Un día De Estos

Un día de éstos” fue escrita por el colombiano Gabriel García Márquez, el que fue galardonado con el Premio Nóbel de Literatura en 1982. es de género narrativo y subgénero cuento y se halla en la colección de cuentos “los funerales de la mama grande”, que terminó de escribir en 1959.

Los sucesos del cuento tienen lugar durante la “Violencia”, época de la historia colombiana que empezó en 1946 y duró dos décadas y siempre aparece en su obra como reflejo del estado de violencia en que ha vivido Colombia; se da en relación a la opresión política.

El tema del cuento es la venganza del dentista al sacarle la muela al alcalde sin anestesia.

Se inicia el cuento con la ubicación temporal y espacial; un lunes tibio y sin lluvia en el consultorio de don Aurelio Escobar.

El narrador nos presenta al personaje dándonos una serie de características del mismo: dentista sin título, madrugador, rígido, enjuto y con una mirada extraviada, perdida; también nos describe su vestimenta y todo lo relacionado a su trabajo. Luego, a través del estilo directo, el narrador nos presenta el diálogo del dentista con su hijo. Éste saca a su padre de su abstracción haciéndole saber que el alcalde está allí y quiere que le saque una muela. Le dice al niño que le diga que no está y continúa puliendo un diente de oro. El chico insiste que el alcalde dice que sí está porque lo está oyendo. La actitud del dentista no cambia, continúa con lo suyo respondiendo: -mejor. Vemos que don Aurelio Escobar se mantiene impasible ante el pedido del alcalde, dándole a entender que no quiere atenderlo. Cuando su hijo le hace saber que el alcalde amenaza con pegarle un tiro si no le saca la muela, el dentista, sin perder la calma, abre el cajón donde estaba su revólver y contesta: - Bueno, dile que venga a pegármelo. Inmediatamente gira su sillón, quedando de frente a la puerta con la mano en el revólver.

El alcalde invade el consultorio y el narrador de

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scribe su apariencia física: “se había afeitado la mejilla izquierda... noches de desesperación”. Ante la visión del hombre que refleja tanto sufrimiento, don Aurelio Escobar, cierra el cajón y decide atenderlo. En cierto punto nos conmueve su humanidad, si tenemos en cuenta que eran enemigos políticos y que éste no estaba obligado a atenderlo. Ahora está frente a él sólo un hombre sufrido, no el alcalde del pueblo.

Don Aurelio Escobar le pide al alcalde que se siente y luego de observar la muela dañada le hace saber que se la sacará sin anestesia porque tiene un absceso. El alcalde acepta y el dentista prepara sus instrumentos para la extracción, siempre seguido de la mirada atenta del alcalde. Cuando le está extrayendo la muela le dice: - “Aquí nos paga veinte muertos, teniente”, y el lector comprende

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