decían, implicaba un sacrificio para quien se abstenía de disfrutar todo su ingreso. La parte del mismo que no era consumido se destinaba a la acumulación. Por tal razón la ganancia percibida por el patrón se debía al sacrificio lo que éste hacía al aportar el capital, tan esencial a la producción como el propio trabajo. De allí que el costo real o valor de las mercancías fuera atribuido tanto al trabajo necesario como a la abstinencia de consumo indispensable para la formación del capital.

Pero bien pronto Karl Marx con su estudio de la plusvalía explicó este aspecto que parecía resuelto. Para este autor lo que había sucedido era que el trabajador al perder su condición de productor independiente y convertirse en asalariado, no recibía sino parte de lo que su fuerza de trabajo producía, lo necesario para restablecer la fuerza de trabajo y perpetuar la especie humana. La otra parte, el excedente no pagado o plusvalía era la ganancia. De esta manera con la sociedad capitalista habían emergido dos clases: los asalariados y los capitalistas y dos nuevas categorías económicas: El salario y la ganancia.

Uno de los aspectos que contribuyeron a este cambio para complicar el problema de la teoría del valor fue la transformación de los métodos de producción, al emplearse en forma continua más capital asociado al trabajo. El capitalista compra la fueza de trabajo que vende luego incorporada a las mercancías. El proceso del intercambio que antes era efectuado entre los mismos pequeños productores se dividió en dos etapas: en la primera una transacción de fuerza de trabajo a cambio de un salario y en la segunda etapa otra transacción de bienes y servicios entre capitalistas y consumidores. En la primera etapa se producía la plusvalía; en la segunda se realizaba, haciéndose efectiva a través del proceso comercial.

En la medida que la ganancia adquiría importancia, la teoría del valor trabajo perdía prestigio (no validez), al lograr preeminencia las teorías de la abstinencia de Senior y los esfuerzos y esperas de Marshall, ambas invocadas para justificar la propiedad de los instrumentos de producción y naturalmente el derecho de sus propietarios a participar del producto generado. Una vez aceptada la percepción del ingreso con apoyo en el criterio de que el capital es tan creador de valor como el trabajo, el problema a discutir sufrió una alteración sustancial.

Posteriormente la atención de los economistas burgueses se dirigió hacia la discusión de cómo debía distribuirse entre patronos y trabajadores el ingreso producido. De la búsqueda de la fuente del valor se pasó hacia el estudio de los principios de la justicia distributiva. Ya no importó tanto esclarecer la fuente del valor como

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