Todo comenzo en Curanilahue
Enviado por lourdesangellin • 3 de Marzo de 2020 • Ensayo • 12.601 Palabras (51 Páginas) • 185 Visitas
Texto Revisado, Corregido y Aumentado Del Libro:
“TODO COMENZÓ EN CURANILAHUE”
Prólogo
En una sociedad en la que a menudo se oye decir que los jóvenes -marcados por el individualismo de nuestro modelo cultural- no se interesan por causas superiores, es impresionante ver a miles de universitarios destinando sus vacaciones, su tiempo libre y sus energías a una causa solidaria de servicio al pobre. El voluntariado del Techo y los frutos que ha generado son el origen de las reflexiones de este volumen, que analiza nuestra sociedad y nuestra Iglesia.
El aporte fundamental de este libro radica en que une experiencia, reflexión, sueños y pasión; una combinación profundamente ignaciana para encarar la formación de la juventud y que ha demostrado ser una herramienta eficaz y atractiva.
Un Techo es hoy mucho más que la construcción de mediaguas o casas provisorias. Hay mucho trabajo analizando diversos escenarios, haciendo encuestas, preparando programas de educación y capacitación, diseñando estrategias definitivas para erradicar los “campamentos” o como se los llame, y terminar con la pobreza extrema. Todas esas iniciativas nos muestran que esta obra es una gigantesca toma de conciencia ante una situación que se ocultaba y que los profesionales a menudo ignoraban, dado que la formación universitaria se entendía fundamentalmente como un medio para alcanzar el éxito personal.
El libro que presentamos nos cuenta, de un modo pedagógico, que todo comenzó en Curanilahue, donde un grupo de jóvenes universitarios trabajó codo a codo con los pobladores. Esta colaboración derrotó prejuicios, creó cercanías y amistades y terminó cambiando radicalmente la vida de los pobladores y sobre todo de esos muchachos. Su cosmovisión, el sentido de su profesión y de los estudios se vieron profundamente modificados por el conocimiento de una forma de vida que para ellos era geográficamente tan cercana, pero culturalmente tan distante y desconocida.
Esta obra no se limita a describir el trabajo de los jóvenes del Techo, sino que a partir de esa experiencia profundiza hasta llegar a las estructuras sociales, los prejuicios y los atavismos que de manera injusta terminan reproduciendo una y otra vez situaciones profundamente inhumanas.
Abrir los ojos ante una realidad velada por el acostumbramiento, es tarea esencial para hacernos responsables del mundo. En tal sentido, este libro nos recuerda la famosa obra del padre Hurtado : ¿Es Chile un país católico?, que estremeció conciencias y despertó a toda una generación. El análisis no se limita a una mirada sociológica de la realidad nacional, pues yendo al fondo de las cosas nos hace ver que los cambios que requerimos suponen revisar a fondo el tipo de religión y la espiritualidad que están en la base de una cultura que se muestra indolente ante la injusticia y el dolor humano. No siempre se cae en la cuenta de que ciertos tipos de religiosidad y actividades apostólicas pueden tranquilizar conciencias y desviar la atención de quienes como profesionales deberían buscar las causas de la miseria, escudriñar las estructuras que las mantienen y proponer soluciones para corregirlas.
Todo comenzó en Curanilahue expone la esperanza y la santa ilusión que genera una religiosidad preocupada de la historia y que se encuentra en el corazón de las propuestas del Concilio Vaticano II, de Medellín y Puebla. Al mismo tiempo, estas páginas, con honestidad y visión crítica, nos hacen ver el peligro de que se apague una luz que se había encendido para ponerla sobre el candelabro. No es antojadizo decir que hoy corremos el peligro de perder el impulso misionero, la pasión por la justicia, el deseo de acercarnos a quines no piensan como nosotros, para cobijarnos en grupos cerrados y protectores.
Es interesante ver cómo a partir de la experiencia que se inició en Curanilahue se nos presenta una imagen de la Iglesia y del mismo Dios. Una imagen que es profundamente evangélica y atractiva para los jóvenes, aun para quienes no compartiendo nuestra fe buscan con corazón sincero una causa que tenga sentido y por la cual desean entregar su vida.
Es importante no quedarse enredado en una u otra frase e ir al fondo de la verdad y de la santa pasión que vibra en este escrito. En un momento en que todos luchamos por alcanzar el desarrollo es indispensable mostrar un cristianismo que por sus exigencias y por su vigor, contribuye a humanizar esta sociedad emergente.
Los jesuitas siempre hemos creído que la verdadera fe en Jesucristo no puede desligarse de la promoción de la justicia. Si la fe no es fermento de justicia puede convertirse en droga. Y este libro evoca lo que tal vez hubiese dicho el padre Hurtado de haber estado en nuestro lugar. No hay que olvidar que nuestro santo procuraba seguir el ejemplo de Jesucristo que, estoy seguro, está muy cerca de lo que comenzó en Curanilahue.
Fernando Montes Matte S.J.
1. Introducción
Quienes están presos sueñan con la libertad que echan de menos. Añoran volver a ser libres parte de esa sociedad que tal vez nunca los acogió. Aceptan a regañadientes que sus vidas están límitadas. Los muros de la cárcel parecen ser el único obstáculo, la única frontera, para hacer realidad sus sueños y añoranzas. Viven luchando por escapar, por socabar los muros, capear los cercos; para volver a ser libres.
Quienes fuimos jóvenes cuando el Muro de Berlín nos dividía y las fronteras de nuestros países estrechaban nuestros horizontes, de alguna manera compartíamos las añoranzas y los sueños de los presos que los constriñe un muro. Sin embargo quienes hoy son jóvenes han crecido en un mundo sin “Muros de Berlín”, sin fronteras, con una tecnología que les ofrece un horizonte sin límites. Pero, curiosamente, esa misma cultura sin limitaciones y sin obstáculos, pareciera estrecharlos más, les achica los sueños, los llena de miedos, los hace desconfiar de la sociedad, débiles ante la adversidad, los enrolla en ellos mismos.
Este texto está dirigido para quienes son jóvenes en un mundo globalizado, sin muros externos, pero con fronteras internas. Pretende provocar en ellos la ruptura de esas barreras interiores, procurando iniciar debates, conversaciones y reflexiones que les ayuden a liberarse de tantos miedos y madurar y profundizar sus opciones.
Las instituciones, al igual que las personas, con el paso del tiempo van madurando. Siento que el Techo (Un Techo Para Chile y Un Techo Para mi País) ha alcanzado un nivel de madurez que nos obliga a reflexionar ciertos contenidos. Temas que en forma implícita siempre han estado presentes y que ahora nos exigen definirnos y explicitarlos.
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