Titulo: La casada infiel
Enviado por Stephy Ruiz • 28 de Octubre de 2015 • Resumen • 884 Palabras (4 Páginas) • 232 Visitas
La casa de Bernarda Alba
La obra, empieza en una escena trágica pues acaba de fallecer el esposo de Bernarda Alba, padre de numerosas hijas. Bernarda, es una señora reservada, se cree superior a los demás, por lo que siempre se encuentra dándoles órdenes. Intenta ocultar sus sentimientos, haciéndose la fuerte, pues incluso ante el luto por el fallecimiento de su esposo, se enojaba cuando veía que sus hijas querían llorar. Bernarda, es chismosa y le gusta saber lo que está pasando a su alrededor, sin embargo, es manipuladora y ejerce control sobre la vida de los otros, mas siempre utiliza a alguien más para que averigüe lo que está pasando. Le gusta que los demás hagan las cosas como ella quiere, por eso la gente le teme “Si Bernarda no ve relucientes las cosas me arrancará los pocos pelos que me quedan”. [1] Es directa, pero al mismo tiempo hipócrita. A los demás, les dice las cosas a la cara, pero le importa lo que la gente pueda decir de ella y de su familia. Intenta cumplir con las tradiciones, e imponer lo “correcto” para lograr que sus hijas sean decentes. “Bernarda: ¡Hasta que salga de esta casa con los pies adelante mandaré en lo mío y en lo vuestro!”.[2] En la obra, es clara la diferencia que existe entre géneros, pues los hombres son los encargados de trabajar, mientras las mujeres se quedan en la casa. Las mujeres siempre han estado separadas de los hombres, e incluso les tienen miedo. “Martirio: Es preferible no ver a un hombre nunca. Desde niña les tuve miedo.”[3] Se les debe tratar con respeto, y no se deben escuchar sus conversaciones Los trabajadores, son “conquistadores”, por lo que, cuando una muchacha se acerca a su ventana para verlos regresar del trabajo, se podía “enamorar”. Los hombres son los que se encargan del dinero, de igual manera, desprecian a las mujeres, y éstas no deben hacer dramas, sólo deben resignarse. “El hombre a los quince días de boda deja la cama por la mesa, y luego la mesa por la tabernilla”.[4]
La relación entre las hijas de Bernarda, es complicada y “fría”, pues, a pesar de que se encuentran unidas por el luto de su padre y el temor hacia su madre, la situación se hace difícil cuando la mayor de las hermanas se va a casar con Pepe, pues, la hermana menor, sospecha que sólo la quiere por su dinero y está decida a hacerlo suyo. La rivalidad va aumentando conforme pasa el tiempo, e incluso se hacen bromas pesadas entre ellas. Se pierde la confianza que se tenían mutuamente, e incluso se dejan de querer. “Nos enseñan a querer a las hermanas. Dios me ha debido dejar sola, en medio de la oscuridad, porque te veo como si no te hubiera visto nunca”.[5] De igual manera, empiezan a sospechar, sobre si son hermanas, pues consideran que los actos de maldad que realizan, no pertenecen a la familia. “Mi sangre ya no es la tuya, y aunque quisiera verte como hermana no te miro ya más que como mujer.”[6]
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