Una historia de amor

Epilogo

Pueden pasar milenios, siglos, décadas y años, y simplemente la palabra “Amor” es algo inexplicable. Un sentimiento sin igual que no tiene razón de ser. Apareciendo cuando menos te lo imaginas, abrigándote como una brisa suave y respaldándote en el momento indicado de tu agonía. Las personas podrán dar explicaciones científicas de esta emoción que tengo, sin embargo, lo que siento es raro, implausible y distinto, quiero llorar, quiero reír, pero sobre todo quiero estar a tu lado, esta es la historia de cómo no conocía lo que era enamorarse hasta que finalmente llego una estrella brillante a iluminar mi vida.

Capítulo 1 ¿Quién soy?

Empezamos desde una perspectiva donde yo soy el centro del todo, ese centro cumple con la función de tener personas, personas que me rodean e intentan generar conexiones conmigo, ya sea de apoyo, de cariño, de amistad, por conveniencia, y así puedo seguir mencionando muchas más variaciones de acercamientos, sin embargo, nunca había tenido la dicha de enamorarme, era un sentimiento que ni siquiera podía a ver imaginado, sinceramente…. soy un joven de 17 años tengo mucha vida por delante y millones de cosas por realizar, pero realmente no sé qué significa el amor. Desde una visión sencilla se describiría como un sentimiento surgido de tu yo interno, algo bastante ambiguo para serte franco, pero del mismo modo algo que suena lindo y cálido cuando es proyectado en las personas.

Antes de seguir platicando sobre mi historia me presento soy Lucas y tengo 17 años como mencione anteriormente. Como algunas personas ya se imaginarán actualmente estoy cursando el último año de preparatoria con un sinfín de problemas y decisiones que se me vienen encima, desde la elección de una carrera universitaria hasta la despedida de buenos amigos que partirán rumbo a nuevos puertos dejando una huella muy grande dentro de mí. En el curso tengo algunos amigos, aunque son pocos les tengo mucho cariño, ya que nunca me han dejado solo y siempre han estado para mi cuando ha sido necesario, mi mejor amigo se llama Sebastián y lo considero como un hermano, ya que él ha estado conmigo cuando necesitaba un hombro para mantenerme en pie.

Abriéndome un poco más hacía ustedes, no soy una persona muy social y mucho menos extravagante, mis maestros y hasta mi propia familia me considera una persona reservada e introvertida, un ente que prefiere estar solo en su cuarto encerrándose en las cadenas de su propio mundo, lo cual no es incorrecto, pero siempre dejan de lado algo importante y es que consta mente nos sentimos desolados, en infinidad de ocasiones creemos que no somos comprendidos y simplemente caemos, caemos y caemos hasta el fondo de un abismo sin una luz que emerja desde arriba para salvarnos. La verdad…. he pasado tantas veces por eso que no se me hace extraño, sino que lo vivo de una manera monótona y sin gracia, sin miedo a caer en ese vacío existencial y ahogarme en un mar incontrolable.

Y que estoy haciendo ahora mismo, pues siendo sincero lo que dije con anterioridad. La expansión de mis sentimientos deprimentes en un mundo lleno de palabras sin coherencia alguna, relatando una historia que ni siquiera sabría decir llegará a la vida de alguien más.

Hoy 24 de agosto del 2005 simplemente estoy cayendo a una fosa emocional sin precedentes. Te preguntarás ¿Qué estas sintiendo? y yo con mucha alegría te digo que siento el silencio de una noche estrellada proyectándose ante mí diciéndome, “PORQUE SIMPLEMENTE NO DEJAS DE EXISTIR”.

Cuando esas palabras retumban en mi cabeza, realmente no sé qué hacer, empiezo a llorar, a pedir ayuda, aunque mantenga la calma en el exterior, en mi interior estoy ardiendo constantemente en un fuego invasivo que no me deja existir. Son las 2:00 am y sigo despierto en un miércoles, mañana tengo clases, ¿Por qué no duermo ya?, ¿Por qué sigo despierto atormentándome en mi miseria?, ¿Por qué………………… no hay nadie que me entienda?. No recuerdo que paso después de que me hice esos cuestionamientos, posiblemente me quede dormido por la hora en la que me encontraba, pero lo que si recuerdo es que fue de las pocas veces que pensé en hacerme algún tipo de daño para dejar de sentir ese fuego intenso que no me dejaba respirar.

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