Vanguardias Literarias - Futurismo

UNIVERSIDAD FINIS TERRAE                                                          Christine Stott Borel

ESCUELA DE LITERATURA                                                       Prof. Carol Arcos Herrera

VANGUARDIAS LITERARIAS                                                        11 de noviembre, 2013

El cuerpo como arma; violencia, misoginia y condición femenina en Mafarka.

Resumen:

Filippo Tommaso Marinetti (1876-1944), poeta y principal exponente de la vanguardia italiana, da cuenta en su novela Mafarka (1910) del ideario futurista y su relectura del superhombre nietzscheano. Es a través de la ambición de ser más que un hombre expuesta en la obra que se da cuenta de los tres aspectos fundantes del movimiento ideológico futurista: la violencia, la misoginia y la idolatría a la Modernidad. Estos aspectos convergen y se hacen patentes en el trato del cuerpo, donde lo masculino se configura como un arma, dominando el campo de poder desde una experiencia articulada a partir de lo erótico y lo bélico, en cuyo eje se desarrolla un rechazo a la condición femenina y una negación la noción del útero como “matriz”.

Palabras claves: Futurismo, Modernidad, Violencia, Poder, Cuerpo femenino, Misoginia

Abstract:

Filippo Tommaso Marinetti (1876-1944), poet and leading exponent of the Italian avant-garde, gives notice in his novel Mafarka (1910) about the futuristic ideology and its reinterpretation the nietzschean overman. It is through the ambition to be more than a man exposed in the work, where the three foundational aspects of the futuristic ideological movement are presented: violence, misogyny and the adoration of Modernity. These aspects converge and are evident in the treatment of the corpus, where the masculine is configured as a weapon and dominates the field of power out of an experience articulated by the erotic and the warfare, from where a rejection of the female condition is developed and the notion of the uterus as "matrix" is denied.

Keywords: Futurism, Modernity, Violence, Power, Feminine corpus, Misogyny

        Durante la primera mitad del siglo XX surge una vanguardia literaria marcada por un fuerte carácter violento, revolucionario y misógino. El futurismo introducido por Filippo Tomasso Marinetti en su novela Mafarka está fuertemente marcado por una idolatría a la Modernidad, desde la que existe una exaltación a la maquinaria, a la velocidad y a una relectura del superhombre basada en la construcción de un hombre/máquina, Gazurmah. Esta adoración a la máquina y fabricación de un sujeto ideal responden a una negación violenta de la mujer como figura de reproducción, la mujer como matriz, su condición fundacional. Delimitando un campo de poder desde lo masculino y articulando así un campo de producción intelectual excluyente y elitista, el futurismo de Marinetti, puesto en manifestación en su novela, hace patente su carácter violento desde el trato del cuerpo. Lo masculino y lo femenino se oponen, articulando un discurso que instala la virilidad y corporeidad del hombre como un arma de represión y dominación tanto social como textual.

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        En 1909, en la revista Le figaro de París, es publicada una obra polémica y provocadora, cuya violenta crítica estético-social y adoración belicosa la instauraron en un espacio discursivo elitista y, ciertamente, modernólatra. Nos referimos al Manifiesto del Futurismo de F.T. Marinetti, el cual se define por su negación a la mímesis aristotélica, la noción de arte como representación y, asimismo, el rechazo a la hegemonía academicista de la época.

Marcado por su fuerte carácter destructivo, el manifiesto de Marinetti propone un ideario fijado en la idea del progreso social y científico, donde se llama a una destrucción tanto a nivel textual (la destrucción de la sintaxis) como a nivel contextual. Respecto de ese último, Marinetti incita a la guerra en pos de la destrucción de las estructuras tradicionales hegemónicas: “destruir los museos, las bibliotecas, las academias de todo tipo, y combatir contra el moralismo, el feminismo y contra toda vileza oportunista y utilitaria” (De Micheli 372). La violencia y la idea de arte ya no pueden ser desligadas de la praxis vital, se instaura una concepción artística enmarcada por una estética bélica donde se enfrenta el campo intelectual y el campo de poder, según la terminología de Pierre Bourdieu^[1]. Desde aquí el manifiesto plantea: “Ya no hay belleza si no en la lucha. Ninguna obra que no posea un carácter agresivo puede ser una obra de arte. La poesía debe concebirse como un violento asalto contra otra las fuerzas desconocidas, para obligarlas a postrarse ante el hombre” (De Micheli 372).

El modernista se instala en un momento de constante movimiento, donde la maquinaria es el eje central de toda acción y el hombre gira en función de esta. La modernolatría futurista se plasma en su noción de espacio y tiempo, los cuales se ven articulados por la máquina y la noción de progreso industrial (de producción humana). A partir de ella, Marinetti declara que“[…] el tiempo y el espacio murieron ayer. Nosotros ya vivimos en lo absoluto, pues hemos creado ya la eterna velocidad omnipresente” (De Micheli 372). Desde este espacio de atemporalidad, el futurismo formula su noción de patria/nación marcada por un fuerte autoritarismo y misoginia, que más adelante también sería adoptada y divulgada por el Fascismo.

Es desde las propuestas del manifiesto de 1909, en un acto de actualización de su texto y acercamiento de sus propuestas a los que consideraría la praxis vital, que Marinetti escribe su novela Mafarka il futurista, publicada el año 1910. En esta obra se plasman los ideales vanguardistas y se muestra un pensamiento futurista político-estético a través de la historia de rey Mafarka-l-Bar. Se nos relata la historia de su gobierno y campañas de conquista en un continente africano ficticio, donde el soberano, junto a su hermano Magamal y su ejército, se impone como conquistador y gobernante. Durante su campaña –basaba en la violencia, el abuso sexual, la muerte y la dominación–, Mafarka se ve enfrentado a la traición y complot de sus subordinados como también a la enfermedad y muerte de su querido hermano. A raíz de esto último, cambia su sed de conquista por la misión y puesta en práctica del futurismo en su carácter más fiel: la creación de un hijo mecánico. Ésta máquina de carácter divino será la máxima alegoría de la misoginia y modernolatría, lo que instala, creemos, una nueva relectura del súper hombre nietzscheano. Es dando vida a este nuevo súper hombre, que Mafarka pierde la vida en lo que considera el máximo acto de amor y su primogénito, Gazurmah, emprende vuelo como el máximo exponente de la ideología futurista.

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