Tlön Uqbar, Orbis Tertius
Enviado por carolina1671 • 11 de Agosto de 2014 • Síntesis • 2.584 Palabras (11 Páginas) • 322 Visitas
El objetivo de este trabajo es leer “Tlön Uqbar, Orbis Tertius” desde el género policial, descubriendo cómo Borges emplea libremente esta fórmula literaria propia de la tradición europea, lo que implica su trasgresión y también, en cierta medida, el logro de su máximas posibilidades como “género fantástico de la inteligencia”.
Ubicado en una particular posición, que combina la pertenencia con la lejanía, el escritor latinoamericano, según Borges, es parte de la tradición literaria occidental; pero, al mismo tiempo, puede hacer un uso libre de ella: “Creo que los argentinos, los sudamericanos... podemos manejar todos los temas europeos, manejarlos sin supersticiones, con una irreverencia que puede tener, y ya tiene, consecuencias afortunadas” (Borges 1996: I, 273).
La narrativa policial es una de estas tradiciones empleadas por Borges en sus ficciones, lo cual ha sido destacado por el propio autor y por la crítica en el caso de los cuentos “La muerte y la brújula” y “El jardín de senderos que se bifurcan” (1996)1.
No ha ocurrido lo mismo con “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius” (1996: I, 431-43), relato que, sin embargo, puede ser leído según los códigos del policial clásico. En el presente trabajo me propongo mostrar cómo, en este caso, el empleo del género, unido a su transgresión, se traduce en un cuestionamiento de la ficción, entendida como reproducción del mundo, y de la realidad, vista como ficción.
La enigmatización de la cita
La interpretación de “Tlön...” como un relato policial se sustenta en el análisis de la forma que adquieren en él los rasgos característicos del género. Para una delimitación de éste es necesario considerar como un primer elemento central la presencia de un enigma. Así, André Jolles, quien ha descrito las “formas simples” de las que surgen los distintos tipos de relatos, plantea que, entre ellas, el enigma es el que origina la novela policial y el centro del que irradian los restantes componentes de este tipo de ficción2: el delincuente, el delito, el descubrimiento y el investigador (1972: 137)3. A estos componentes es necesario agregar la relevancia de la pesquisa en esta clase de narraciones, la cual debe ser de carácter intelectual en la vertiente clásica del relato de enigma, siendo éste su principal rasgo distintivo respecto de la serie negra (2000: 68)4.
A la luz de estas precisiones, son diversos los rasgos de “Tlön...” que permiten su comprensión dentro del género policial, en particular en su vertiente clásica: la existencia de un enigma como núcleo que da origen al relato, de una pesquisa de carácter intelectual en la que se despliega el acontecer y de personajes que se caracterizan ya sea como investigadores o productores del enigma. Por otra parte, son múltiples las violencias ejercidas sobre este código, que marcan la diferencia de este relato de Borges respecto de una historia policial tradicional, aunque no, quizás, respecto a su utopía.
En “Tlön...” hay una cita al comienzo de la historia, dicha al pasar por un amigo del narrador, llamado Bioy Casares, en una larga sobremesa que tiene lugar en una quinta arrendada de la calle Gaona: “los espejos y la cópula son abominables, porque multiplican el número de los hombres” (431). A partir de esta sentencia, atribuida a un heresiarca de un lugar desconocido llamado Tlön, prolifera el acontecer. Así, al intentar los personajes buscar la referencia bibliográfica (un artículo sobre Tlön leído por Bioy en The Anglo-American Cyclopaedia) y no lograrlo (en la quinta hay un ejemplar del libro, pero no se encuentra ninguna alusión al lugar pesquisado), lo que se inicia como una sentencia un tanto insólita se convierte en un enigma de proporciones cada vez mayores, que va siendo sometido a progresivos desdoblamientos a medida que transcurre el relato.
De esta manera hay una enigmatización de la cita y una ampliación que se produce en forma escalonada: desde el descubrimiento del texto, al del país imaginario llamado Uqbar (vagamente situado en Asia, según el artículo de The Anglo-American Cyclopaedia) y del de éste, al de una región ficticia dentro de ese país, Tlön (una de las dos a las que se refiere la literatura de Uqbar), hasta llegar a un planeta total (“con sus arquitecturas y barajas, con el pavor de sus mitologías y el rumor de sus lenguas, con sus emperadores y sus mares, con sus minerales y sus pájaros y sus peces, con su álgebra y su fuego, con su controversia teológica y metafísica” [434]). Este último, descrito en los cuarenta volúmenes de la Primera Enciclopedia de Tlön, termina, al final del relato, reemplazando a la realidad. Esta forma de presentar el enigma corresponde a una exposición en abismo, como lo ha señalado Beatriz Sarlo: “Esta secuencia intrincada de regiones no existentes disimula una estructura en abismo. En ella se reconocen múltiples imágenes levemente desviadas, reflejos de espejos reflejados en espejos, donde (como en el barroco) la ilusión niega la supremacía de una realidad ‘primera’” (2005)5.
La ampliación vista en esta perspectiva es de carácter espacial –de la cita al artículo, del artículo a la enciclopedia y de la región al país, del país al planeta–; sin embargo, tiene además una dimensión temporal, debido a la excedencia del enigma respecto al tiempo del relato, al cual antecede (siglo XVII) y sobrevive: “Si nuestras previsiones no erran, de aquí a cien años alguien descubrirá los cien tomos de la Segunda Enciclopedia de Tlön” (443).
Así, junto con el cumplimiento de la cláusula del relato policial que es la existencia del enigma, su disposición en abismo, además de su excedencia respecto de la historia que lo enmarca, actúa como una transgresión, pues, en lugar de apuntar a la resolución de éste, se dirige a su reproducción infinita.
Algo similar ocurre con los personajes, los que pueden dividirse en dos grupos. El primero, cuyos integrantes llevan nombres que pertenecen a la biografía del autor (el círculo de amigos de Borges: Adolfo Bioy Casares, Alfonso Reyes y Xul Solar, entre otros), cumple el papel del detective que intenta desentrañar el enigma. En el otro costado, los antagonistas son los integrantes de una sociedad secreta que es la responsable de la creación de Tlön.
Contra el código (o quizás hiperbolizándolo), los investigadores no son detectives, ni los antagonistas delincuentes, sino escritores y eruditos, que siguen el esquema del trabajo académico, pesquisando bibliografías, escribiendo artículos, traduciendo: “Esa noche visitamos la Biblioteca Nacional. En vano fatigamos atlas, catálogos, anuarios de sociedades geográficas, memorias de viajeros e historiadores: nadie había estado nunca en Uqbar” (433). Tampoco, como en el relato policial clásico, son individualidades
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