Trabajo Final La Hambruna

La Hambruna

Cuando Domingo hacía sus tareas, estaba sentado en un cuarto grande junto con muchos otros jóvenes. Adelante se sentaba un profesor en un pupitre cuidando que todos se mantuvieran tranquilos trabajando. Domingo no vivía en casa de sus padres sino en el mismo edificio de la escuela; esto se llama “internado”. Ahora él debía copiar palabras en latín y griego. O también leer algunos artículos en los libros de los Padres de la Iglesia o por lo menos aprender de memoria algún párrafo de la Biblia. Pero Domingo ahora no tenía nada de ganas para todo esto. Estaba en otro lugar con sus pensamientos. Domingo tenía más o menos 16 años y era alumno de la Escuela de la Catedral de Valencia en España. Algunos padres mandaban a sus hijos a escuelas como ésta, cuando querían que fueran sacerdotes. Ya en el momento de su nacimiento los padres de Domingo querían que fuera sacerdote y por eso lo llamaron “Domingo”, que significa: hombre de Dios.

Su familia vivía en Caleruega, una pequeña ciudad, que estaba junto a una montaña de piedra caliza. Los habitantes de este lugar sacaban las rocas de caliza de esta montaña y las quemaban en hornos que parecían enormes panales de abejas hasta que llegaban a ser polvo blanco de calcio. La casa de los padres de Domingo se encontraba en un lugar un poco elevado y parecía una pequeña fortaleza con torres gordas y cuadradas. Desde allí se podía ver el sol cuando bajaba detrás de los cerros, se veía todo el pueblo y también el cauce del río Duero, que casi siempre estaba seco. Siempre que Domingo tomaba la Biblia en sus manos pensaba en su casa, pues sus padres le habían regalado este libro como regalo de despedida. Era un libro muy valioso con cuero de cabra por afuera y un cierre de plata. Las hojas eran de pergamino muy fino y cada letra escrita a mano con tinta negra. La primera letra de cada capítulo estaba adornada muy bonito con figuras diversas. En algunas páginas había cuadros de colores. En este libro se encontraban las historias de Moisés, de los profetas y la vida y las enseñanzas de Jesús. Este libro debía haber costado mucho dinero, pues para elaborarlo muchos monjes en los conventos debían haber trabajado varios años hasta terminar un solo libro. (En este tiempo, siglo XII, no se conocía aún el arte de imprimir libros con máquinas.) Domingo amaba mucho esta Biblia y cuando la leía no lo hacía como si leyera cualquier libro sino con mucha devoción y atención. Si algo no entendía pedía a su profesor que se lo explicara y se hacía apuntes en el margen de las hojas. Estos apuntes aumentaban cada vez más y él estaba muy orgulloso de ello.

Pero hoy día Domingo no tenía paciencia ni para leer en su Biblia. Había escuchado de la hambruna que reinaba en toda esta región. Todos los días el sol brillaba desde el cielo azul y quemaba el trigo en los campos. No llovía en mucho tiempo y todo se había secado y

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