UNA PRETENSIÓN PROBLEMÁTICA: EDUCAR PARA LOS VALORES Y PREPARAR PARA LA VIDA
Enviado por EliM7 • 23 de Octubre de 2013 • 1.888 Palabras (8 Páginas) • 1.103 Visitas
UNA PRETENSIÓN PROBLEMÁTICA: EDUCAR PARA LOS VALORES Y PREPARAR PARA LA VIDA
Miguel Ángel Santos Guerra
Universidad de Málaga. Facultad de Ciencias de la Educación. Departamento de Didáctica y Organización Escolar. Málaga, España.
«¿Qué ha pasado en estos años desde que dejamos la escuela? Nos hemos convertido en jóvenes trabajadores de una generación educada para una sociedad ideal que nunca existirá y humillados por la sociedad real, enseñados en valores constitucionales y defraudados por demócratas que ocultan con demagogia y palabras sus gestos de desprecio a la democracia. Nos han hecho sentir vergüenza de aquello en lo que teníamos fe, no mostramos agradecimiento a quien nos da sino desprecio por su debilidad. Sólo nos queda el resentimiento hacia el futuro y la compasión hacia lo que pudimos haber sido y no nos dejaron. Querido maestro si usted no hubiera sido tan utópico, quizá nos habría ahorrado muchas frustraciones, pero todos le recordamos, sin embargo, con cariño porque transformó sus sueños de inadaptado en nuestros ideales»
(Javier Pindado. Madrid. Cartas al Director. El País. 31 de julio de 1993).
Resumen
La sociedad encomienda a la escuela una doble tarea de naturaleza paradójica. Por una parte, debe educar para las valores y, por otra, debe preparar para la vida. La tarea fundamental de las instituciones educativas es enseñar a pensar, preparar para el trabajo a través del desarrollo de competencias e inculcar valores que faciliten y mejoren la convivencia. Pero la escuela tiene competidores que hacen más complejo y difícil el desempeño de su tarea. Los medios de comunicación ofrecen una filosofía y presentan unos modelos por la vía de la seducción que se enfrentan a los que ofrece la escuela por la vía de la argumentación. El artículo ofrece las respuestas para resolver esta demanda problemática que recibe la escuela. Tiene que preparar para que los alumnos y alumnas entiendan la realidad, para actuar competentemente en ella y para ser personas éticamente desarrolladas. El autor ofrece algunas estrategias para conseguirlo, como la acción colegiada, la reflexión sistemática y la apertura al medio; asimismo plantea las condiciones necesarias para que sea posible conseguirlo. Condiciones que tienen que ver con la formación del profesorado, con la configuración y el tamaño de las plantillas, con la autonomía de los centros, con la flexibilidad de los tiempos y los espacios y con la abundancia y la adecuación de los medios.
La carta de Javier Pindado, escrita ya hace bastantes años al periódico El País tiene plena vigencia y resume muy bien lo que quiero plantear en estas líneas. Por una parte, la escuela pretende socializar a los alumnos, es decir, incorporarlos con éxito a la cultura y al mundo del trabajo. Por otra, pretende inculcarles valores para que vivan de forma honesta y para que construyan una sociedad asentada en los principios de la ética. En esa doble pretensión se encierra, muchas veces, como veremos, una flagrante contradicción. Cuando los alumnos y los padres de éstos se preguntan por el sentido que tiene ir a la escuela, es preciso ofrecer contestaciones fundadas y no meras intuiciones y magníficos deseos (Von Hentig, 2003).
«El saber siempre es útil, aunque no garantiza necesariamente un trabajo o el éxito. Quizá se haya dado demasiado valor al trabajo y se haya orientado la escuela con referencia a él y a su poder económico» (Andreoli, 2008, p. 52).
Las contradicciones
La sociedad encomienda a la escuela, una misión contradictoria. Por una parte se pide a la escuela que prepare a los alumnos y alumnas para los valores. La vida es, en buena medida, violenta, insolidaria, intolerante, injusta, falsa y discriminatoria... Cuando me refiero a la vida, hablo de los ejes de valores que priman en la cultura.
Pero la escuela no puede aceptar el planteamiento inverso, la tesis de que ha de cultivar contravalores si es eso lo que conduce al éxito. Nadie se imagina un proyecto educativo en el que se pretenda formar a los alumnos en antivalores... «La educación prepara para la vida. Si tienen algún sentido todos los aprendizajes que hacen los alumnos y las alumnas, es porque los preparan para su incorporación a la sociedad en el sentido más amplio del término» (Domènech y Guerrero, 2005, p. 22).
La contradicción se halla en el corazón de la misión reproductora que la sociedad encomienda a la escuela (Fernández Enguita, 1990). Es difícil que la escuela asuma la función transformadora y revolucionaria en una sociedad que exige de ella el papel de transmisora de los patrones culturales.
Los competidores
Esta compleja y contradictoria tarea de la escuela se complica por la fuerte influencia de otros factores, en especial la televisión y el mundo de la publicidad.
Desde la filosofía de los medios se puede elaborar una jerarquía de valores que tiene los siguientes ejes:
• Filosofía del éxito
• Filosofía de la competencia
• Filosofía de la cuantificación
• Filosofía de la utilidad
• Filosofía del individualismo
• Filosofía del consumo
• Filosofía de la apariencia
• Filosofía de la prisa
• Filosofía de la provisionalidad
• Filosofía del sentimiento
• Filosofía de la posesión
• Filosofía de la violencia
Los medios tienen una fuerte capacidad de persuasión. Proponen modelos seduciendo. La técnica se pone al servicio del convencimiento. La magia de la imagen en movimiento se utiliza sin contemplaciones para la captación de espectadores, para la promoción de intereses comerciales, para la indoctrinación utilitaria.
Las soluciones
Lo que importa es tener una concepción de escuela comprometida que ayude a los alumnos a diagnosticar las realidades sociales, a comprender las causas que determinan su naturaleza y evolución, a buscar las soluciones a los problemas que en ella se instalan. Porque la realidad no viene dada de forma definitiva y absoluta por poderes incontrolables. La realidad está, en buena medida, en las manos de las personas.
• Preparar para entender la realidad
Facilitar las herramientas para hacer inteligible el mundo en el que viven ha de ser un objetivo prioritario. Ayudar a comprender las causas y las consecuencias de la acción, tanto individual
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