Un nuevo Resumen del cap1 de investigacion cientifica de la contabilidad

100 AÑOS DE INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA DE LA CONTABILIDAD

Capítulo 1

REMEMBRANZAS FILOSÓFICAS

1. Comprobación de la existencia de Dios
2. Aparición del conocimiento
3. La vida y la muerte ante la evolución
4. La vida y la muerte ante la doctrina cristiana
5. La filosofía de la contabilidad

1.Comprobación de la existencia de Dios

La razón y la revelación suministran el material probatorio de la existencia de Dios. Desde luego, el concepto de Dios como ser necesario es el fundamento de todas las pruebas científicas de su existencia.

Se sabe que todos los seres que pueblan el mundo son contingentes y limitados; por ello necesariamente hay que remontarse a una causa que los haya sacado de la nada a la existencia y esta a su vez ha de estar dotado de todo género de perfecciones, de toda inteligencia y de todo poder, que es lo que llamamos Dios. Sobre estas bases descansan los siguientes argumentos de la existencia de Dios.

El primer argumento es físico y se toma del movimiento y de la necesidad de una primera fuerza inmóvil, es decir una primera causa.

Al afirmar que el universo es un incesante movimiento se supone que hay un motor interior, que comunica el impulso, que lo anima todo y lo vivifica con fuerza propia, no recibida de otro.

El argumento fisicoteleológico trata de observar la presencia de un orden intencional, una razón suprema, una armonía constante, factores que revelan una inteligencia sapientísima que todo lo ordena con miras a un fin.

El tercer argumento es el histórico; todos los pueblos primitivos o modernos han creído en la divinidad de un Dios. Testimonio tan universal y constante no puede ser menos de ser voz de la verdad

Santo Tomás de Aquino, prueba la existencia de Dios por cinco vías: 1) Por el movimiento; Dios es el primer motor inmóvil que controla y dirija unas series infinitas de fuerzas. 2) Por la causa eficiente; “No hay efecto sin causa “, y esta causa es Dios.  

3) Por lo necesario y contingente; hay entes que, aunque son, alguna vez no han sido y para ser han requerido que un ente los saque de la nada, y este ente es Dios. 4) Por los grados de perfección; existe un ente sumamente perfecto, causa de toda perfección y todo ser. 5) Por el orden del mundo; todos los seres en la naturaleza tienden a un fin que no pueden haberse fijado por sí mismos; existe pues un ente inteligente que ordena la naturaleza y la impulsa a su fin.

La teología cristiana ha señalado 4 atributos de Dios; tales son:  

• Inmensidad: Dios está en todas partes, pues, extiende por igual su poder y su acción a todo el universo.
• Eternidad: No está sujeto a la idea del tiempo como los demás seres. En Dios no hay más modo de ser que su esencia absoluta y el de no tener límite alguno.
• Inmutabilidad: Se refiere a la permanencia de un mismo ser excluyendo así todo cambio y también a la continuidad interrumpida en el conocer y el amar.
• Incomprensibilidad: Si el hombre no comprende y apenas conoce la mayor parte de los fenómenos, cuanto menos comprenderá de Dios.

De aquí que descubrir la presencia activa de Dios en el mundo y en nosotros es asunto de Fe. El amor humano de fines de este siglo es un amor material, se limita a un amor corporal suficiente para crear tedio e insatisfacción, en cambio Dios da a los que obran bien, una felicidad permanente(cielo); claro que a los que obran mal los martiriza siempre(infierno).

2. Aparición del conocimiento

La intuición la captamos de dos maneras en forma empírica y filosófica. En la primera, percibimos las cosas por nuestros sentidos; en cambio, la intuición filosófica tiene por objeto lo universal o sea una evidencia inmediata sin necesidad de demostración.

Las intuiciones del espíritu son formal y no formal (real). Esta intuición espiritual real se divide en intelectual, emotiva y volitiva.  En el primer caso nos permite captar la esencia de consistencia en el objeto. En el segundo, trata del valor del objeto. La tercera se refiere al esfuerzo que se hace para entender la existencia a la realidad del objeto mediante el pensamiento. Estos tres elementos producen el conocimiento

EL CONOCIMIENTO

El conocimiento vale de tres elementos: el sujeto pensante, el ente cognoscente (el pensamiento) y el objeto conocido. Los términos sujeto y objeto en el conocimiento son correlativos, o sea que nunca puede fundirse el sujeto en el objeto, no puede existir el uno sin el otro (ley de dualidad).

La teoría del conocimiento tendrá que construirse y constituirse con aportaciones de la psicología, la lógica y la ontología para resolver los problemas del conocimiento, no para resolver problemas pertenecientes a la psicología, a la lógica o a la ontología; siendo uno de estos los errores de la filosofía moderna, el otro error es confundir a la psicología con la lógica.

3.La vida y la muerte ante la evolución

La vida es un ente autentico y absoluto; una existencia fundamental y primaria. Para seguir viviendo hay que hacer algo, es decir la vida es un “quehacer”. El hacer algo, como el pensar y actuar, son signos de la vida. Cuando esto sucede se pone a operar la voluntad.

Esta voluntad está determinada por principios y entonces lo que la voluntad resuelve hacer es ya un efecto de causas. Aquí nacen las teorías del libre albedrio y del determinismo.

La vida es una carrera por hacer algo. La angustia es el carácter propio de la vida: la ansiedad del ser y el temor de llegar a la nada.

Cuando se reacciona para vencer esas dificultades se da nacimiento a las cosas positivas, pero cuando se toleran los límites de la acción y se convive con las dificultades se vuelve a caer en el mundo de la nada.

Solo el hombre es capaz de una existencia autentica, y aunque nosotros atribuimos la existencia de las cosas, ellas en realidad no existen sin nosotros.

La nada es la negación de la vida. La muerte es una manifestación de la nada.

Los dos pilares correlativos de la existencia son por una parte la vida y por otra la muerte; siendo totalmente contrarias, para que exista la muerte tiene que desaparecer la vida y viceversa. Según la ley de la conservación de la materia establece que nada se destruye, que las cosas solo cambian de forma; esto es lo que sucede con la vida y la muerte.

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